Un relámpago rasgando las nubes ilumina este bello y extraño cuadro del veneciano Giorgione, uno de los más enigmáticos de la historia del arte. El lienzo muestra a un hombre y a una mujer amamantando a un niño, fuera de los muros de una ciudad sin nombre, bajo la amenaza de una inminente tormenta. Su poderoso simbolismo ha dado muchos quebraderos de cabeza a los historiadores del arte, que no aciertan a explicar con certeza su significado. Giorgione, uno de los maestros del renacimiento veneciano, junto con Tiziano y Giovanni Bellini, murió de peste con poco más de 30 años truncando una carrera que se anunciaba deslumbrante. Es conocido por los refinamientos cromáticos y la plácida sensualidad de sus obras, aunque solo seis cuadros se le atribuyen con certeza. Su 'Venus dormida' (hacia 1510; Gemäldegalerie Alte Meister de Dresde, Alemania) sirvió de prototipo para las sensuales figuras recostadas de artistas como Tiziano, Rubens, Velázquez, Goya, Ingres, Manet o Modigliani.<a href="http://www.gallerieaccademia.it" target="_blank">Galleria dell'Accademia (Venecia)</a>Las tres tablas sobre la batalla de San Romano que Paolo Uccello pintó para decorar el palacio florentino de Cosme de Médicis se encuentran hoy dispersas por tres museos: la National Gallery de Londres, el Louvre (París) y la Galería de los Uffizi, en Florencia. Se trata de obras que no conforman un tríptico, pero que abordan un mismo motivo, la victoria de Florencia sobre Siena en 1432, con un estilo pictórico revolucionario para la época. En la obra se mezclan elementos medievales con otros renacentistas, como los atrevidos escorzos, el uso de la perspectiva y un tratamiento escultórico de los volúmenes. El conjunto estaba diseñado para ser contemplado desde abajo, por encima de la línea de visión. La National Gallery adquirió en 1857 la primera tabla, que representa al condottiero Niccolò da Tolentino, amigo y aliado de los Medici, dirigiendo la batalla. Se exhibe en la sala 59 del museo, junto a otro famoso cuadro de Uccello: 'San Jorge y el Dragón' (hacia 1470).<a href="https://www.nationalgallery.org.uk" target="_blank">National Gallery (Londres)</a>El Gobierno polaco compró en 2016 por 100 millones de euros la colección de la Fundación Czartoryski, valorada en 2.000 millones y que incluye 'La dama del armiño', uno de los pocos retratos pintados por el polifacético Leonardo da Vinci. La tabla, de 54,8 por 40,3 centímetros, representa a Cecilia Gallerani, la bella amante de 17 años de Ludovico Sforza, duque de Milán. Fue él quien hizo el encargo, y por eso la dama aparece con un armiño en su regazo, animal que formaba parte del emblema del poderoso duque. En 1798 el retrato fue adquirido por la familia Czartoryski y trasladado posteriormente a Polonia. En 1940 fue expoliado por los nazis para que formara parte de la colección de Hitler. Tras la guerra, regresó definitivamente a Cracovia.<a href="http://mnk.pl/" target="_blank"> Museo Nacional de Cracovia (Polonia) </a>Los brillantes frescos que cubren la bóveda de la capilla de los Scrovegni en Padua están considerados la obra cumbre del artista toscano Giotto di Bondone (1267-1337). La capilla, también llamada de l'Arena por la cercanía del anfiteatro romano, reabrió sus puertas en marzo de 2002 tras concluir la fase final de su restauración, iniciada en junio de 2001, tras 20 años de estudios preparatorios. Los frescos, que cubren por entero la única nave de la pequeña iglesia (900 metros cuadrados) y conservan sus vivos colores 700 años después de su construcción, fueron encargados por Enrico Scrovegni, una de las grandes fortunas de la Padua del siglo XIII, y constituyen una magistral secuencia narrativa (con más de un centenar de escenas de la vida de Cristo) que Giotto completó en 1305, tras dos años de intensa dedicación. Giotto inaugura un naturalismo que anticipa el Renacimiento, y su obra, que supuso una revolución contra el hieratismo imperante en la pintura medieval, fue muy celebrada por sus contemporáneos —Dante alaba su estilo en la Divina comedia— y por artistas posteriores como Masaccio y Miguel Angel, que se inspiraron en él para sus propias creaciones. De hecho, es considerado por muchos como el precursor de la pintura moderna occidental, al romper con la estilización del arte bizantino e introducir el concepto de espacio pictórico.<a href="http://www.padovanet.it" target="_blank"> Cappella degli Scrovegni (Padua, Italia). </a> (Getty Images)En 1465, el marqués Ludovico Gonzaga y su esposa, Bárbara de Brandenburgo, encargaron a Andrea Mantegna (1431-1506) la decoración de su habitación particular, la Cámara de los Esposos del Castello di San Giorgio, dentro del Palacio Ducal de Mantua (Italia). El pintor tardó casi una década en terminar el trabajo, pero el resultado es impresionante. En la pequeña estancia, Mantegna representó al marqués de Gonzaga, Ludovico, y a su mujer, Bárbara, con varios cortesanos y miembros de su familia, en un retrato colectivo en el que los personajes se mueven por un paisaje idílico y reconocible. Los personajes están representados sentados o de pie, ordenados en grupos, en actitudes relajadas y cotidianas. En la bóveda se recorta un trampantojo para ampliar el espacio del recinto: un balcón lleno de pequeñas cabezas de angelitos asomándose desde la barandilla al suelo.<a href="http://www.mantovaducale.beniculturali.it/it/" target="_blank"> Palacio Ducal de Mantua (Italia)</a> (Heritage Image Getty)Velázquez, un pintor capaz de ser a un tiempo cortesano y cruel con sus modelos, retrató a Giovanni Battista Pamphili (Inocencio X) tal como era, un pontífice de mirada penetrante y desconfiada, encarnación del cinismo religioso y político. Se cuenta que cuando el papa vio terminado su retrato, de un realismo demoledor, exclamó: “Troppo vero!”, demasiado veraz. A la penetración sicológica del personaje se une la virtuosa recreación de los tejidos, basada en una arriesgada gama de rojos y blancos. El cuadro es mítico también porque Francis Bacon, obsesionado con el retrato, se inspiró en esta obra para realizar su famosa serie de estudios y variaciones sobre el tema de Velázquez (al parecer, Bacon trabajó sin atreverse a ver el original, basándose en una reproducción que adquirió a la entrada de la Galería Pamphili).<a href="http://www.doriapamphilj.it" target="_blank"> Galería Doria Pamphili (Roma, Italia)</a>“El cuadro más bello del mundo”, según Aldoux Huxley, se custodia en Museo Cívico de Sansepolcro, una villa amurallada a 35 kilómetros de Arezzo (Toscana), donde nació hacia 1420 Piero della Francesca. La obra, que estuvo a punto de ser destruida durante la Segunda Guerra Mundial, ha sido restaurada, recuperando su color y transparencias originales. Además de artista, Piero della Francesca fue matemático y maestro de la perspectiva, temas en los que se concentró a partir del año 1470, cuando una enfermedad ocular le obligó a retirarse a Borgo Sansepolcro y abandonar la pintura. La influencia de sus formas simples y construcciones geométricas llegó hasta artistas contemporáneos como Picasso o Balthus, quien, fascinado por la perfección geométrica de su composición y la hierática belleza de sus figuras, se empleó como lavaplatos en una trattoria de Arezzo para poder ver a diario los 12 frescos sobre la leyenda de la Vera Cruz pintados por Piero della Francesca en la basílica de San Francisco.<a href="http://www.museocivicosansepolcro.it" target="_blank"> Museo Cívico de Sansepolcro (Toscana, Italia) </a>La primera documentación conocida de esta maravillosa tabla flamenca, una de las obras más enigmáticas del Museo del Prado, la sitúa en la sacristía de Santa María del Parral, en Segovia, donde permaneció hasta 1838. Fue un regalo que el rey castellano Enrique IV realizó al monasterio segoviano a mediados del siglo XV. La tabla, de 181 x 119 centímetros, fue pintada en Flandes entre 1440 y 1445, aunque la polémica sobre su autoría (ha sido atribuida a una decena de artistas diferentes, entre ellos Jan van Eyck) la ha acompañado desde su llegada al museo madrileño. Su significado tampoco está claro: dividida en tres niveles, la tabla muestra a Cristo junto a la Virgen y san Juan con el Cordero místico a sus pies, de donde brota un manantial. La parte central está poblada de ángeles músicos y cantores, y en el plano inferior aparecen representantes del clero y la nobleza y un grupo de judíos confusos y en fuga, uno de ellos con los ojos vendados. Su reciente restauración ha permitido recuperar la belleza de sus colores originales, brillantes verdes, rojos y azules elaborados con lapislázuli, una valiosa gema de color ultramar.<a href="http://www.museodelprado.es" target="_blank"> Museo del Prado (Madrid)</a>Johannes Vermeer (1632-1675), uno de los grandes maestros del Siglo de Oro holandés, junto a Rembrandt y Hals, pintó menos de 40 cuadros en sus 43 años de vida, pero logró crear unas obras sutiles y maravillosas, como su famosa 'Vista de Delft', un lienzo de 96,5 centímetros de alto y 115,7 centímetros de ancho donde logró captar magistralmente la luz de la ciudad (se cree que empleaba una cámara oscura para componer sus paisajes y retratos).<a href="https://www.mauritshuis.nl " target="_blank"> Mauritshuis. La Haya (Holanda)</a>La exquisita obra del prerrafaelista irlandés Frederic William Burton —una acuarela y gouache sobre papel de 95,5 x 60,8 centímetros— representa una escena de una vieja balada medieval danesa que cuenta la historia de la joven Hellelil, hija de un poderoso noble que se enamoró de su guardia personal Hildebrand, príncipe de Inglaterra. Su padre desaprueba la relación y ordena a sus siete hermanos que maten al joven príncipe. Burton eligió un momento romántico de la historia antes del terrible final: el conmovedor encuentro final de los dos amantes. Por razones de conservación, solo se exhibe los lunes y viernes de 11.30 a 12.30.<a href="http://www.nationalgallery.ie" target="_blank"> National Gallery of Ireland (Dublín) </a>