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Rumores infundados sobre otra apertura de fronteras congregan a decenas de menores cerca de Ceuta

Decenas de subsaharianos han entrado en la ciudad saharaui de Dajla en la última semana

Largas colas junto a la frontera española de Ceuta, este miércoles. Joaquín Sánchez "Quino". En vídeo, más de 250 marroquíes colapsaron este miércoles la oficina de Asilo y Refugio de la frontera del Tarajal que separa Ceuta de Marruecos para pedir una cita. Vídeo: (EFE)
Francisco Peregil

Los rumores que se difunden en las redes sociales de Marruecos sobre una supuesta apertura masiva de fronteras han llevado a decenas de jóvenes a concentrarse el pasado lunes en Fnideq (antigua Castillejos), la ciudad marroquí más próxima a Ceuta. Ese mismo día se produjeron enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad marroquíes y decenas de menores.

Un vecino de Fnideq que prefiere preservar el anonimato indicó que desde el pasado domingo hay una gran presencia policial en la localidad, de 77.000 habitantes. “La mayoría de los menores que han venido llegan de ciudades cercanas. Pero el lunes se comportaron de forma violenta y lanzaron piedras a los policías. Ahora, continúan los mensajes en las redes sociales, que dicen que van a dejar de nuevo pasar a la gente. Son páginas que a veces desaparecen al poco tiempo de crearse”.

Otro habitante de Fnideq, que también solicita ocultar su nombre, informó de que este miércoles apenas se veían ya menores no acompañados en la ciudad. “Los disturbios se produjeron el lunes y el martes. Pero la policía ha echado ya a la mayoría de los que vinieron. En total serían unos 100 o 150 chavales. También había algún subsahariano, pero muy pocos. Vinieron engañados por las páginas de Facebook. Había alguna que decía que en Ceuta estaban dejando barra libre. Y hay gente que se cree ese tipo de cosas”.

Mientras tanto, en el sur del Sáhara Occidental, en la ciudad de Dajla, decenas de subsaharianos están llegando desde hace una semana desde otros puntos de Marruecos, según indica a este diario un habitante de la ciudad que solicita el anonimato. Esta ciudad, que se encuentra a 400 kilómetros de la frontera con Mauritania y a 450 kilómetros en línea recta del muelle canario de Arguineguín, registró el año pasado una gran afluencia de emigrantes marroquíes y subsaharianos. De ahí partieron la mayoría de los 23.000 emigrantes irregulares que llegaron el año pasado a Canarias. Más de la mitad de ellos eran marroquíes.

Dajla es una península que se adentra en el mar a lo largo de 50 kilómetros y mide unos cuatro kilómetros en su lugar más ancho. Para entrar en esta ciudad de 150.000 habitantes hay que pasar por dos puestos de la Gendarmería Real y uno de policía. Dado el gran interés estratégico que el Sáhara Occidental posee para Marruecos, la presencia policial en Dajla es palpable. A pesar de ello, las mafias de la emigración irregular encontraron grandes facilidades el año pasado para enviar hacia Canarias a miles de personas.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska visitó, en Rabat el viernes 20 de noviembre a su homólogo marroquí, Abdelouafi Laftit, para reclamar mayor cooperación. Un mes después, el director general de Migración y Vigilancia de Fronteras en Marruecos, Jalid Zeruali, viajó a Dajla. La noticia apenas tuvo resonancia en los medios locales, pero tras la visita de Zeruali fueron sustituidos varios funcionarios del departamento de Migración en Dajla. Y a partir de aquel momento, se redujo el flujo de llegadas a Canarias.

Hace una semana comenzaron a verse grupos de subsaharianos por la única carretera de acceso a la ciudad. “Caminan en grupos de tres o cuatro personas”, relata un vecino de Dajla. “Algunos van con niños. Otros marchan cojeando, como si vinieran de muy lejos. No sé qué les habrán dicho. Pero está claro que el objetivo de ellos es viajar a Canarias”.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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