Operación Utiel Requena: cómo el Ejército acudió con las manos atadas a una catástrofe sin precedentes
Defensa ha pasado de desplegar un batallón de 1.000 militares limitado a una sola comarca a cuatro con 7.000 que operan en toda la provincia de Valencia
Cuando el presidente valenciano, Carlos Mazón, pidió el sábado que se incorporasen 5.000 militares más al dispositivo de lucha contra los efectos de la dana, el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez consultó con la ministra de Defensa, Margarita Robles, si eso era posible y ella le contestó que aceptara el envite. No podía ser de otro modo, pues Robles había declarado que los 120.000 miembros de las Fuerzas Armadas estaban disponibles para colaborar si se les necesitaba y había lamentado que la Generalitat valenciana no reclamara su apoyo en mayor medida.
El Ministerio de Defensa tenía previsto aumentar progresivamente el despliegue de militares en tareas de rescate y recuperación de cuerpos, limpieza de viales, achique de agua estancada y reparto de ayuda humanitaria a los damnificados por la riada, pero el órdago lanzado por Mazón ha obligado a acelerar el ritmo. De los 1.200 que había el viernes por la mañana se pasó a más de 3.600 el sábado por la noche y a 4.816 este domingo; cerca de 6.000, según ha asegurado el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, tras el Comité de Crisis celebrado en La Moncloa, con el objetivo de llegar a casi 7.500 el lunes.
El desembarco de más de 5.000 militares en poco más de 24 horas plantea enormes problemas logísticos. En primer lugar, de alojamiento. El Ministerio de Defensa ha previsto instalarlos en los acuartelamientos Jaume I (Bétera), Daoiz y Velarde (Paterna) y General Almirante (Marines). Además, la UME ha montado un campamento para 500 militares en Bétera y otros dormirán en el buque de asalto anfibio Galicia, que zarpó el sábado de la base naval de Rota (Cádiz) y debe llegar este lunes por la mañana al puerto de Valencia. Fuera de las instalaciones militares se han buscado otros alojamientos, como el seminario La Inmaculada, en Moncada (Valencia). A todos ellos habrá que facilitarles raciones de comida, útiles de faena o apoyo sanitario.
Expertos militares consideran absurdo reclamar la incorporación de militares “al peso”, considerando solo el número de efectivos. Cuando se planea una operación, explican, se prevén “capacidades concretas, en función de las necesidades que hay que atender”. Es decir, se busca disponer de unidades dotadas de maquinaria de ingenieros, helicópteros o drones y eso da como resultado cuántos soldados hacen falta. “Hacerlo al revés es poner el carro delante de los bueyes”, alegan.
La demanda de que el jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), almirante general Teodoro López Calderón, se incorporase a los grupos de trabajo previstos por la Generalitat valenciana para afrontar esta crisis también es, según las fuentes consultadas, una muestra de ignorancia sobre el funcionamiento de las Fuerzas Armadas. La coordinación de la intervención de los militares en esta operación la está realizando la Unidad Militar de Emergencias (UME), que no solo dirige sus efectivos sino que coordina a los aportados por los tres ejércitos y la Guardia Real. Y la UME, según una orden de 21 de febrero de 2019, no depende del Jemad sino de la ministra de Defensa, salvo cuando actúa en defensa de España y sus aliados.
La demanda de 5.000 militares más que hizo el sábado por la mañana el presidente Mazón contrasta con la cicatería de los primeros días. El martes 30, el Gobierno valenciano declaró la alerta nivel 2, primero en algunas comarcas y luego en toda la provincia de Valencia y reclamó la intervención de la UME, que desplegó esa misma noche a 1.000 militares. Pero con restricciones: el Cecopi (Centro de Coordinación Operativa Integrada), dirigido por la Generalitat, procedió a sectorizar la zona afectada y asignó a la unidad militar el sector de La Plana de Utiel-Requena, una comarca de 1.700 kilómetros cuadrados, con nueve municipios y 38.000 habitantes. La imposibilidad de operar fuera de esa comarca provocó fuertes tensiones, ya que la UME quería acudir a otras localidades, pero solo podía hacerlo saltándose las directrices dictadas por el mando de la Generalitat, lo que algún alto cargo de Defensa era partidario de hacer.
Las restricciones impuestas a la intervención de la UME se reflejan en el nombre que tiene todavía hoy la operación militar con la que se intenta paliar un desastre natural sin precedentes en los últimos 60 años en España: Operación Utiel Requena. Aunque las Fuerzas Armadas actúan ya en toda la provincia de Valencia, conserva el nombre de la comarca a la que inicialmente se restringió su actuación. Cambiarla ahora sería poco operativo, alegan las fuentes consultas, porque habría que rebautizar toda la documentación interna.
Despliegue rediseñado
El jueves se levantaron estas restricciones y, ya por la tarde, Mazón anunció, a través de un tuit, que acababa de “solicitar la incorporación del Ejército y los efectivos disponibles de tierra, mar y aire para reforzar las labores logísticas y de distribución de ayuda a la población”. Se trataba de un primer refuerzo de 500 efectivos que el sábado se multiplicaría por diez, con la demanda de 5.000. Mazón adujo que no lo había hecho antes porque, solo una vez que estuvieron “los caminos despejados, los puentes seguros y las bases logísticas operativas”, resultaba adecuado pedir el despliegue del “Ejército en toda su extensión”. En realidad, despejar caminos, asegurar puentes y organizar bases logísticas es la especialidad del Ejército.
La llegada de miles de militares ha obligado a rediseñar el despliegue de las Fuerzas Armadas. Inicialmente, todos los efectivos estaban encuadrados en un grupo táctico, con su Puesto de Mando Avanzado (PMA) en Requena, dirigido por el teniente coronel Ángel Martínez Puy, jefe del batallón de la UME en Valencia. A partir del jueves se creó un segundo batallón en Picanya, con el teniente coronel Joaquín Núñez Regodón, jefe del batallón de la UME en Zaragoza, al frente. Y este domingo se ha decidido poner en marcha otros dos. Además, se ha incorporado al Cecopi el general de división Fernando Carrillo, número dos de la UME, como representante de las Fuerzas Armadas.
También se han creado dos centros de recepción de personal y material miliar en Valencia y se han incorporado enlaces de los tres ejércitos al cuartel general de la UME en la base de Torrejón de Ardoz (Madrid), a donde el sábado acudió Pedro Sánchez y este lunes tiene previsto ir el Rey. La Operación Utiel Requena se ha convertido ya en el mayor despliegue de las Fuerzas Armadas al servicio de la protección civil, solo comparable a la Operación Balmis, de desinfección de residencias durante la pandemia. Aquella se prolongó 98 días, esta no se sabe cuánto durará, pero las fuentes consultadas estiman que debería concluir en unas pocas semanas y dar paso a la fase más laboriosa y costosa: la reconstrucción.
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