Pedro Sánchez: “Vamos a hacer fijos a 67.000 sanitarios en España”
“Quieren que los progresistas nos demos por vencidos. No lo vamos a hacer”, afirma el presidente del Gobierno en esta entrevista en EL PAÍS
Acabada la cumbre de la OTAN en Madrid, nos recibe en el Palacio de la Moncloa un presidente del Gobierno que transmite, a partes iguales, satisfacción por el éxito de la cita como país anfitrión y preocupación por la guerra de Ucrania y sus consecuencias en la semana en la que la inflación española ha llegado al 10,2%. Pedro Sánchez (Madrid, 50 años) se muestra cauto sobre la duración de la incertidumbre económica, muy decidido a dar la batalla política e ideológica frente al desgaste y lo que llama los “poderes oscuros”, y muy firme sobre la necesidad de fortalecer la Alianza Atlántica para frenar al presidente ruso, Vladímir Putin, y los desafíos de la internacional autoritaria.
Pregunta. ¿La cumbre de la OTAN ha sido un éxito superior al que esperaba?
Respuesta. Creo que ha sido un éxito, efectivamente. Estamos en un momento definitorio del orden internacional. Había tres objetivos bien claros. El primero de ellos, trasladar un mensaje de unidad frente a la brutal agresión de Putin en Ucrania. En segundo lugar, desde el punto de vista del Gobierno de España, incorporar el frente sur como una amenaza a la Alianza Atlántica. Y, finalmente, proyectar un posicionamiento de España como lo que realmente es a la hora de organizar este tipo de conferencias internacionales: un país solvente, moderno y comprometido con sus aliados.
P. Éxito organizativo, unidad y ampliación de la OTAN… y, sin embargo, la cumbre dibuja un mundo más inseguro, que se prepara para choques entre potencias. ¿Ese es un horizonte real?
R. Estamos ante un cambio tectónico. Una potencia nuclear, Rusia, miembro nato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, un país que debería ser garante del cumplimiento del derecho internacional, lo ha violentado. Por tanto, en Europa, un proyecto político fundamentado en la democracia, en el pluralismo, en el respeto a los derechos humanos, debemos tomar nota y aumentar nuestra capacidad de disuasión. Europa es una alianza entre países que queremos defender nuestro sistema de vida, nuestra democracia, frente a una autocracia dominada por una oligarquía corrupta y, además, ultracapitalista, como el régimen de Putin en Rusia.
P. ¿Nos armamos para usar esas armas?
R. Nos armamos para disuadir a la Rusia de Putin. A lo largo de estos dos días, he tenido ocasión de hablar con muchísimos líderes de la zona, de las repúblicas bálticas, de los países del Este, Suecia, Finlandia... Les puedo garantizar que todos ellos tienen algo muy claro. Y es que, si Putin gana la guerra de Ucrania, los siguientes pueden ser ellos. Putin se ve como un Pedro el Grande, que quiere recuperar la Gran Rusia. Esto lo ha dicho el propio Putin.
P. ¿Pero qué garantías hay de que esto no acabe en una escalada del conflicto, en una tercera guerra mundial?
R. La respuesta es sencilla: Putin ataca Ucrania, no ataca las repúblicas bálticas, ¿por qué? Es evidente: no lo hace porque sabe que pertenecen a la Alianza Atlántica, que defenderá cualquier incursión en un mínimo centímetro de cualquiera de los territorios de los países aliados. Putin ha utilizado Ucrania para comenzar sus veleidades expansionistas porque no pertenece a la OTAN.
P. Llevamos cuatro meses de una guerra que martiriza en vidas y destrucción a Ucrania. Sus consecuencias económicas ponen contra las cuerdas a los gobiernos democráticos de Occidente y amenaza con una hambruna en África. ¿Hay que redoblar esfuerzos para intentar acabar con esta guerra, para buscar una rampa de salida que permita sentarse y negociar?
Hay un alto riesgo de que la guerra de Ucrania se cronifique”
R. España siempre ha defendido que debíamos tener una vía diplomática abierta con Putin. Hemos respaldado a Francia y a Alemania, que han tratado de abrir diálogos para encontrar acuerdos. También en el caso de Erdogan. Desgraciadamente, hoy Putin no está en una posición para poder abrir esa vía diplomática. Tendrá que ser Ucrania también quien decida el futuro que quiere para su país, y nosotros respaldarlo hasta el momento en el que se produzca esa vía diplomática, esa vía para la paz. No puede haber equidistancia entre el agredido y el agresor. Después de Ucrania pueden venir otras democracias.
P. ¿Estamos ante una guerra larga?
R. Tenemos un alto riesgo de que se cronifique la guerra.
P. ¿Qué significa para España el que el flanco sur esté incluido en el documento del concepto estratégico de la OTAN?
R. Lo mismo que significa para los países del Este. En el Sahel, cada vez hay una mayor presencia de paramilitares rusos a través de esta empresa paramilitar, Wagner. En Malí, particularmente. También hay focos de terrorismo yihadista, están los efectos que puedan tener en estos países la desertificación y el cambio climático, y además la utilización de la inmigración irregular como elemento de desestabilización de democracias como la nuestra.
P. Pero hemos contado en EL PAÍS que España y Alemania se retiran de Malí como ya hizo Francia. ¿No es contradictorio este interés en el flanco sur con el abandono de la posición en Malí?
R. Hay una redefinición. Hace meses hubo un golpe de Estado en Malí, el nuevo régimen militar está más alineado con Rusia. La naturaleza de la misión que tiene la Unión Europea, y en la que participa con muchos efectivos España, es la del entrenamiento de las fuerzas militares de Malí. Estamos dispuestos a continuar en el África subsahariana, pero con una redefinición de nuestra propia misión.
P. ¿El incremento del gasto militar puede acabar rompiendo la coalición de gobierno en España?
R. No lo creo. El orden internacional ha cambiado. Si Suecia ―que ha defendido durante 200 años su neutralidad― y Finlandia han cambiado radicalmente su posición y se han incorporado a la OTAN; si Alemania ha abandonado su tradicional posición de no aumentar la inversión militar por su pasado; si Dinamarca ha convocado un referéndum para incrementar su participación en la política exterior y de seguridad común de la Unión Europea... yo pediría a la izquierda no socialista que reflexionara sobre este cambio tectónico. Ya no estamos en un mundo en el que había división entre comunistas y capitalistas. Ahora lo que hay es un conjunto de democracias frente a una autocracia como Rusia, dirigida por una oligarquía corrupta y ultracapitalista que está tratando de expandir de forma imperialista su territorio.
P. ¿Y cree que la opinión pública española está preparada para doblar el presupuesto de defensa?
R. Estamos planteando un horizonte hasta el año 2029. El Instituto Elcano ha dejado claro hace pocos días, a propósito de la cumbre de la OTAN, que el 83% de la sociedad española está a favor de nuestra pertenencia a la Alianza Atlántica. A partir de ahí, no hay tal dicotomía entre el gasto social o el gasto en defensa.
P. Pero si se incrementa en Defensa, en algún sitio tendrá que bajar o subir menos, porque el dinero es limitado.
R. Pero partamos de una premisa: hoy la seguridad no está garantizada en Europa y tenemos el compromiso de contribuir a hacerlo. Además, la industria de la defensa, y lo saben bien los territorios que la tienen, no es ajena a España. Genera oportunidades, genera economía, en Galicia, en Cádiz, en Castilla-La Mancha.
Economía e inflación
P. Hablemos de economía. Una inflación del 10,2% en España en el último mes, ¿se come todas las medidas que ha aprobado su Gobierno recientemente para apoyar la economía familiar?
R. El dato es malo, pero sin las medidas que hemos puesto en marcha sería aún peor. Estaríamos hablando de una inflación no del 10%, sino del 15%. Hace dos semanas pusimos en marcha el tope del gas; vamos a ver cuáles son los efectos en la contención del precio de la energía. Con todo este esfuerzo presupuestario de 15.000 millones de euros, vamos a contener al menos en casi cuatro puntos la inflación. Mi compromiso es firme. Me voy a dejar la piel por defender el interés de la mayoría. Lo hicimos con la covid, lo vamos a hacer con la inflación.
P. Después de esos 15.000 millones, ¿tiene margen de maniobra el Gobierno si el otoño se complica por cortes rusos al suministro del gas, por ejemplo?
R. Las reglas fiscales quedan todavía desactivadas, por tanto, tenemos margen. Con el tope del gas, el precio en la Península Ibérica está entre un 50% y un 40% más barato, así que espero que podamos expandir esta medida a escala europea. El anuncio que hice hace pocos días de que el Gobierno de España va a aprobar un impuesto a las grandes empresas energéticas implica un reparto justo de la carga de esta guerra sobre las espaldas de quienes más tienen, en beneficio de la clase media trabajadora de este país.
P. ¿Cómo va a ser ese impuesto a las eléctricas, como en Italia, de un 25% de los beneficios caídos del cielo?
R. Estamos estudiando el caso italiano para aterrizarlo y adaptarlo a nuestra legislación.
P. Con un 10% de inflación y los salarios estancados, ¿hay que ir a un pacto de rentas?
R. Hay que ir a un pacto de rentas y de beneficios. Por eso es tan importante incorporar el impuesto a las grandes empresas energéticas, porque los beneficios que están teniendo en este contexto no son ni razonables ni asumibles. Cuando hablamos de ese gran pacto entre empresarios y sindicatos, no solamente estamos hablando de rentas, estamos hablando de beneficios. Y ahí tiene mucho que ofrecer la patronal.
P. ¿Qué pasará con los pensionistas?
R. Con la covid demostramos que se puede salir de la crisis con solidaridad y con justicia social. Y queremos también abordarlo así con la crisis de la guerra de Putin. Hemos indexado la evolución de las jubilaciones al coste de la vida. Y vamos a cumplir con la ley. A veces nos olvidamos de que las jubilaciones que se cobran en nuestro país, por desgracia, no son muy elevadas y además muchos jubilados echan una mano a sus hijos y a sus hijas o a sus nietos o a sus nietas. Por tanto, es también un elemento de justicia social y de solidaridad.
P. ¿El pacto de rentas incluye a los funcionarios?
R. Estamos ahora mismo en negociación entre el Ministerio de Hacienda y los representantes de los funcionarios. Pero les voy a dar una noticia: este próximo martes, en el Consejo de Ministros, vamos a aprobar la mayor estabilización de los profesionales sanitarios de la historia del Sistema Nacional de Salud desde su creación. Vamos a estabilizar a 67.300 profesionales sanitarios de todos los niveles y de todo el conjunto de la Administración. El compromiso del Gobierno de España con la estabilización, con el fin de la precarización laboral de nuestros servidores públicos, es total. El esfuerzo que vamos a hacer es algo que no se había visto en la historia del Sistema Nacional de Salud a lo largo de la democracia.
P. ¿Con esto quedaría resuelta la precariedad en la sanidad?
R. Estamos dando un paso muy importante en favor de acabar con la precarización en la sanidad, que es el sector que más ha sufrido la precariedad laboral, sobre todo después de la crisis financiera y las recetas neoliberales que se plantearon. Se han pactado los criterios comunes con las comunidades autónomas y dará respuesta a la temporalidad que ha existido durante décadas en el sistema de salud.
P. ¿La salida de esta crisis tiene que ser una nueva devaluación salarial como se ha vivido en España de manera bastante dramática a raíz de la gran crisis del año 2008?
R. El planteamiento que hemos hecho en la reforma laboral es justo el contrario. Tanto la estabilización laboral como el aumento que estamos haciendo del salario mínimo hacen que el impacto de esta guerra sea, al menos, un poco menor, y las clases medias trabajadoras estén un poco más aliviadas.
P. ¿Recomendaría usted a los empresarios que suban los salarios para compensar ese 10% de inflación?
R. Yo recomendaría a los empresarios que suban los salarios y que contengan los beneficios. Este es un Gobierno molesto, incómodo para algunos intereses poderosos que añoran un viejo orden en el que el planteamiento que se hacía por parte del Gobierno anterior era un mercado laboral basado en la precariedad y en la devaluación salarial. Que planteaba socavar la sostenibilidad del sistema público de pensiones para abrir la puerta a su privatización, o quebrar la universalidad del sistema sanitario para abrir la puerta a la privatización. La respuesta que está dando este Gobierno es justo la contraria. Sabemos para quién gobernamos, que es la clase media trabajadora.
Tragedia en Melilla
P. ¿Ha hablado con Marruecos después de la tragedia en la valla de Melilla?
R. No he hablado con ellos. Hemos tenido contactos con el Ministerio de Asuntos Exteriores, con el Ministerio de Interior. La próxima semana va a haber también una reunión con ellos de Interior. La colaboración es muy estrecha. Creo que, después del acuerdo que hemos logrado, la relación entre ambos gobiernos es francamente positiva.
P. Le hemos escuchado a lo largo de la semana matizar sus palabras iniciales cuando no conocía las imágenes, pero no le hemos escuchado decir si el acuerdo estratégico con Marruecos para el control de fronteras incluye el respeto a los derechos humanos. ¿España exige esa condición?
R. Somos un país que siempre ha defendido la migración regular y ordenada. Nosotros nos basamos en las resoluciones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Europa necesita migración; por supuesto que la necesita. ¿España necesita migración? Claro que la necesitamos, pero defendemos una migración regular y ordenada. Tenemos extraordinarios programas de migración circular con Marruecos, con Senegal, con otros países del África subsahariana, con Latinoamérica. La gente se fija mucho en el Aquarius por lo que representó, pero la primera decisión que tomé de política migratoria fue recuperar el acceso a la sanidad de los migrantes irregulares.
P. ¿Y no cree que ese capital político puede irse por el sumidero sin una respuesta clara a una tragedia de la envergadura de la ocurrida en la valla fronteriza de Melilla?
R. Pero es que lo que ocurrió en la valla de Melilla es el último episodio de una tragedia que empieza mucho antes, a muchos kilómetros. Fue un ataque violento a las fronteras de nuestro país, fueron armados.
P. Armados con palos, presidente, jóvenes malnutridos que llevaban semanas en un monte cerca de Melilla.
R. Pero, Pepa, permítame que le diga...
P. Habla de violencia, pero los muertos han caído de un lado.
R. Permítame que le diga, ha habido más de 100 gendarmes marroquíes heridos y más de 40 miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado españolas...
P. Y treinta y tantas personas muertas.
R. Sí, por supuesto, pero, mire, si entramos en eso, este es un país que no necesita ONG para rescatar a personas que están a la deriva en la costa atlántica o en el Mediterráneo español. Si es que nosotros, en cuatro años, hemos rescatado la vida de 128.000 personas. Yo siempre he defendido en el Consejo Europeo que la política migratoria no se puede quedar solo en la defensa de nuestras fronteras. Muchos de estos jóvenes vienen de Sudán, donde la renta per cápita en el año 2020 fue de 300 euros al año y la renta per cápita en Europa es de 34.000.
Defendemos la migración ordenada”
P. Ahora ya ha visto las imágenes. ¿Cree que ahí se están cumpliendo los derechos humanos?
R. Me parece que esa respuesta la tiene que dar el Gobierno de Marruecos. Nosotros tenemos que hablar de lo que estamos haciendo en España. Y también tenemos que reconocer el esfuerzo que está haciendo Marruecos, que también está sufriendo la presión de la migración irregular por defender, en este caso, las fronteras que no son suyas, que son las fronteras de España. Y yo solamente, lamentando la pérdida de vidas, defiendo que la desigualdad es la principal causa de la migración. Las verdaderas culpables son las mafias. Haciendo todo ese ejercicio de empatía con las víctimas, con sus familiares, también pido que hagamos un ejercicio de empatía con los ciudadanos de Ceuta y de Melilla, y con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en nuestro país, también en Marruecos, que han sido heridos.
P. El secretario general de la ONU ha dicho esta semana que el uso de la violencia en la valla de Melilla fue intolerable. ¿Lo comparte?
R. Habló de proporcionalidad. En el Gobierno de España nosotros siempre hemos sido proporcionales en la respuesta a las crisis migratorias.
P. ¿Le va a pedir a Marruecos alguna garantía de que esto no vuelva a pasar?
R. Da la sensación algunas veces de que pensamos que países como Marruecos no sufren la migración irregular. España y Europa tienen que ser solidarias también con Marruecos. Si no, daría la sensación de que estamos en esta Europa rica donde, sí, pedimos la migración regular y ordenada, pero la migración irregular y las mafias que se vayan extendiendo y expandiendo en terceros países, como es Marruecos.
Renovación del Poder Judicial
P. Venimos de unas semanas con varias polémicas que tienen que ver con organismos públicos o empresas con participación pública: la dimisión del presidente del Instituto Nacional de Estadística (INE), los cambios en Indra. El Partido Popular insinúa que se trataría de intervenir de alguna manera en los resultados electorales. ¿Se han gestionado mal estos cambios?
R. En 1993, el PP ya dijo que las elecciones se habían amañado. El PP ha cambiado de cara, pero seguimos con la cruz de sufrir una oposición absolutamente destructiva. Que yo sepa, en sus 40 años de historia democrática, al presidente del INE lo nombra el Gobierno de España. Y en una empresa privada, a su presidente y al consejo de administración los nombran los accionistas. Eso es lo que ocurre en el capitalismo. Ya vimos un capitalismo de amiguetes, que propició la privatización de empresas públicas y la colonización de estas empresas privatizadas por parte de compañeros de pupitre de José María Aznar. Este gobierno no ha puesto nunca, como sí hicieron ellos, a un hombre que se pavoneaba de ser votante del PP al frente de RTVE, o a un militante del PP al frente del Tribunal Constitucional. Un PP que articuló una policía paralela para investigar a aquellos que estaban denunciando sus casos de corrupción. Y lleva 36 meses sin renovar el Consejo General del Poder Judicial.
P. Si el CGPJ bloquea la renovación del Constitucional, como están avanzando, ¿ustedes nombrarán a sus dos miembros directamente en Consejo de Ministros, que es algo que pueden hacer?
R. Bueno, esperamos que esta Proposición de Ley prospere en el Congreso de los Diputados, y esperamos que podamos renovar los cuatro magistrados, dos nombrados directamente por el Gobierno y dos renovados por el Consejo del Poder Judicial, en los próximos meses.
Poderes oscuros
P. En el franquismo los poderes fácticos eran la Iglesia, el Ejército y los bancos. Usted lleva días hablando de poderes oscuros. ¿Cuáles son los poderes fácticos en este momento de la historia, en 2022? ¿Los puede precisar?
R. Yo, más que de banca e Iglesia, hablaría de dinero, un dinero que atrae mucho poder y que siempre tiene una intención clara: la de debilitar y socavar el Estado del bienestar para poder hacer negocio. Están siempre estos sesudos análisis que hacen las terminales mediáticas de ese dinero, en los que dicen poco menos que el sistema de pensiones en nuestro país es insostenible, y que, por tanto, hay que privatizarlo, o que el sistema público de sanidad también hay que privatizarlo, o que si los trabajadores cobran un salario mínimo de 1.000 euros eso frena la creación de empleo.
P. ¿Por qué ha tardado cuatro años en denunciar estos poderes oscuros?
R. Yo he tratado de responder de alguna manera a las sucesivas crisis que ha tenido España en este tiempo. A estos poderes les cambiamos el paso con la moción de censura, les cambiamos el paso también con las dos victorias electorales; pero no han cejado, y han utilizado todos los instrumentos que han tenido a su alcance, y las oportunidades que han visto, primero con la pandemia y ahora con la guerra, para tratar de derrocar al Gobierno de España. Lo que quieren estos poderes es muy claro: que los progresistas nos demos por vencidos. Y no lo vamos a hacer. Lo que quieren es que bajemos la cabeza. Y no vamos a bajar la cabeza. Vamos a tener la cabeza bien alta en la defensa de los intereses de la mayoría social de este país.
P. Es una acusación grave, presidente, habla de intentar subvertir la decisión democrática de los españoles.
R. Mire, cuando en Estados Unidos gana Biden las elecciones y dice que hay que volver a los Acuerdos de París [contra el cambio climático], y vemos que el Tribunal Supremo, con una mayoría conservadora elegida por Trump, le quita al Gobierno Federal de EE UU instrumentos y capacidad para poder ordenar esa lucha en la acción climática, ¿no estamos ante un retroceso? ¿Por qué el PP lleva 36 meses bloqueando la renovación del órgano de los jueces, o del Tribunal Constitucional ahora? ¿Por qué el PP se ha negado y ha votado en contra de un acuerdo bueno para el país como es la reforma laboral? ¿Por qué no apoya la creación de un impuesto a las grandes energéticas de nuestro país? El proyecto del PP tiene hipotecas.
Ciclo electoral
P. ¿Hacen alguna autocrítica? Belén Barreiro, responsable de las encuestas de EL PAÍS, definió la situación de su Gobierno con una idea muy sencilla: hacerlo bien, pero caer mal. Gustan las medidas de su Gobierno, pero el Gobierno se desgasta.
R. En primer lugar, es muy importante ser conscientes de que las terminales políticas y mediáticas de estos poderes no son ninguna broma. Tienen una capacidad de tratar de desmovilizar al electorado progresista, que saben que es mayoritario en nuestra sociedad, muy importante. El ruido que se ha generado desde la moción de censura, primero con respecto al Gobierno socialista y luego con la coalición progresista es total. Utilizan el insulto, la descalificación, la deslegitimación de este Gobierno y de sus socios parlamentarios, para no hablar de lo importante que son los avances y las leyes que hemos aprobado en nuestro país.
P. Pero vayamos a su responsabilidad. ¿Qué falla?
R. Es la primera experiencia de gobierno de coalición. Si bajara en unos decibelios el debate interno, eso ayudaría también al electorado progresista. Y, además, este es un Gobierno que se está enfrentando a dos crisis, en muy poco espacio de tiempo, de una extraordinaria gravedad: una pandemia, que no vivía el mundo desde hace cien años, y una guerra a las puertas de Europa, algo que no se vivía en Europa y en España desde la década de 1990, con la guerra de los Balcanes, o desde la II Guerra Mundial.
P. Usted cambió su gobierno hace un año. Hay gente dentro de su partido que dice que no ha acabado de funcionar, los resultados electorales autonómicos son malos. ¿Está pensando en hacer más cambios? De ministros, de portavoces del PSOE. Hay Ejecutiva este lunes...
R. Yo estoy muy a gusto y cómodo, y tienen todo mi respaldo todos los ministros del Gobierno de España y la dirección federal del PSOE. Nos estamos enfrentando a grandes desafíos, y lo que debemos hacer es continuar con nuestra hoja de ruta legislativa de avances sociales, de conquistas de libertades, y de dar respuesta a las consecuencias económicas y sociales de la guerra.
P. En Andalucía, el voto de Ciudadanos fue al PP y los votos perdidos en la izquierda no fueron al PSOE, que no crece por ningún lado. ¿Por qué?
R. Insisto, nos estamos enfrentando a dos crisis de una extraordinaria gravedad social y económica. A partir de ahí, las elecciones generales serán a finales de 2023, y antes nos mediremos en las municipales. Yo estoy convencido de que el PSOE será la primera fuerza política en las municipales y en las generales. Pero ahora, en lo que está el Gobierno y en lo que está el Partido Socialista es en trabajar y en sacar adelante este país. Está bien que hablemos de demoscopia, pero creo que los problemas que tienen los ciudadanos son otros: la inflación, su sueldo, la atención sanitaria. Tomo nota de las elecciones en Andalucía, hemos sacado un mal resultado.
P. Y al margen de las encuestas, ¿Feijóo es un rival más fuerte que Casado?
R. Más que si es fuerte o no es fuerte… Yo creo que la estrategia no ha cambiado. Seguimos teniendo una derecha política en nuestro país que no es autónoma respecto a esos poderes a los que he hecho referencia, y de alguna forma ansían volver al viejo orden. Muchas veces me dicen “es que este Gobierno está haciendo muchas reformas en muy poco tiempo”, que no sabe comunicar. Pero es que España necesita hacer muchas reformas en muy poco tiempo porque estuvimos siete años con políticas equivocadas o con parálisis legislativa.
La situación en Cataluña
P. En Cataluña llevan 10 meses sin reunir la mesa de diálogo. ¿Van a dejar simplemente pasar el tiempo o hay posibilidades de avanzar?
R. Tenemos intención de reunir la mesa de diálogo. Nos gustaría que fuera en el mes de julio, y desde luego nos gustaría contar con la presencia de Junts per Catalunya. Uno de los grandes activos de este gobierno de coalición progresista es que se puede garantizar la cohesión y la convivencia en Cataluña y en el conjunto de España con el diálogo y con la agenda del reencuentro.
P. Hay gente dentro del PSOE que dice que es precisamente la alianza con ERC o Bildu lo que más desgasta al PSOE y al Gobierno.
R. Al final, acabamos hablando de las alianzas parlamentarias para aprobar propuestas que son beneficiosas para la mayoría social de este país, que es la clase media. La principal responsabilidad que tiene un Gobierno es articular mayorías parlamentarias y sacar adelante su hoja de ruta legislativa. Hoy, en Cataluña no tenemos la situación que teníamos en 2017 y en 2019. Y creo que en eso algo tiene también que ver el Gobierno de España.
P. ¿Teme que el Tribunal Supremo le eche atrás los indultos? ¿Siente que le hacen oposición desde la justicia?
R. El Gobierno cumplió con la ley y reivindicó un derecho que está en nuestra Constitución y en todos los sistemas democráticos del mundo. Respeto a la justicia, pero creo que ese escenario no se va a dar.
P. La presidenta del Parlamento catalán está procesada por corrupción. ¿Debería abandonar su cargo?
R. Esa es una decisión que tienen que tomar Junts per Catalunya y la política catalana. Desde mi posición como secretario general del PSOE, con el código ético que tenemos en nuestro partido, las cosas están tasadas, son rotundas. Pero tiene que ser la propia organización política quien tome esa decisión.
P. En unos días habrá debate sobre el Estado de la Nación, que no se celebraba por distintas razones desde hacía mucho tiempo. ¿Cuál es el estado de esta nación?
R. España es una nación democrática, orgullosa de lo logrado durante estos 40 años de Constitución y de democracia. Creo que el Gobierno está demostrando que se puede responder a estas crisis desde la solidaridad y la justicia social de una forma mucho más eficaz de como lo hizo la derecha con el neoliberalismo después de la crisis financiera. Siempre que ha gobernado la izquierda es cuando se han producido los grandes avances. Con Felipe González fue el Estado del bienestar; con José Luis Rodríguez Zapatero fueron las conquistas de derechos y libertades; y con nosotros tiene que ser la modernización de nuestro capital humano, con la apuesta por la educación, la independencia energética basada en renovables y la transformación digital desde un punto de vista de integración social y no de exclusión, como estamos viendo en otras partes del mundo.