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10 puentes colgantes alucinantes Se construyeron para salvar valiosos espacios naturales, sortear ríos o atravesar desfiladeros tan vertiginosos como el Caminito del Rey. Recorremos algunos de los más espectaculares en España, desde Málaga a Galicia Inaugurado en 1905 por Alfonso XIII (de ahí su nombre), este sendero discurre por una pasarela aérea, suspendida y adosada a las verticales paredes del Desfiladero de los Gaitanes, entre Álora y El Chorro (Málaga), sobre el cauce del río Guadalhorce. El momento culminante llega al final del recorrido, cuando se cruza, con 105 metros de caída por debajo, una oscilante pasarela metálica de más de 30 metros de largo que cruza el desfiladero de lado a lado en paralelo al vetusto acueducto de Eugenio Rivera. La ruta, sencilla pero vertiginosa, arranca en Ardales (Zona Norte), donde se puede aparcar el coche. Al finalizar el recorrido, en El Chorro (Zona Sur), los visitantes pueden coger un autobús lanzadera que les devuelve al punto de partida (1,55 euros el trayecto). La entrada al Caminito del Rey, donde el casco de seguridad obligatorio, cuesta 10 euros por persona (18 euros en visitas guiadas). Más información: www.caminitodelrey.info Los caminos que entretejen la ruta senderista del Congost de Mont Rebei, en la sierra del Montsec, frontera natural entre Aragón y Cataluña, incluyen un puente colgante como uno de sus mayores atractivos para senderistas. La ruta se puede empezar en el aparcamiento de Masieta (si se viene desde Cataluña) y en la Casa Batlle (si se aparca en el lado aragonés). El paseo desde este último punto arranca cruzando un primer puente colgante en el barranco de Sant Jaume, para luego salir al congosto, que ofrece unas vistas azul turquesa espectaculares sobre el embalse de Canelles y el río Noguera Ribagorzana, afluente del Segre. Más adelante se encuentran una pasarela de vértigo, la de Montfalcó, cuyos 291 escalones colgados sobre el vacío salvan una altura de 83 metros. Más información: www.mapama.gob.es Gábor Kovács (alamy) Un sendero de 10 kilómetros y recorrido circular discurre por el cañón del río Monachil, en el desfiladero de Los Cachorros, muy conocido entre escaladores por sus verticales muros de roca caliza. El camino deja atrás primero el Cortijo de la Umbría, con buenas vistas de la ciudad nazarí, y continúa después por el Barranco del Encantado hasta adentrarse por un desfiladero con angostos pasos de piedra y cuevas naturales. Hay varios senderos, uno lleva por Caharros Bajos y el túnel de las palomas; otro sigue el curso del río, pero en ambos casos toca ver (y pasar) por el puente colgante de esta ruta, de 63 metros, construido hace cien años. Se puede acceder al inicio de la senda en autobús desde Granada (línea 183) o en coche (la mejor zona para aparcar, gratuita, se encuentra aquí ). Más información: www.turgranada.es VictorPeFotografia (getty images) Esta senda entre puente colgantes parte del pueblo de Chulilla, a una hora de Valencia, en los alrededores del parque natural de Chera. La historia de sus pasarelas se remonta a la construcción del embalse de Loriguiña, cuando se habilitaron para facilitar el paso a los obreros por el cañón del río Turia. Se levantó un puente fijo y otro colgante, aunque ambos cayeron y fue en 2013 cuando se volvieron a construir. Los dos están sostenidos ahora por cables de acero: el más alto, a 15 metros sobre el río, tiene 21 metros de recorrido y el segundo, más bajo (5 metros y medio de altura), cuenta con 28 metros de longitud. Al pasar el segundo puente, la ruta continúa por la margen derecha del río. Además de senderistas, que suelen aprovechar las zonas de baño del remanso de las mulas y el charco azul, la zona es frecuentada por escaladores. Mejor evitar ir en fin de semana, pues la afluencia de caminantes es alta. Se puede aparcar el coche en el pueblo (cuesta 4 euros), aunque también hay zonas donde dejarlo a lo largo del sendero. Más información: www.chulilla.es remast (getty images) Además de por amantes del senderismo, el puente de Soutomaior (Pontevedra) suele ser transitado por los pescadores que quieren cruzar la unión entre el río Oitavén y el cauce del Verdugo, en cuya orilla arranca esta ruta circular, punto desde el que se otea un antiguo molino. Ya junto al puente colgante se encuentran la Poza das Bestas y una playa fluvial. Las orillas del Oitavén también regalan una bonita estampa: las ruinas de un antiguo molino de agua. En la zona se encuentra además el castillo del mismo nombre del puente, abierto al público. El acceso se puede hacer en coche por la carretera PO-255 (une Ponte Caldelas con Soutomaior), tomando el desvío a Romariz. Se recomienda aparcar arriba (es gratuito) y bajar caminando (un kilómetro) hasta la orilla del Verdugo. Más información: www.turismo.gal En la ribera del río Lérez, en la provincia de Pontevedra, se encuentra este bello puente cuyos tirantes de acero y suelo de tablones de madera comunican, a 15 metros de altura, las poblaciones de A Retorta y Calvelo, dentro de la Red Natura 2000. Cercano a la playa fluvial de Calvelo (o Praia do Canal), el puente tiene 30 metros de longitud y vistas a meandros y pequeñas cascadas. Bajo su estructura se puede ver un molino de agua con cubierta de piedra a dos aguas. El acceso es muy fácil y hay aparcamiento, apenas a unos 100 metros de distancia. www.turismo.gal Turismo Rías Baixas A la ínsula de Arriba o de Seivane, en el lucense Outeiro de Rei (entre Gondai y Martul), también la llaman la isla del puente colgante. La estructura ayuda a cruzar el río Miño e iniciar una senda circular de unos tres kilómetros que permite conocer la isla y que arranca en la parroquia de San Xoán de Parada. La isla no era muy conocida por su difícil acceso antes del puente, lo que permitió que se conservase un bosque autóctono de robles, acebos y fresnos en uno de los paisajes más singulares del Miño. Además de la de Seivane, hay otras islas en el río, cuya cuenca fue declarada en 2002 reserva de la biosfera por la Unesco. Más información: www.disfrutadegalicia.com Rodrigo Rega Galicia es una de las comunidades donde más puentes colgantes hay, debido a la gran cantidad de ríos que discurren por su accidentada orografía, algunos de los cuales, más allá de los ya citados, merece la pena visitar. Como la pasarela metálica colgante que salva el río Ulla entre Couso y Pontevea, en el área recreativa de O Xirimbao (Pontevedra), tendida para unir los cotos de pesca de Ximonde y Xirimbao (en la imagen). Tiene 80 metros de largo. El puente de Noia, en A Coruña, pasa por encima del río Tambre y forma parte de una ruta de senderismo que llega hasta Ponte Nafonso. Y una última pista: el puente de Oia, cerca del balneario de Berán (Ourense), en la ruta natural que une Pazos de Arenteiro con Ribadavia. Más información: www.turismo.gal Juan Tiagues Este ‘pont penjant’ de madera fue construido en 1945 —solo admite 10 personas a la vez— y forma parte de un bellísimo enclave medieval en el valle de Sau-Collscabra (Barcelona). Comunica, las dos poblaciones que le dan nombre, Rupit, a 845 metros sobre el nivel del mar, un pueblo con casas de origen románico y calles de piedra, y Pruit, a 950 metros de altitud, un hermoso conjunto de masías. La excursión, además de cruzar el puente, invita a visitar la iglesia barroca de San Miguel y los vestigios del castillo y el salto de Sallent (preferiblemente en época lluviosa), a dos horas del pueblo, y sorteando restos de molinos por el curso de la riera de Rupit, afluente del río Ter. Más información: www.rupitpruit.cat Sanmi Photography (getty images) El parque nacional de los Picos de Europa ofrece enclaves espectaculares. Entre ellos, la única vía ferrata que hay dentro de un parque nacional, la de Valdeón, en las cercanías de Cordiñanes (León) y el río Cares. Con 1.200 metros de recorrido —entre la Aguja de María del Carmen y la Peña Castro—, en esta ruta de dificultad alta se atraviesa un espectacular puente colgante de estilo tibetano. Tiene 35 metros de longitud y está suspendido 30 metros sobre el vacío. El Ayuntamiento de Posada de Valdeón gestiona el paso por la ferrata (y el puente), de acceso gratuito pero con equipamiento técnico obligatorio. Para ello hay que solicitar permiso previo, ya que además la ruta está limitada a 50 personas diarias por motivos medioambientales. Más información: valdeon.org Andrés Gómez