19 fotosAsí es el hotel de Eduardo Souto de Moura que ha triunfado en la Bienal de VeneciaPasado y presente se fusionan en São Lourenço do Barrocal. El arquitecto portugués transformó una finca agrícola bicentenaria del Alentejo en un retiro excepcional 01 jun 2018 - 00:00CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEduardo Souto de Moura, premio Pritzker 2011, ha sido galardonado en la XVI Bienal de Arquitectura de Venecia con el León de Oro a la mejor participación por “la precisión del emparejamiento de dos fotografías aéreas, que revela la relación esencial entre la arquitectura, el tiempo y el lugar”. Su proyecto 'Vo De Jour', en la exposición FREESPACE en el pabellón central (comisariado por las irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara), está compuesto por dos imágenes que muestran el impacto del trabajo del arquitecto en una aldea agrícola bicentenaria de Portugal. En la imagen, el pasado de una finca familiar y el presente (a la derecha) del hotel São Lourenço do Barrocal, Hotel & Monte.Francesco Galli (La Biennale di Venezia)José António Uva pertenece a la octava generación de la misma familia que vive en esta finca del siglo XIX, situada en un pueblo del Alentejo (Portugal). Él invitó a Moura a visitarla y le contrató para regenerarla, pues quería devolver la vida al lugar y convertirlo en un destino para el descanso. En 2008 se iniciaban las obras, que terminaron en marzo de 2016 con la apertura del hotel.Nelson GarridoEl objetivo de Eduardo Souto de Moura era utilizar esa herencia recibida. Las dos imágenes expuestas en la Bienal de Venecia muestran cómo, a pesar de la transformación integral de los edificios, la intervención se hizo a pequeña escala para no distorsionar el entorno.Nelson Garrido“Una de las cosas que me sorprendieron fue que no solo era una casa. Es un verdadero miniuniverso, un pueblo”, ha dicho de la finca Eduardo Souto de Moura. “Tiene su propia jerarquía, una calle, una plaza, edificios que raramente encontramos en esas buenas condiciones”. Olivos, robles y viñedos forman parte de este enclave situado en las laderas de la pequeña localidad amurallada de Monsaraz (en la imagen), cerca del lago Alqueva —uno de los largos artificiales más grandes de Europa—.Nelson GarridoEl estudio de Souto de Moura mantuvo intacta la arquitectura tradicional de las calles, manzanas y las diversas edificaciones agrícolas de este lugar del Alentejo (a unos 160 kilómetros de Lisboa). “Barrocal es un proyecto difícil pero muy interesante porque estamos trabajando en el filo de la navaja. Si vamos demasiado lejos lo estropearemos, y si no hacemos lo suficiente, no funcionará”, dice el arquitecto sobre su proyecto en el catálogo de la reciente exhibición en la ciudad italiana.Nelson GarridoEl São Lourenço do Barrocal, Hotel & Monte Alentejano se encuentra en el corazón de las 780 hectáreas de una finca que ha sido propiedad de la misma familia durante 200 años. Hoy los viajeros se hospedan en un alojamiento de cinco estrellas que además tiene una granja, un huerto (de vegetales, frutas y hierbas aromáticas), un establo, un 'spa', una piscina exterior, sala infantil de juegos, restaurante, bodega y una tienda. También tiene un bar (en la imagen), ubicado en una vieja almazara.Nelson GarridoSiete edificios situados en una calle principal hoy forman este hotel con 40 estancias. Las paredes de las principales edificaciones siguen pintadas de blanco, el suelo es de barro cocido y los techos abovedados se siguen mostrando tal como eran.Nelson GarridoEl hotel tiene 22 habitaciones, en las que los animales domésticos (de hasta 15 kilos) son bienvenidos. Cinco de ellas son las llamadas Winery Rooms, y están situadas en el camino que lleva hasta la bodega. Otras cinco, las Countryard Rooms, tienen una terraza privada de 25 metros cuadrados. Las 12 Farm Rooms son las más pequeñas (con entre 50 y 60 metros cuadrados). Además, también dispone de dos 'suites' de 90 metros cuadrados con terraza y vistas a la piscina.Nelson GarridoOtra de las características de la reforma de esta antigua finca agrícola ha sido la construcción de las 16 cabañas de campo para huéspedes. Equipadas con cocina, salón y terraza son la mejor opción para quienes viajan en familia (el 'cottage' más grande es para seis personas). En la imagen, la cocina de una de las cabañas.Nelson GarridoTodos los interiores han sido diseñados por AnahoryAlmeida, el estudio de Ana Anahory y Felipa Almeida. Una decoración de aires 'vintage', que mezcla pasado y presente sin ser pretenciosa. En la imagen, el salón de una de las cabañas de São Lourenço do Barrocal, Hotel & Monte.Nelson Garrido“Lo que es fascinante de este sitio es el cambio en su uso. Un edificio puede haber sido creado para un propósito y evolucionar hacía otro según las necesidades. Edificios destinados a la agricultura se pueden convertir en casas o una vaqueriza en restaurante”, decía el arquitecto. Souto De Moura pretende que los huéspedes acaben formando una pequeña comunidad por unos días. En la imagen, la entrada al restaurante, ubicado en el antiguo granero.Nelson Garrido“Creo que la primera impresión de la gente será sentirse en casa, incluso si han venido solo para relajarse. Uno va a leer, otro va a escribir una tesis, otro está aquí para unas vacaciones. La gente se topará con el otro y se irán a comprar pan o el periódico o saldrán a cenar”, ha dicho el arquitecto. El menú del restaurante del hotel respeta los sabores tradicionales de la región del Alentejo, y gran parte de su materia prima proviene de la granja y el huerto ecológico de la finca.Nelson Garrido“La mejor manera de preservar un legado patrimonial de este tipo es viviéndolo, aunque eso signifique dañarlo en algunos lugares. Porque solo la vida cotidiana lo transforma en algo natural y le da el sentido de patrimonio”, ha dicho Souto de Moura sobre este trabajo en el que se ha centrado en la transformación de los espacios. En la imagen, el restaurante del hotel preparado para el desayuno.Nelson GarridoEn la tienda del hotel se venden algunos de los productos que se elaboran en la finca, como su selección de vinos. Además, exquisiteces locales, aceites y artesanía portuguesa también están en los estantes de un establecimiento que mantiene la estética de todo el alojamiento, centrada en todos claros y uniformes y espacios con mucha luz.Nelson GarridoEl hotel se enmarca en un lugar ideal para el descanso. Pero si alguien necesita una ayuda extra para relajarse tiene el 'spa'. Los huéspedes pueden utilizar sin cargo adicional las saunas secas, la bañera de hidromasaje hecha de cedro y la sala de relajación. Y la marca austriaca Susanne Kaufmann es la responsable de los tratamientos, que se realizan con cosméticos orgánicos.Nelson GarridoEl proyecto de Eduardo Souto de Moura también está pensado para disfrutar de la naturaleza y realizar actividades al aire libre. Ofrecen a sus huéspedes bicicletas con las que moverse por la finca, y el proyecto del arquitecto reformó una de las instalaciones en un establo con capacidad para ocho caballos. Montar es una buena opción para explorar el terreno, ideado por el paisajista Joao Gomes da Silva, o subir hasta Monsaraz.Nelson GarridoLa piscina al aire libre, en la que se interna una enorme roca de granito, es otra de las opciones para disfrutar del hotel. También se organizan caminatas por sus terrenos, se ofrecen picnics e incluso una búsqueda del tesoro para los más pequeños.Nelson GarridoLas barricas de la bodega del hotel tienen capacidad para hasta 80.000 litros de vino. Esta se planteó no solo para que sus huéspedes la visiten y realicen catas, aquí también se organizan eventos. Al frente de los viñedos y la elaboración de los vinos está la enóloga española Susana Esteban.Nelson GarridoEn las casi ocho hectáreas de terreno, se encuentran 16 dólmenes y menhires milenarios. Pasar una noche en este hotel con aspecto de aldea, que fusiona pasado y presente, cuesta desde 250 euros la noche. Y la noche ofrece otro de sus atractivos: pues el cielo de esta zona del Alentejo está certificado como 'dark sky reserve' por la claridad con la que se ven las estrellas. En la imagen, vistas desde una de las habitaciones.Nelson Garrido