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La última carrera de la ciclista Estela Domínguez hacia la justicia tras morir atropellada por un camión

La familia de la joven deportista cree escasa la solicitud de condena para el conductor por un delito de “homicidio por imprudencia menos grave”

Estela Domínguez, en una fotografía de la Real Federación Española de Ciclismo.Foto: RFEC | Vídeo: EPV
Juan Navarro

La luz de Estela Domínguez se apagó el 10 de febrero de 2023. Un camión la atropelló mientras la ciclista, de 18 años, entrenaba en Villares de la Reina (Salamanca). El vehículo la arrolló mortalmente a las seis y media de la tarde. El conductor alegó que “el sol le daba de frente en los ojos”, según el atestado de la Guardia Civil. El acusado, que probaba un vehículo pesado tras una reparación en un taller, aseguró que notó “cómo algo caía al suelo y le pasaba por encima” y que “nunca pensó que era una bicicleta”. Después del impacto, prosiguió su camino, pero regresó al rato en furgoneta. El juicio por el caso comienza el viernes en Salamanca y la familia de la fallecida, hija del ciclista profesional Juan Carlos Domínguez, critica la petición de la Fiscalía, que no reclama cárcel ante un “delito de homicidio imprudente menos grave”. También se le ha desestimado la calificación de homicidio imprudente, la omisión de socorro y el abandono de lugar, reclamados por los allegados de la víctima. Los Domínguez-García contarán, en el inicio del proceso, con el apoyo de asociaciones ciclistas.

La joven promesa de las dos ruedas quedó séptima en el campeonato de España de ciclocross un mes antes del accidente y fue convocada para la Copa del Mundo en Alicante. Compatibilizaba con la bicicleta sus estudios universitarios en Relaciones Laborales y Recursos Humanos en la Universidad de Salamanca y precisamente había salido a rodar cuando fue golpeada.

El estudio elaborado por la Guardia Civil y presentado ante el juez establece que el piloto tendría una visibilidad de unos 600 metros y que “debería haber visto” a la víctima: él circulaba a unos 60 kilómetros por hora y ella a 33, según el dispositivo de geoposicionamiento que utilizaba. Además, pedaleaba por la derecha y con una luz parpadeante, como se recomienda. El informe destaca que el piloto luminoso elevaba “considerablemente” las opciones de verla, perceptible desde más de 300 metros. El acusado, pues, debería haberse percatado “con mucha antelación” y “haber moderado la velocidad” al aproximarse.

Asimismo, reconocen el brillo solar del atardecer y sus efectos en la conducción y exponen que el parabrisas estaba sucio, restando visibilidad. Los conductores que iban detrás del vehículo pesado declararon que “el camión realizó un movimiento extraño”; no se encontraron huellas de frenada ni el coche inmediatamente posterior apreció las luces de freno, por lo que se entiende que en ningún caso la vio. La máquina presentaba unos rozones en los bajos y se rompió el guardabarros de plástico que tapa la rueda delantera derecha, con la que impactó a la joven, vallisoletana afincada en Salamanca.

El informe de la Guardia Civil establece que “no se trató de una simple distracción puntual del conductor, si no observó la bicicleta a lo largo de un recorrido que puede calcularse en unos 600 metros, lo tuvo que ser por una desatención total de una imprudencia grave”. Pese a ello, la Audiencia Provincial desestimó la petición familiar de elevar las penas porque esa “imprudencia menos grave” se explica por las circunstancias y se considera que el piloto “en momento alguno se percató de la presencia de la bicicleta”. La Fiscalía coincidió en que la “suciedad” del parabrisas se combinó con el “deslumbramiento”, propició el siniestro y no permite elevar la tipificación a “imprudencia grave”.

La madre de Estela Domínguez, Yolanda García, insiste en la omisión de socorro del encausado, pues el análisis policial establece que el hombre no llegó a detenerse, sino que regresó al polígono de Villares de la Reina, de donde partió. Al cuarto de hora regresó al punto crítico en furgoneta. Según el atestado, declaró que “volvió al lugar del accidente pensando que se le había caído algo del camión a la calzada” e insistía en la escasa visibilidad: “Llevaba bajado el parasol para ver mejor [...] y que tenía la mano puesta debajo del parasol para ver algo”.

La Audiencia también rechazó la omisión de socorro porque, según los análisis posteriores, el acusado regresó “manifestando, muy nervioso, a los agentes de la Guardia Civil que ‘he sido yo’, ‘he sido yo’, además de haber efectuado, tras el impacto, una maniobra en zig zag y haber aminorado la velocidad, todo lo cual ha de interpretarse como datos de que se dio cuenta de lo sucedido”. La fiscal se apoya en los mismos motivos para desestimar esa acusación.

Las críticas de la familia de la fallecida están apoyadas por colectivos ciclistas y clubes de aficionados, pues Juan Carlos Domínguez es una persona muy querida en el mundillo y Estela empezaba a asomarse en competiciones de nivel. El acusado se expone a un homicidio por imprudencia menos grave, sin condena de prisión y castigado con multa y suspensión de la licencia de conducir.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, buscándose la vida y pisando calle. Grado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS. Autor de 'Los rescoldos de la Culebra'.
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