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Podemos alerta del riesgo de generalizar la crispación con escraches y Vox los diferencia de las caceroladas

Abascal: “La amenaza es tu forma de hacer política, no mandes sicarios, ven tú”

Iván Espinosa de los Monteros, el martes en una comparecencia de prensa. En vídeo, el portavoz de Vox en el Congreso, denuncia que Pablo Iglesias les amenace con escraches.Foto: EUROPA PRESS | Vídeo: KIKO HUESCA / EFE
Javier Casqueiro

El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, ha advertido este martes del riesgo de generalizar más la crispación social con los escraches a distintos dirigentes políticos y ha lanzado lo que pareció un aviso: “Esto se sabe dónde empieza pero no dónde acaba”. Vox se tomó esa declaración como una amenaza. Podemos precisó más tarde que Iglesias solo había expresado su preocupación por que se extendieran ese tipo de protestas sobre la gestión del Gobierno en la crisis de la covid-19. Vox, por su parte, ha condenado todos los escraches como “intolerables”, pero justificó y alentó de nuevo las caceroladas.

Pablo Iglesias ha explicado, durante una entrevista en La Sexta, que no ve “muy graves” pero sí “malos” los escraches que sufrieron en la noche del lunes él y su pareja, la ministra de Igualdad, Irene Montero, en su casa de Galapagar y abogó porque se proteja el derecho a las manifestaciones y protestas, pero evitando “situaciones de crispación que nadie deseamos”. Y fue ahí cuando incluyó una referencia al peligro de que ese tipo de actuaciones se amplíe a otros políticos, periodistas o líderes de opinión: “El problema es que esto se puede generalizar y esto va a terminar ocurriéndole a otros líderes políticos. Hoy es gente de derechas manifestándose en la puerta de mi casa. Mañana será gente de izquierdas enfrente del apartamento de Ayuso, de la casa de los Espinosa de los Monteros o la casa de Abascal”

Precisamente este martes y por segundo día consecutivo el ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, ha sufrido un nuevo escrache en su domicilio en Madrid. Alrededor de 30 personas, algunas con cacerolas y banderas de España, se han concentrado delante de la vivienda entre gritos de “miserables” y “cobardes”. “Tendrías que estar condenado por asesinato”, han sido otros de los insultos. Informa José Marcos.

El ahora líder de Podemos aprovechó para distanciarse de posiciones suyas del pasado en las que participó incluso en escraches a otros dirigentes políticos cuando estaba en la Universidad: “Yo nunca he defendido que vayan a la casa de nadie. Otra cosa es que cuando uno tiene un cargo público tiene que asumir que la gente pueda protestar, o que te puedan decir algo por la calle o que vayan a la sede de tu ministerio o de tu partido o al lugar donde trabajas”.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha replicado a Iglesias desde Twitter: “La amenaza es tu forma de hacer política. Antes como antisistema y ahora como vicepresidente pero has sido tú y solo tú el que se ha dedicado a promover los escraches domiciliarios. Actúas como un matón y como un criminal”. Abascal entendió incluso que Iglesias le amenazaba con mandarle “a su partida de la porra” a las casas de políticos de Vox: “Ya que prefieres ejercer de matón, como has hecho tantos años, en vez de como vicepresidente de todos los españoles, al menos no mandes sicarios. Ven tú”.

Abascal hizo un nuevo llamamiento a incrementar las caceroladas contra “la dictadura camuflada de alarma” del actual Gobierno y su portavoz en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, reprobó todos los escraches como “intolerables” pero justificó su participación por las noches en caceroladas en la libertad de crítica frente a un ejecutivo “totalitario” y “mentiroso”.

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En la reyerta dialéctica intercedió por su parte el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, aportando su definición de escrache: “Concentración de gente humilde a la que le han quitado la casa y dejado en la ruina una panda de ladrones de cuello blanco”. Y diferenciando esas quejas de las caceroladas: “Concentración de pijos pudientes y maleducados y algún que otro simpático neonazi”. En esa línea, el portavoz de En Comú Podem en el Congreso, Jaume Asens, hasta consideró todos los escraches, las caceroladas y las críticas mal educadas como libertad de expresión legítima, pero distinguió que no todas son lo mismo, en favor de las que demandan derechos para los colectivos más vulnerables. En cualquier caso celebró que “la extrema derecha aliente ahora protestas y no golpes de estado como ha hecho otras veces”.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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