El mecánico sin taller que importaba fibra de coco y cocaína
Policía Nacional y Agencia Tributaria detienen a 16 personas y desmantelan una red dedicada al narcotráfico y el blanqueo de capitales que operaba entre Costa Rica y Valencia
El cierre de un pequeño taller mecánico en el municipio valenciano de Torrent ha destapado una red dedicada al narcotráfico. La trama, que ha quedado desmantelada en una operación policial, trasladaba droga desde Costa Rica hasta España, y que se dedicaba también al blanqueo de capitales. La investigación ha culminado con la detención de 16 personas entre Valencia, Málaga y Madrid y con la incautación de 420 kilogramos de cocaína que estaban ocultos entre toneladas de fibra de coco, a su vez metidas en contenedores, importados desde el país centroamericano.
La última pieza del rompecabezas que han desmontado la Policía Nacional y la Agencia Tributaria en torno a la organización criminal apareció en forma de un aviso desde fuera de España, señalan fuentes próximas a la investigación. Años después del inicio de las pesquisas, resultó que la clave del asunto se encontraba en un taller dedicado a la reparación de vehículos ubicado en un bajo de Torrent que había echado el cierre tiempo atrás.
El propietario del taller, un modesto mecánico que, según el relato policial, mantenía un nivel de vida humilde, seguía usando el código de identificación fiscal (CIF) de su empresa después de trasladarla a un enorme almacén del polígono industrial de la vecina localidad de Alcàsser.
Y en ese almacén pusieron la vista los agentes. Observaron que la nave, en principio destinada a la compraventa de vehículos, solo albergaba unas toneladas de fibra de coco, un sustrato ecológico empleado en diferentes tipos de cultivo, a los que no se les daba salida. Conforme llegaban los nuevos contenedores, se vaciaban, sin más. El operativo se centró entonces en la siguiente remesa: dos contenedores más enviados por el mismo exportador costarricense que, al llegar a su destino, activaron la intervención policial. En su interior los agentes hallaron los sacos de la fibra, tal y como se indicaba en los papeles, pero también unas maletas no consignadas. Al abrirlas descubrieron que contenían 427 kilogramos de cocaína repartida en 32 ladrillos, el sistema de medida habitual del narcotráfico.
El propietario de la nave y su pareja fueron detenidos de inmediato, y así también otros integrantes de la red que estaban presentes en el momento en el lugar de los hechos. El registro del almacén reveló la existencia de libros de cuenta y anotaciones contables que indicaban que el antiguo mecánico se había convertido en el intermediario de una red de tráfico de estupefacientes.
Las aportaciones de dinero desde diversas vías, señalan las fuentes policiales, le habían permitido salir de la bancarrota que le había obligado a cerrar su negocio; podía costear el alquiler del inmueble nuevo y también la importación de contenedores mientras mantenía su sencillo nivel de vida. Pero todo ello sin vender un solo gramo de fibra de coco.
El análisis de los cuadernos de cuentas desveló que no se trataban solo de transacciones empresariales. Entre las aportaciones también se apuntaban préstamos personales realizados por particulares y la venta de un inmueble en Paraguay a un familiar que, a juicio de los investigadores, sirvió para maquillar un ingreso de 50.000 euros. La trama pasaba entonces al ámbito de la evasión fiscal y el blanqueo de dinero.
Los funcionarios de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria detectaron que las mismas cuentas corrientes que aparecían en el cuaderno del mecánico valenciano se usaron en la adquisición de vehículos, el pago de nóminas ficticias y la compra de un local en Valencia que se iba a abrir como bar de copas y en el que se había invertido medio millón de euros.
El rastro descubierto en la provincia de Valencia, donde fueron arrestadas trece personas, fue el culmen de una operación que se había prolongado varios años y que también condujo a dos detenciones en la provincia de Málaga y otra en Madrid, informa Nacho Sánchez. En los registros posteriores, la policía se incautó de todo tipo de material destinado al blanqueo y la evasión fiscal, como sellos y documentación de empresas fantasma y registros oficiales de las firmas que formaban parte de la organización criminal. También se intervinieron cuatro automóviles y tres motocicletas de alta gama, concluyen las fuentes consultadas.
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