Cáceres, naturaleza y patrimonio para más de un viaje
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Las primeras nevadas tapizan ya de un manto blanco las cumbres más altas de la provincia de Cáceres. A los pies de las montañas se extiende una tupida acuarela vegetal de intensos colores ocres y verdes. Contemplarlo desde el vehículo, conduciendo por las carreteras paisajísticas del norte, o hacerlo a pie, recorriendo sus innumerables caminos y senderos, es solo cuestión de gustos. En cualquier caso, el objetivo final es desterrar las prisas y gozar del privilegio que supone disfrutar de estos inmensos espacios al aire libre. No es casual que la Unesco haya reconocido parte del territorio cacereño por su extraordinaria riqueza natural.
El atractivo artístico y cultural de la provincia es también notable. Las ciudades monumentales de Cáceres y Trujillo seducen al visitante. Salpicadas por toda la provincia, distintas poblaciones exhiben orgullosas su legado centenario. Y su gastronomía. Dedicar tiempo a los placeres del buen yantar, ya sea para degustar in situ o llevar de vuelta a casa, es una tarea obligada.
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Los paisajes del norte
El invierno tiene un embrujo especial. Las reviradas carreteras del norte de Cáceres son perfectas para disfrutar del panorama natural de la provincia. Podemos recorrer la Sierra de Gata, Las Hurdes, los valles de Alagón, del Ambroz o del Jerte. También pasar por las Tierras de Granadilla hasta llegar a Plasencia, La Vera o el Campo Arañuelo.
En esta ruta merece la pena acercarse a los embalses y humedales. Son la escala extremeña para las grullas en su camino hacia tierras más cálidas, el lugar donde anualmente recalan para reponer fuerzas y continuar su viaje.
Aquel que decide calzarse las botas de montaña para recorrer las numerosas rutas y senderos de la comarca norteña se verá sorprendido por la fuerza del agua. El crujido de la escarcha en la montaña es el anticipo del ensordecedor sonido de las cascadas. A las poblaciones el agua llega quieta, canalizada en fuentes tradicionales o discurriendo por las regueras de calles empedradas de localidades singulares que perseveran en sus tradiciones, fogones y modos de vida. El agua en Cáceres también es sinónimo de disfrute, materializado en la variada oferta náutica que se reparte por toda la provincia.
Territorios Unesco: naturaleza y patrimonio
El Organismo de las Naciones Unidas ha reconocido a Cáceres por su riqueza natural. El Geoparque Mundial de la Unesco Villuercas-Ibores-Jara, la Reserva de la Biosfera de Monfragüe y la Reserva de la Biosfera Transfronteriza de Tajo-Tejo Internacional forman parte de los Territorios Unesco. Bajo los escarpes de la Cuarcita Amoricana, una formación rocosa que aflora en continuidad en los tres espacios y que recoge las huellas de la mano del hombre desde la Prehistoria, se despliegan enormes extensiones de dehesas.
La herencia histórica y cultural de estas tierras es destacada. El puente romano de Alcántara, uno de los más importantes del mundo de estas características, constituye un excelente ejemplo. También lo es el patrimonio natural arraigado en estos territorios. El Parque Nacional de Monfragüe representa una ocasión única para observar aves tan peculiares y distinguidas como el buitre negro, el águila imperial, la cigüeña negra, las grullas o la garza imperial. Y las vistas desde la subida a la Villuerca, geositio del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara, son espectaculares.
El sur, tierra de descubridores y del buen comer
En las Tierras de Cáceres y Trujillo las fortalezas, torres, palacios y murallas son silenciosos testigos de la historia. En la comarca de Miajadas-Trujillo, situada al sureste de la provincia de Cáceres, nacieron reconocidos exploradores, como Francisco Pizarro, descubridor de Perú; Orellana, del Amazonas y Ñuflo de Chaves, fundador de la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra.
La comarca, que posee unos bellos paisajes y acoge en sus llanuras a un sinfín de especies de aves, también sobresale por su riqueza gastronómica. En Trujillo se celebra anualmente la Feria Nacional del Queso, en la que se pueden catar deliciosos y reconocidos manjares de la provincia como La Torta del Casar o el Queso Ibores. Miajadas, una de las localidades con mayor extensión de campos de arroz de España, es también conocida por ser una de las grandes productoras de tomate del país.
Cultura para embelesarse
El viaje continúa admirando el patrimonio histórico, artístico y cultural de la comarca de Comarca Tajo Salor Almonte. Hay mucho donde elegir: la distinguida Plaza Mayor de Garrovillas de Alconétar; el Tesoro de Aliseda, un antiguo ajuar funerario tartésico hallado en esta localidad; el Castillo de Belvís de Monroy, una fortificación del siglo XIII; el Retablo Mayor de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Arroyo de la Luz, la obra más importante del pintor extremeño Luis de Morales, o el Museo Vostell Malpartida de arte contemporáneo, ubicado en el Monumento Natural Los Barruecos.
El placer de los orígenes
Para finalizar el camino solo queda adentrarse en la Sierra de Montánchez y Tamuja, en el corazón de Extremadura, donde la avutarda sorprende a los amantes de las aves. En sus sierras y dehesas de alcornoques y encinas pasta a sus anchas el cerdo ibérico, origen de los afamados y jugosos jamones de Montánchez. De sus olivares se obtiene un exquisito y reconocido aceite y de sus campos de higueras productos tradicionales, como el pan de higo, y novedosos, como los bombones.
Los senderistas que deseen conocer estas tierras tienen dos propuestas: la Ruta de los Molinos y Las Corralás. La primera parte de de la localidad de Arroyomolinos y cuenta con una veintena de antiguos molinos harineros, algunos de la época romana o griega. Las Corralás sale de Torrequemada y atraviesa la Dehesa del Boyal, donde se pueden admirar las Corralás, un conjunto de zahúrdas y cercados de piedra para la cría de cerdos y declaradas de Interés Cultural.
Para los apasionados del patrimonio son argumentos de muy alto valor las fachadas esgrafiadas de las casas de Valdefuentes; el Castillo de Montánchez; la Ermita de Nuestra Señora del Salor, fundada los templarios en el siglo XIII; el Castro de Villasviejas del Tamuja la Ermita del Amparo en Benquerencia, conocida como la capilla sixtina por los hermosos frescos que la decoran, y la Basílica de Santa Lucía del Trampal, el único templo visigodo que se conserva en pie en el sur de la península ibérica.