Un otoño entre ‘fervenzas’, bosques y fogones
Recorrer el Camino de Invierno que desemboca en Santiago, admirar la belleza de las cascadas que brotan entre montañas pintadas de ocre, probar los vinos que nacen tras la vendimia y alojarse en casas rurales con encanto mientras se disfruta de la mejor gastronomía local. Son solo algunos de los planes que ofrece Galicia en esta época del año
Con el otoño a todo color, Galicia demuestra que hay muchas razones para acercarse hasta este destino más allá del verano. Ofrece planes para todos los gustos (y todas las edades) entre los que no faltan dos elementos tan arraigados a esta tierra, como la gastronomía y la naturaleza. En estas semanas del año, los bosques exhiben una gama casi infinita de colores verdosos, ocres y rojizos, que tiñen el ambiente de una atmósfera muy especial. La ocasión es perfecta para adentrarse por sus caminos y conocer algunos de los tesoros naturales que se suceden casi a cada paso, muchos de ellos en forma de cascadas –que aquí se conocen con el nombre de fervenzas– distribuidas por las provincias de Ourense, Lugo, Pontevedra y A Coruña.
Arroyos, torrentes, riachuelos y afluentes se abrazan y se deslizan por Galicia en centenares de caídas. Son lugares de enorme potencia visual que atrapan por el sonido constante del agua, los juegos de luces y sombras, la humedad permanente y la vegetación que se refugia en estos entornos. Las hay altas y elegantes, como la fervenza de Codeso o la seimeira de Vilagocende, entre otras; de caudal abundante, como las fervenzas de Tourón y la de Vieiros; caídas verticales tan espectaculares como el salto de Cenza o el pozo do Inferno, o en forma de cola de caballo, como la fervenza da Graña o la de Santalla. Algunas transcurren entre bosques de aspecto mágico, como la fervenza de Gosolfe y la de Das Campaíñas. O entre canales rocosos, como la Corga da Fecha y la fervenza do Fócaro. Las hay que parecen escaleras de agua, otras que desembocan en piscinas naturales, caídas como en toboganes de piedra…
De Camino a la reflexión
Otra opción para contemplar algunos de los rincones naturales más hermosos de Galicia es recorrer el Camino de Santiago. La ruta jacobea cuenta con hasta diez itinerarios diferentes por la región. El más transitado es el Camino Francés, pero existe una alternativa fantástica para completar en otoño. Se trata del Camino de Invierno, que es la entrada natural desde la Meseta, un acceso que ya se transitaba en la época del Imperio romano para evitar tanto el ascenso a las cumbres nevadas de O Cebreiro como los frecuentes desbordamientos fluviales.
El Camino de Invierno ya se transitaba en la época del Imperio romano para evitar tanto el ascenso a las cumbres nevadas de O Cebreiro como los frecuentes desbordamientos fluviales
Con sus 240 kilómetros, este trazado atraviesa las cuatro provincias gallegas. Sigue prácticamente el curso natural del río Sil por las comarcas ourensanas de Valdeorras y la Ribeira Sacra. A continuación, discurre por el sur de Lugo y prosigue por la comarca del Deza (Pontevedra) hasta llegar a Compostela, capital de Galicia y ciudad emblemática a la que llegan peregrinos de todos los rincones del mundo. En total, varias etapas a través de una ruta muy tranquila entre parajes ocultos que enamoran más que nunca en estos meses, repletos de iglesias y monasterios románicos, un extenso patrimonio monumental que se mezcla con la arquitectura más tradicional y bodegas en las que se crían vinos excelentes.
Experiencias gastro
Es precisamente el otoño la época de vendimia y su estela. El momento ideal, por tanto, para degustar alguna de las referencias de sus cinco denominaciones de origen gallegas (Monterrei, Rías Baixas, Ribeira Sacra, Ribeiro y Valdeorras), que dispensan la posibilidad de completar recorridos guiados por sus viñedos e instalaciones bodegueras. Mención aparte merecen los productos y la cocina local: carnes, pescados, mariscos, verduras y postres son un manjar.
Hasta el 17 de diciembre, el programa Otoño Gastronómico en Turismo Rural de la Xunta de Galicia, que este año celebra su edición número 17, combina gastronomía, naturaleza y estancias en 79 alojamientos distribuidos por las cuatro provincias. En concreto, 24 están en A Coruña; 22, en Lugo; 17, en Ourense, y 16, en Pontevedra.Es este un plan perfecto para disfrutar solo o en pareja, con los amigos o en familia de una serie de menús exclusivamente concebidos para esta iniciativa. La lista de delicias que componen estas cartas es casi inabarcable: croquetas de mejillones con algas, buñuelos de grelos en caldo de cocido, paté de gallo de corral, arroz de monte, picaña de ternera con puré de castaña, vieira gratinada con langostino, rodaballo con salsa de alga nori, flan y filloas, tarta de castaña con helado artesano de vainilla…
Hay varias modalidades para adherirse a esta propuesta. Además del Menú Otoño, que incluye un entrante, dos platos principales, postre y vino Denominación de Origen gallega, es posible adquirir el Paquete Otoño Gastronómico, en el que se pernocta durante una noche en la casa de turismo rural que se elija. Otra opción es contratar el Fin de Semana Otoño Gastronómico, para una o dos personas. Si, en cambio, el plan es disfrutar con los niños, se puede adquirir el Fin de Semana Familiar Otoño Gastronómico. Además, hasta 25 establecimientos participan en Otoño Plus. Esta alternativa, la más completa, permite contratar actividades complementarias como paseos a caballo, descenso en canoa, catas de vinos, senderismo o visitas culturales, entre muchas otras. Ya solo falta preparar la maleta. Galicia aguarda.