La tensión con Vox cristaliza en Ceuta
La ciudad acuerda en pleno declarar persona ‘non grata’ a Santiago Abascal tras meses de enfrentamiento por los ataques del partido contra la población musulmana
La tensión política en Ceuta cristalizó, paradójicamente, en uno de los plenos más calmados de los últimos dos meses. Tras varias sesiones suspendidas y canceladas en la Asamblea de la ciudad autónoma a cuenta de las broncas y enfrentamientos entre concejales por las acusaciones de “promarroquíes” y “quintacolumnistas” del portavoz de Vox en la Asamblea local, Carlos Verdejo, el pleno aprobó este viernes, sin insultos ni aspavientos, declarar al líder de la formación de extrema derecha, Santiago Abascal, persona non grata en la ciudad.
“Ceuta tiene que ser el sitio del que parta declarar non grato a Abascal”, defendió Fátima Hamed, líder y portavoz del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC), que presentaba la moción. La propuesta, que salió adelante con los 10 votos a favor de PSOE (7), MDyC (2) y Caballas (1) y la abstención de los nueve concejales del PP, da cuenta de la crispación que se vive en la ciudad tras dos visitas en mayo de Abascal. Entonces, en pleno caos desatado durante los dos días de crisis fronteriza en los que accedieron a la ciudad desde Marruecos entre 10.000 y 11.000 personas, el líder de Vox cargó contra los “quintacolumnistas de [el rey marroquí] Mohamed VI”, en referencia a la población musulmana ceutí, que supone aproximadamente la mitad de los 85.000 habitantes de la ciudad.
“Lo primero que hicimos el resto de fuerzas políticas fue poner a disposición nuestra ayuda para lo que hubiera que hacer”, esgrime Hamed. “Ellos se desmarcaron, continuaron incendiando, aprovecharon para vender su discurso”. “Desde que vino Santiago Abascal y dijo lo de quintacolumnistas, [los concejales de Vox] lo han cogido como un mantra”, coincide Mohamed Alí, líder y único diputado de la formación localista Caballas en la Asamblea. “Y eso es muy peligroso, porque supone poner en tela de juicio la españolidad de la ciudad misma”.
Tanto Hamed como Alí han sido blanco constante de los ataques verbales del portavoz de Vox en la Asamblea, a quienes Verdejo ha tachado en varias ocasiones de “promarroquíes”. También ha considerado a las formaciones que ambos lideran como “islamistas”. “¿Y si te deportamos a Marruecos?”, llegó a atacar en redes sociales a Fátima Hamed. Estos cruces de acusaciones e insultos (a Verdejo le han gritado “fascista”, “sinvergüenza”, “payaso” y “mierda” en los plenos) han elevado la tensión en cada sesión a niveles no recordados en los últimos lustros en la ciudad. Según una portavoz de Vox (que tiene cuatro ediles), tal nivel de crispación se debe a que el resto de formaciones “aprovechan las intervenciones para atacar a Vox”.
El choque con el PP
Solo desde mayo, el presidente Juan Jesús Vivas, del PP, se ha visto obligado a suspender al menos tres plenos ordinarios. Vivas es uno de los más indignados con el discurso de los representantes de Vox, a los que ha tildado de “populistas retrógrados”. “Han ido endureciendo el discurso”, ilustra Carlos Rontomé, portavoz del PP y vicepresidente del Ejecutivo local. “[La táctica] es acusar a todo el mundo de promarroquí, no solamente a los diputados de Caballas y MDyC, sino también ya al PSOE, por supuesto, y ya a nosotros”. “Todo el mundo, menos ellos, somos traidores a España”, describe, “y con esos mimbres es muy difícil tener unos plenos normales”.
La escalada comenzó en 2020, cuando Vox enfrentaba una crisis interna a nivel local con la filtración de unos mensajes xenófobos en un chat privado en los que los directivos locales del partido de extrema derecha apelaban a “una guerra” contra la supuesta “islamización” de la ciudad. Dos concejales renunciaron al partido, que quedó con cuatro de los seis diputados obtenidos en las municipales de 2019. Hasta ese momento, el PP contaba aún con los apoyos de Vox (que rechazó para la investidura) para mantener el primer Gobierno en minoría, tras perder el favor del PSOE.
“Creímos que iban a suavizar el discurso”, argumenta Rontomé, “pero nos equivocamos; es un partido que no entiende el juego político”. Ceuta mantiene un precario equilibrio entre comunidades culturales y religiosas. Al igual que en Melilla, el desembarco de Vox ha supuesto un terremoto político e ideológico: en las generales de 2019 consiguieron aglutinar un 35% de los votos al Congreso, convirtiéndose en la primera fuerza política.
“Ceuta ha sido utilizada por Vox nacional como laboratorio de experimentos”, critica Manuel Hernández, portavoz del PSOE en la Asamblea y líder de los socialistas ceutíes. “Con los resultados electorales, vieron aquí un caldo de cultivo muy interesante para sus premisas ideológicas y para experimentar. En una sociedad como la de Ceuta o como la de Melilla es muy delicado y muy peligroso”.
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