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Prisión sin fianza para el alguacil de Hinojal, el autor confeso de la muerte del vecino al que le tocó la lotería

La Guardia Civil halló este viernes el cuerpo sin vida de Vicente Jiménez, el hombre de 79 años al que se le perdió la pista el pasado 29 de enero

Policías y guardias civiles en la entrada de los juzgados de Cáceres este sábado, durante la declaración judicial del autor confeso del crimen.
Policías y guardias civiles en la entrada de los juzgados de Cáceres este sábado, durante la declaración judicial del autor confeso del crimen.Vicente M Roso (EFE)

Cuentan los vecinos de Hinojal, a 21 kilómetros de Cáceres, que Vicente Jiménez, de 79 años, “no se fiaba ni de su sombra”, “no abría la puerta de casa ni aunque llamaras varias veces y fueras el vecino de enfrente”, “no salía apenas de casa, salvo si le llevaban a Cáceres en coche”, “si salía a dar una vuelta, no se separaba” del perímetro más próximo a este pueblo cacereño de 400 habitantes. Por eso, cuando Jiménez desapareció de repente el pasado 27 de enero, todo el mundo pensó que “se lo tenía que haber llevado alguien del pueblo, alguien de su confianza, alguien a quien conociera mucho”. A primera hora del pasado jueves agentes de la Guardia Civil detenían a José María Lindo, de 55 años y alguacil del ayuntamiento desde hace 32 años. Y este sábado, tras confesar el viernes a los investigadores del instituto armado que había acabado con la vida de su vecino y el punto en el que lo había enterrado —en la dehesa Boyal próxima al municipio—, ha ingresado en la cárcel por orden del juez del juzgado de Instrucción número 3 de Cáceres, que ha decretado “prisión comunicada y sin fianza” por presuntos delitos de homicidio, estafa y robo con violencia.

José María y Vicente se veían casi a diario. Vicente, “soltero de toda la vida” y agraciado con un premio de la lotería de 300.000 euros hace ocho años, contrataba de manera informal al alguacil para que le llevase diariamente a Cáceres, ya que él no conducía. “Iba para echar a la lotería”, dicen sus conocidos, que tratan de hacerse a la idea de lo ocurrido y le buscan explicaciones.

“José María [Lindo], que era bromista y correcto, llevaba dos años haciendo más vida aquí, en Hinojal, quedándose en casa de uno de sus cinco hermanos, porque se había separado de la mujer que vive en Cáceres”, coinciden varios lugareños. “Ambos tienen un hijo en común, de 19 años”, señalan. Y a Vicente, “que nunca salió del pueblo, como sí hicieron sus hermanas, que se fueron a Madrid” y que, según conocidos suyos, siempre vivió de trabajos informales “de peón en la obra o haciendo chapuzas”, pues le tocó la Bonoloto, “y se volvió aún más desconfiado”, aseguran, “aunque alardeaba muchas veces del dinero y solía llevar importantes cantidades en la cartera”, añaden. Todo el pueblo, aunque incrédulo por lo sucedido, está convencido de que el motivo del crimen es económico.

Lo cierto es que, según denunciaron las hermanas de Vicente Jiménez tras varias jornadas desaparecido, el mismo día de la desaparición se produjeron movimientos en su cuenta bancaria, al extraerse dinero con su tarjeta en un cajero automático, una de las pistas que siguieron los investigadores que además llegaron a la conclusión de que José María Lindo había sido la última persona en verle con vida. El testimonio del alguacil, que llegó a liderar las batidas de búsqueda de Vicente por las inmediaciones del pueblo, no convenció a los investigadores de la unidad de policía judicial de la Comandancia de Cáceres, que llevaban a cabo las pesquisas, y que encontraron contradicciones en sus manifestaciones, según han revelado fuentes próximas al caso, que continúa bajo secreto de sumario.

La casa de la víctima en Hinojal, precintada.
La casa de la víctima en Hinojal, precintada.Patricia Ortega Dolz

La Guardia Civil de Cáceres localizó este viernes el cuerpo sin vida de un hombre a un kilómetro y medio del pueblo. Fue el propio Lindo, el alguacil y funcionario del municipio, el que condujo a los agentes hasta el cadáver. El cuerpo se encuentra ahora en el Instituto de Medicina Legal de Cáceres, donde se le practicará la autopsia en las próximas horas para averiguar cuál fue la causa de la muerte.

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La Guardia Civil, en los alrededores de Hinojal, donde se localizó este viernes el cuerpo del vecino desaparecido.
La Guardia Civil, en los alrededores de Hinojal, donde se localizó este viernes el cuerpo del vecino desaparecido. Rodríguez Arroyo. Jorge

Los hechos han avivado la memoria de los lugareños que recuerdan ahora los tiempos en los que José María Lindo “fue expulsado del ejército o del instituto armado por apuntar con una escopeta a un mando”, o “cuando se plantaba en medio de la carretera de entrada del pueblo y se ponía a torear a los coches”. Eso es lo que se escucha ahora por las calles y en el bar del pueblo. Ahora son muchos los que recuerdan algunas de sus excentricidades buscando explicaciones al triste desenlace de la desaparición de Vicente. Fuentes de la investigación han manifestado también su sorpresa por “la tranquilidad” que ha mostrado el detenido en todo momento, mientras ha sido custodiado y ha asistido a los registros. Este sábado Lindo ha declarado ante el juez “durante menos de una hora en la que ha reconocido los hechos que se le imputan”, dice la nota enviada desde el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura.

“Es un momento muy duro para el pueblo”, contaba el jueves por teléfono la alcaldesa, Blanca Vivas (PSOE). “Porque si era dura la desaparición de Vicente, esto lo es más aún”. La familia, en declaraciones al diario Hoy nueve días después de su desaparición, advirtió de la cuantía económica de la que disponía su pariente. “Creemos que se lo han llevado por dinero”, explicaron su hermana y su sobrino. Hasta Hinojal se desplazó también otra hermana de Madrid, que ahora mismo prefiere no hacer declaraciones. La operación de la Guardia Civil del jueves se centró también en el registro de las viviendas de los hermanos de Vicente en el pueblo y en sus propiedades.

Vivas recuerda a Vicente como una persona muy ordenada y de costumbres fijas. Cuando entraron en su casa, tras la denuncia de su desaparición, la cama estaba sin hacer, junto a su móvil, y las dos puertas del corral abiertas. “Mi abuela y su madre son primas hermanas”, decía la alcaldesa. “Él no trabajaba, se dedicaba a hacer peonadas. Luego, cuando se jubiló, fue cuando le tocó la lotería”. Cuenta que Vicente, precisamente, alardeaba de esa suerte con los vecinos. “Aquí decíamos ‘qué suerte tiene Vicente”. Algunos, eso sí, le avisaban de que debía tener cuidado con decirlo en voz alta, pero nadie le había robado nunca”.

En Hinojal siguen viviendo tres de los hermanos de José María Lindo y permanece precintada la casa de Vicente. “Es habitual que las hermanas vengan de Madrid y pasen temporadas en el pueblo, porque es el lugar de origen de su familia”, dicen unas vecinas. A la espera de que puedan darle sepultura a Vicente, todos saben que hermanos de uno y hermanas de otro se encontrarán, más pronto que tarde, por las cinco calles que conforman este pequeño municipio cacereño y vaticinan que “será muy triste”.

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