Un acuerdo de Cs con PSOE y Podemos hace peligrar el Gobierno del Ayuntamiento de Murcia
El portavoz de Cs lleva meses aireando sus discrepancias con sus socios del PP
El pacto de gobierno al que llegaron PP y Ciudadanos en el Ayuntamiento de Murcia hace justo un año pende de un hilo. El portavoz municipal de Cs y primer teniente de alcalde, Mario Gómez, lleva meses mostrando abiertamente sus discrepancias con el alcalde, el popular José Ballesta, y las tensiones entre ambos han llegado esta semana a un punto crítico cuando Gómez ha firmado un pacto de regeneración con PSOE y Podemos del que los populares aseguran que se enteraron por los medios de comunicación. Las direcciones regionales de los partidos se reunirán el 11 de junio para buscar una salida al conflicto.
La guerra entre Gómez y Ballesta se remonta a la pasada legislatura: con el PP al frente del Ayuntamiento en solitario, el dirigente de Cs centró su ofensiva política en cuestionar la legalidad de los contratos municipales, y el pacto de Gobierno tras las elecciones de mayo de 2019 se firmó con la condición de que él se quedaría con las competencias de Fomento y Contratación para revisarlas en profundidad. Y así lo ha estado haciendo: en sus seis primeros meses en el cargo, excluyó a una docena de empresas de poder participar en contratos con la Administración local por “prácticas colusorias”, puso en entredicho la legalidad de los contratos menores y reactivó la Comisión de Vigilancia de Grandes Contratos, en la que se revisa si las concesionarias están cumpliendo con lo establecido en los pliegos.
En Navidad, se hizo pública una sonada bronca entre ambos dirigentes a cuenta del alumbrado: Gómez se negó a firmar la modificación del contrato para poder poner más luces en algunas calles y Ballesta acabó aprobando la medida por decreto. En febrero, Gómez convocó una rueda de prensa en la que, acompañado por los otros tres concejales de Cs (que, junto con los 11 del PP suman mayoría absoluta: 15 de los 29 ediles que forman la corporación municipal), acusó a sus socios de poner “trabas” al trabajo de las áreas que maneja Ciudadanos en el Ayuntamiento. Desde entonces, las críticas han sido constantes y por los motivos más variados, desde la instalación de terrazas hasta la retirada de amianto de los colegios públicos, pero Ballesta y su equipo habían venido manteniendo el tipo y negando cualquier atisbo de crisis o diferencia interna en la coalición.
La gota que ha colmado el vaso tuvo lugar este jueves: Gómez comparecía en rueda de prensa junto a los portavoces municipales del PSOE, José Antonio Serrano, y de Podemos, Ginés Ruiz, para presentar un plan de reactivación económica y social para hacer frente a la crisis derivada del coronavirus. Un plan llamado a aprobarse en un pleno extraordinario y que condicionará los presupuestos municipales de 2020, aún sin aprobar, y los de 2021, y que puede salir adelante incluso si el PP vota en contra, ya que entre los tres partidos suman también 15 ediles (9 socialistas y dos de Podemos, además de los 4 de Cs). Los tres concejales de Vox son irrelevantes en este juego de pactos.
Cuando los periodistas preguntaron a Gómez por la ausencia de sus socios en la presentación del plan, él negó cualquier “ruptura”: “El Gobierno municipal está compuesto por dos partidos, y yo pertenezco a uno de ellos, yo pertenezco al Gobierno, por lo que el Gobierno está aquí”, zanjó. Tampoco se le pregunta al alcalde si hay crisis en el equipo cuando acude sin Cs a “inaugurar un parque”, añadió. Pero en las filas del PP el plan de sus socios con los partidos de izquierdas se ha entendido como una “artimaña política” de Gómez, un “hecho gravísimo” y un “incumplimiento rotundo” del acuerdo de Gobierno firmado hace un año. Las direcciones regionales de los dos partidos tratarán de salvar los muebles el próximo jueves e intentar reconducir una relación nada estable desde sus inicios.
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