El PP frente al espejo francés: defiende sus pactos con Vox, pero pide a Macron que excluya a los extremos
Feijóo equipara a la extrema derecha en Francia con el Frente Popular y plantea que el presidente francés deje fuera a ambos del Gobierno
El espejo francés devuelve una imagen incómoda al PP. A diferencia del centroderecha del país vecino, que ha formado parte del cordón sanitario que ha permitido derrotar con rotundidad al Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen en las elecciones legislativas de este domingo, los populares en España cogobiernan con los homólogos de la extrema derecha francesa en cinco comunidades autónomas y decenas de Ayuntamientos. Pese a ello, Alberto Núñez Feijóo ha navegado en la contradicción este lunes de pedir para Francia lo que su partido no practica en España. El líder del PP ha expresado su deseo de que Emmanuel Macron “tenga la posibilidad de formar un Gobierno en el que se excluya a los extremos, tanto de un lado como de otro”, en referencia tanto a Le Pen como al Nuevo Frente Popular de izquierdas, ya que “los extremos no resuelven problemas”. En España, sin embargo, el PP defiende a la vez sus pactos con los extremos ―Vox― porque aportan “estabilidad y moderación”, ha argumentado hoy Borja Sémper, el portavoz del partido.
La noche del domingo, cuando Francia asombró a Europa al conseguir frenar a la ultraderecha con una extraordinaria movilización que dio a la izquierda la victoria, Feijóo escribió un mensaje muy medido en la red social X. Sin citar a ningún partido, y sin felicitarse tampoco por el freno a la extrema derecha de Le Pen, el líder del PP apostó por una unión del “centro” francés para dejar fuera a los “extremistas”. “Francia”, reflexionó el político conservador, “es uno de los principales motores democráticos de la Unión. Europa siempre se ha construido desde la moderación. El centro político debe unirse para evitar que los extremistas dirijan su futuro”. El mensaje obviaba que en España el PP ha entregado a los extremistas de Vox numerosas vicepresidencias, consejerías y presidencias de Parlamentos autonómicos, así como vicealcaldías y concejalías; y que él mismo tampoco descartó en las últimas elecciones generales un pacto con el partido de Santiago Abascal, lo que para algunas voces del PP le costó La Moncloa.
Este lunes, desde Barcelona, el líder del PP ha profundizado en la tesis de que Francia debe dejar fuera de su Gobierno a las opciones radicales, en los que engloba al Reagrupamiento Nacional, pero también al Nuevo Frente Popular de izquierdas. “Los extremos de un lado y de otro no forman parte de las prioridades de Europa para solucionar sus problemas, que son muchos”, ha manifestado Feijóo desde el Parlament catalán, al que se ha desplazado para reunirse con el grupo parlamentario popular, informa Àngels Piñol. “Los extremos no resuelven problemas”, ha incidido. “Espero que Macron pueda formar un Gobierno en el que se excluya a los extremos, tanto de un lado como de otro”.
A Feijóo no le han preguntado por la incoherencia de defender esa tesis mientras mantiene sus acuerdos con Vox, pero esa pregunta sí ha tenido que responderla el portavoz del partido, Borja Sémper. “Allí donde el PP gobierna, en coalición, lo que hemos aportado es estabilidad y es moderación”, ha justificado Sémper, que también ha recordado que “la gobernabilidad del país depende de Bildu, de Esquerra Republicana de Cataluña, de JuntsxCat, del BNG... depende de partidos que son todo menos la moderación y la estabilidad”.
El PP plantea un acuerdo de Gobierno en Francia que deje fuera tanto a Le Pen como al Frente Popular ―pese a que este último ha ganado las elecciones― con un pacto que uniera al partido de Macron, a la parte de la izquierda contraria a Mélenchon y a una parte de la derecha moderada, que suma 289 diputados, justo los de la mayoría. En Francia, por tanto, la propuesta del PP de Feijóo es dejar de lado su propia teoría de que debe dejarse gobernar a la lista más votada. Fuentes del equipo del líder popular explican esta contradicción en que “el sistema francés no es homologable al español, por la segunda vuelta”.
Los populares nunca se han planteado en serio la posibilidad de un cordón sanitario en España a la extrema derecha, aunque siempre se han justificado en que el PSOE tampoco ha querido ceder para que fuera posible. Tras las pasadas elecciones autonómicas y municipales de mayo del año pasado, Feijóo planteó a los socialistas un pacto “global” para dejar gobernar a la lista más votada. Lo hizo, claro, desde una peosición muy ventajosa, ya que el PP había resultado vencedor de las elecciones en la mayoría de autonomías y Ayuntamientos, de forma que el resultado de ese acuerdo habría sido hacerse con prácticamente todos los Gobiernos.
El PP proponía, además, al PSOE un acuerdo total o se entendía liberado de seguir su iniciativa. Así, cuando los socialistas respondieron que no la veían razonable, los populares incumplieron su propia propuesta allí donde tampoco habían sido primera fuerza, como en Extremadura. Pese a que el PSOE fue la lista más votada en esa comunidad, el PP pactó en esa comunidad con Vox y le arrebató el Gobierno. No era la primera vez. En 2019, los populares ya habían alcanzado el poder en varias autonomías a pesar de no haber ganado las elecciones, como en la Comunidad de Madrid y en la alcaldía de la capital.
El debate sobre el cordón sanitario a los ultras ni siquiera ha prendido en el sector moderado del PP. “Ahora mismo, con Pedro Sánchez como líder del PSOE, es imposible”, reflexiona un presidente autonómico de este sector. “No se le puede exigir al centroderecha que se inmole sin pactar con Vox, cuando el centroizquierda hace lo que le da la gana y pacta con todos”, argumenta. Este barón popular sí “echa en falta” que el PP “tenga una posición más firme ante Vox en algunos temas, como la violencia machista, la inmigración, el Estado de las autonomías o la defensa de la redistribución de la riqueza”.
La derecha española está lejos de abrir una reflexión profunda sobre su convivencia con los ultras. FAES, el laboratorio de ideas del PP de José María Aznar, con gran ascendencia entre los conservadores, insiste en equiparar a la extrema derecha de Le Pen con el Frente Popular de Mélenchon, pero en realidad termina por demonizar por encima de todo a los izquierdistas. “Cierto que el ‘muro republicano’ organizado para acordonar el voto del RN ha funcionado bien”, analiza la fundación conservadora en una nota hecha pública este lunes. “Incluso demasiado bien: hasta el punto de desmentir los sondeos que vaticinaban un amplio triunfo de la derecha populista del remozado ‘Frente Nacional’ y adjudicar la victoria al recién organizado ‘Frente Popular’, alianza de partidos de extrema izquierda que se alza con el primer puesto. De un frente a otro en una Francia sumida en la polarización”, advierte FAES.
El think tank liderado por Aznar concluye con una reflexión que no deja resquicio a la duda: peor que los ultras de Le Pen, es cualquier oferta política de izquierdas. “Cada vez que dudemos sobre la ubicación del Mal [sic.]”, defiende, “basta con seguir a la izquierda”.
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