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Seis “señores de la droga” que regaban Europa de cocaína caen en su ‘santuario’ de Dubái

La Guardia Civil participa en una macrooperación internacional que concluye con el arresto, en seis países, de 49 personas vinculadas a las tramas que movían un tercio de los alijos que entraban en el continente

Miembros de varios cuerpos, durante las detenciones por la Operación Faukas.Vídeo: Guardia Civil
Óscar López-Fonseca

La Guardia Civil ha participado en la macrooperación policial internacional que, en las últimas semanas, ha permitido desmantelar un “supercartel de la cocaína” formado por narcotramas independientes, pero interconectadas, a las que se considera responsables de introducir un tercio de esta droga que se mueve en Europa, según estimaciones de Europol, la agencia policial de la UE. Entre los 49 arrestados se encuentran seis de los catalogados como “señores de la droga”, todos ellos capturados en Dubái, emirato del golfo Pérsico al que la Agencia Antidroga de EE UU (Drug Enforcement Administration-DEA) considera un paraíso para delincuentes internacionales. Se trata del británico Ryan James Hale; el panameño Anthony Alfredo Martínez Meza; el ciudadano de origen bosnio Edin Gacanin, Zouhair Belkhair, Hoesny Ajaray y Rabhioui Bourfa, estos tres últimos de ascendencia magrebí. En la llamada Operación Desert Light, además de agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, han participado las policías de Países Bajos, Francia, Bélgica y Dubái, coordinadas por Europol, y ha contado con la colaboración de EE UU, Reino Unido y Bulgaria.

La ciudad-emirato de Dubái, con sus 3,4 millones de habitantes y altísimo nivel de vida, se ha convertido en el último lustro en un santuario para grandes capos de la droga, pero también para blanqueadores de capitales, ciberdelincuentes y fugitivos de todo tipo. El lujo sin medida les permitía gastar sin pudor sus grandes beneficios amparados en la supuesta impunidad en la que se sentían por las grandes dificultades que las justicias de otros países tienen para conseguir su colaboración, a pesar de que Emiratos Árabes Unidos, país del que forma parte, pertenece a Interpol, al igual que la mayoría de Estados árabes. “Si se elabora una lista con los diez HVT [siglas en inglés de “objetivos de alto valor”, definición utilizada en la jerga policial internacional para referirse a los delincuentes más buscados], todos estarán allí”, señalan fuentes de la investigación, que considera que los resultados de la Operación Desert Light van más allá de las importantes incautaciones de droga realizadas en los últimos años en varios puertos de Europa a este supercartel, y que se cifra en más de 30 toneladas de cocaína: “En menos de dos semanas, entre el 8 y el 19 de noviembre, hemos detenido en Dubái a seis de esa lista de 10”.

Fue precisamente una de esas incautaciones, el hallazgo durante una inspección rutinaria de 698 kilos de esta droga en un contenedor en el puerto de Valencia en marzo de 2020, la que puso a la Guardia Civil sobre la pista de una de estas tramas, cuyos cabecillas se escondían en Dubái. Como se trataba de lo que en la jerga se conoce como un envío ciego (sin conocimiento de las empresas propietarias del contenedor o de la mercancía legal que transporta), entonces no hubo detenidos. Sin embargo, sí permitió a la UCO constatar la existencia de “una organización criminal que estaba introduciendo contenedores con cocaína en su interior a través de los puertos de Barcelona, Valencia y Algeciras”, según destacaba el Ministerio del Interior este lunes en una nota.

La investigación se dirigió entonces en dos direcciones. En primer lugar, a Barcelona, destino final del contenedor. Las pesquisas permitieron localizar en esta ciudad a la red encabezada por un ciudadano búlgaro ―también catalogado como “objetivo de alto valor” y ya detenido anteriormente por un alijo descubierto en Algeciras― y en la que participaban presuntamente otras cuatro personas, entre ellas una trabajadora del puerto de la capital catalana que facilitaba la entrada y salida de los contenedores con la droga. Todas ellas han sido detenidas en la Operación Faukas, como la Guardia Civil bautizó la parte de su investigación.

Marbella era el segundo foco de atención policial y donde supuestamente la narcobanda que había intentado introducir la cocaína intervenida en Valencia intentaba blanquear los ingentes beneficios que le reportaba el tráfico de droga. Allí, la UCO ha desmantelado ahora una trama, con la detención un ciudadano británico, que había lavado 24 millones de euros principalmente con la compra de inmuebles, pero también de objetos de lujo como joyas y vehículos de alta gama, entre ellos un Lamborghini Urus, valorado en cerca de 300.000 euros. Junto a él han sido arrestadas otras cinco personas, entre las que se encuentran abogados y asesores financieros, según detallan fuentes cercanas a las pesquisas.

Una de las pistolas intervenidas en España dentro de la Operación Faukas, en una imagen facilitada por la Guardia Civil.
Una de las pistolas intervenidas en España dentro de la Operación Faukas, en una imagen facilitada por la Guardia Civil.

A esta segunda parte de la trama, los agentes llegaron gracias al análisis de mensajes intercambiados por algunos de sus miembros en los chats de la aplicación de telefonía Sky ECC, presuntamente utilizados por las mafias del crimen organizado de todo el mundo para comunicarse sin que sus conversaciones sean interceptadas por la policía, pero que recientemente ha sido desencriptada por expertos de Francia, Bélgica y Países Bajos. Entre los 900 millones de mensajes desentrañados aparecían varios de una persona que utilizaba el alias de Robo y en los que hablaba del alijo de Valencia, mostrando especial interés en saber si la pérdida del alijo había sido fruto de una operación policial o el robo de otra organización criminal.

La Guardia Civil pudo identificar al tal Robo como Ryan James Hale, un narcotraficante británico vinculado con el clan irlandés de los Kinahan, uno de los grupos mafiosos más importantes del narcotráfico, algunos de cuyos integrantes han sido detenidos en España. Junto a él también se puso nombre a la persona que usaba el alias Hassan en esas comunicaciones. Se trataba de Anthony Alfredo Martínez Meza, también asentado den Dubái, y que se encargaba presuntamente de surtir de cocaína a los seis señores de la droga, para lo que fletaba barcos cargados de esa droga desde el puerto de Manzanillo, en Panamá. De las conversaciones, los agentes concluyen que entre ambos podían haber introducido en España en los dos últimos años 10 toneladas de cocaína.

Las pesquisas revelaron, no obstante, que España era solo una de las vías de entrada de la droga en Europa, y que el supercartel introducía también importantes alijos a través de los puertos de Ámsterdam (Países Bajos) y Amberes (Bélgica). La Guardia Civil asegura en una nota que la intención de los narcos era “inundar” el continente con esta sustancia, de la que controlaban “un tercio del mercado total, lo que hace del cartel una verdadera ballena en el mundo del narcotráfico global”.

Las detenciones de los seis señores de la droga y otros miembros de sus organizaciones fueron realizadas de forma coordinada entre el 8 y el 19 de noviembre en España, Francia, Bélgica y Países Bajos, que concluyeron con el arresto de 49 personas, 13 de ellas en España. Las redadas en España se han desarrollado en Málaga, Madrid y Barcelona, donde también hubo 21 registros. En estos fueron intervenidos más de medio millón de euros en efectivo, tres armas cortas y numerosos bienes de lujo. En paralelo, la policía de Dubái procedía a los arrestos de los seis presuntos cabecillas de las diferentes tramas. En el caso de Hale y Martínez Meza, a instancias de la justicia española.

A petición de las autoridades holandesas, fueron detenidos Gacanin y Belkhair. Al primero se le acusa de participar en el intento de introducir en Países Bajos más de 2.500 kilos de cocaína y 7.800 de drogas de diseño. Al segundo se le vincula con seis alijos descubiertos entre octubre de 2020 y febrero de 2021 en este país que sumaban cerca de 2.000 kilos de cocaína. Los otros dos últimos señores de la droga arrestados, Ajaray y Bourfa, eran buscados por Francia y Bélgica. Por todo ello, la Guardia Civil ha calificado este lunes la operación de “hito histórico” al considerar “un hecho sin precedentes” las detenciones de Dubái que, en su opinión, empieza a dejar de ser un “santuario” del crimen organizado.

Hachís, cocaína y viagra falsa

Las detenciones del británico Ryan James Hale y el panameño Anthony Alfredo Martínez Meza no son las primeras de presuntos delincuentes buscados por la justicia española que se practican en los últimos tiempos en los Emiratos Árabes Unidos y, en concreto, en Dubái. El pasado 15 de septiembre era detenido en este último país el español de origen marroquí Hajli El Harraj, al que la Guardia Civil sitúa como cabecilla de una organización que introdujo por las costas españolas 150 toneladas de hachís y 16 de cocaína camuflada entre cargamentos de frutas. También está detenido en Dubái Alejandro S. V., alias El Tigre, al que la policía dubaití arrestó cuando consumía droga. Las conversaciones de la aplicación Sky ECC desencriptadas recientemente por las policías europeas lo señalan como un presunto capo de la droga. También fue detenido en el emirato a comienzos de 2020 Ángel Díez Gamboa, el supuesto cabecilla de una red que importaba irregularmente desde Malasia fármacos para la disfunción eréctil, y los distribuían en gimnasios y sex shops. Otros países también han conseguido recientemente que Dubái detenga a peligrosos delincuentes buscados por sus justicias. Italia lo logró, en agosto de 2021, con Raffaele Imperiale, uno de los capos de la Camorra, la mafia napolitana. Antes, en diciembre de 2019, había caído Ridouan Taghi, considerado el jefe del crimen organizado holandés y acusado por las autoridades de este país de ordenar el asesinato de siete personas.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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