51 pueblos de Albacete
El cómico y actor Juan Dávila recorrió la provincia albaceteña para subirse a los escenarios de sus municipios
Ex futbolista, ex funcionario y ex fisioterapeuta, el actor y cómico Juan Dávila ha tenido muchas vidas y está a punto de empezar otra, cuando se estrene en otoño la serie El incidente en Antena 3, un thriller de alto voltaje en el que comparte reparto con Barbara Lennie y Marta Etura. Tiene, además, nada menos que cuatro espectáculos teatrales en cartelera.
Explíqueme. Hay mucha mística sobre los viajes del cómico.
Lo de los cómicos es una cosa que solo podemos entender nosotros. Pasas por muchos sitios pero estás muy solo y no conoces nada. Me gusta mucho como lo reflejan en la serie Louie. Hubo una ocasión en la que yo había dejado mi trabajo para dedicarme solo al teatro, hace unos tres años. Tenía actuación en Almería y me pusieron en el típico motel terrorífico que abres la puerta y huele a tabacazo. Era tan horrible que me fui a dormir al coche. A la mañana siguiente me llamó mi madre y me preguntó qué tal y yo: “Muy bien, mamá, el hotel genial”. Porque si le llego a decir la verdad… El verano pasado me hice una gira de 51 actuaciones por pueblos de la provincia de Albacete.
Pero, ¿cómo?, ¿cuántos pueblos hay en Albacete?
Hay unos 80, creo, y yo me hice 51. Actué en piscinas, en plazas, ante niños, ante señores durmiendo…
¿Y qué aprendió sobre Albacete tras ese exhaustivo repaso?
Que hace mucho calor en agosto. Ahora oigo “Albacete” y es me revuelven las tripas. Una amiga quería llevarme a las fiestas y le he dicho que ni loco. Pero me fue bien para preparar el personaje de El incidente, porque hago de guarda forestal y pude hablar con varios.
¿Cómo es eso de que usted era futbolista antes que actor?
Jugaba en Segunda y Tercera Regional. Antes de la crisis se podía vivir bien así. También probé a jugar en México, en el Toluca, pero duré tres meses. Me aburría mucho. Llegué a hacer la pretemporada con el equipo en Costa Rica, que hace 14 años era muy distinta. Una locura.
Estaría muy virgen todavía.
Sí, recuerdo que hacías tirolina por la selva y tenías un ojo en la vegetación y otro en el cable, porque no daba mucha confianza. Por las mañanas corríamos a 3.000 metros de altitud. Nos quedábamos prácticamente sin oxígeno y así rendíamos más por las tardes en el entrenamiento.
Albacete en agosto y correr en un volcán. Lo suyo son los viajes extremos.
Desde luego.
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