Feijóo y Abascal entierran sus diferencias tras el apoyo de Vox a la investidura del líder del PP

La sangre entre las dos derechas no llegó al río. El ultimátum que lanzó el lunes el secretario general de Vox, Ignacio Garriga, exigiendo al PP que ofreciera explicaciones públicas por haber excluido a su partido de la Mesa del Congreso, y que lo hiciera antes de que su líder, Santiago Abascal, acudiese a las 10.30 de este martes a la reunión con el Rey, quedó en nada. El líder de Vox comunicó a Felipe VI que los 33 diputados de su grupo estaban dispuestos a apoyar la investidura de Alberto Núñez Feijóo, a pesar de que el PP se había negado a ofrecer las explicaciones que Garriga había exigido.

En una breve comparecencia, Abascal condicionó su apoyo a la candidatura de Feijóo a una serie de confusos requisitos: que “el Partido Popular no colabore de ninguna forma, ni por acción ni por omisión, en el cordón sanitario que se pretende levantar contra Vox”; que dé “una muestra inequívoca de respeto” a los votantes de su partido; que “se pongan en valor públicamente los acuerdos entre el PP y Vox en cinco autonomías y más de 100 ayuntamientos, desautorizando a quienes los atacan y cuestionan permanentemente”; que se recupere “la neutralidad de las instituciones y la normalidad democrática”; y que Feijóo se comprometa a “acabar con la pretensión de algunas minorías de imponer un apartheid” a Vox. En resumen: que el PP reconozca formalmente a Vox como su socio preferente, algo a lo que Feijóo se ha venido resistiendo desde que se convirtió en jefe del primer partido de la oposición, a pesar de haberse coaligado con el partido ultra en numerosas instituciones territoriales.

Abascal evitó, sin embargo, plantear ninguna exigencia que no fuera retórica, por lo que se interpretó que su “sí condicional” era, llanamente, un sí. Así lo entendió el propio Feijóo en su comparecencia, quien agradeció públicamente al líder de Vox el “apoyo sin condiciones” a su investidura. Ambos hablaron este martes por la mañana, según reveló el líder del PP, quien redactó entonces unas palabras de reconocimiento al partido ultra que leyó por la tarde, tras su audiencia con el Rey.

Tras agradecer su apoyo a UPN y Coalición Canaria, Feijóo se centró en este otro agradecimiento: “A Vox y a sus 33 diputados y a su presidente, Santiago Abascal, con quien tenemos una relación de normalidad democrática en el objetivo compartido de proteger nuestra Nación y defender la Constitución. Así lo estamos haciendo en distintas instituciones, comunidades y ayuntamientos donde gobernamos juntos, y así lo estamos haciendo de manera indirecta en algunos casos”. “Y así lo haremos en la defensa de un Gobierno constitucional para España, de un Gobierno del PP en solitario”, remarcó el líder popular. Insistió en que se trataba de “un apoyo sin exigencias, únicamente condicionado a que España recobre la independencia de sus instituciones, la igualdad de todos los ciudadanos y la censura de la imposición de las minorías”.

Feijóo midió al milímetro sus palabras sobre Vox e incluso justificó que se hubiera extendido más en el agradecimiento al partido de Abascal que a UPN y CC alegando que el primero le aportaba 33 diputados y los otros dos solo uno cada uno. Cuando se le preguntó si con esas palabras quedaban superadas las diferencias con Vox, respondió: “Ha habido discrepancias y ha habido malentendidos en mi opinión. Hablé con el señor Abascal y hemos analizado las discrepancias y hemos aclarado los malentendidos”. Para Feijóo lo importante es que el líder del partido ultra había dado su “apoyo sin condiciones” a su investidura y, sobre todo, que así se lo había comunicado al Rey. “Ante esa voluntad manifestada por Vox, se confirma que la relación de colaboración [entre populares y ultras] se mantendrá”, concluyó.

Las declaraciones del líder del PP fueron inmediatamente celebradas por Abascal quien, a través de un tuit, se felicitó de que Feijóo hubiera “atendido las justas peticiones de Vox”. Y agregó: “Espero que, a partir de ahora, los enemigos de los acuerdos de gobierno entre PP y Vox se abstengan de volver a poner en peligro la construcción de la alternativa. Se abre, por tanto, una nueva etapa de colaboración entre dos formaciones muy diferentes, muy distantes, pero capaces de respetarse y ponerse de acuerdo cuando es necesario”.