El templo romano de Córdoba abre sus puertas
Este santuario fue levantado en el siglo I en la Corduba romana para rendir culto a los emperadores divinizados
Cuando Julio César fue asesinado, cuentan que durante los Juegos dados en su nombre apareció un cometa que brilló siete días. Desde entonces las ciudades romanas instituyeron rendir culto a su figura y a la de los emperadores de su dinastía. Colonia Patricia Corduba, capital de la Baetica, una de las provincias más importantes de la Hispania romana, le dedicó un espacio propio. Una vasta plaza levantada en el siglo I sobre la que se alzó un grandioso templo. Ahora, después de muchos años de abandono y de posterior restauración, esta emblemática construcción se puede volver a visitar desde diciembre en Córdoba.
En su construcción se emplearon columnas y capiteles corintios de mármol blanco, sillares de piedra para sus muros y hormigón en una escalinata. El espacio solemne a modo de foro estuvo rodeado por un pórtico con esculturas de togas y una estatua ecuestre en bronce. Para esta operación urbanística se aprovechó el declive natural del terreno, edificándose una gran terraza sobre la que se elevó el edificio que sobresaldría de la muralla. El público, concentrado en la plaza que rodeaba al templo, asistía a las ceremonias de sacrificios de animales en un altar a cielo abierto. A pocos metros, también podía acudirse al circo para disfrutar de carreras de cuadrigas.
A partir de los siglos III y IV este complejo fue abandonándose para convertirse en cantera de materiales y caer en el olvido. No fue hasta el año 1951 cuando comenzaron las primeras intervenciones arqueológicas que promovieron la reconstrucción de las columnas actuales que vemos sobre pilares de ladrillo. En décadas posteriores, el recinto se cerró y se siguió investigando sobre él hasta ser declarado Bien de Interés Cultural.
El proceso de recuperación sigue abierto y, desde diciembre, el templo muestra ya una nueva imagen. Tras haber sido limpiado, se han habilitado dos entradas y se ha colocado una bella iluminación artística con proyectores led. Se prevé una última fase en la que se incorpore al yacimiento un centro de interpretación para que pueda ser mejor comprendido por ciudadanos y turistas.
De este modo, los visitantes comprobarán cómo los viajeros que accedían a Corduba en el siglo I desde la calzada de la cercana Vía Augusta divisaban la silueta de tan colosal templo. Un referente urbanístico de grandes proporciones y uno de tantos edificios religiosos que poseyó la capital, cuya ubicación resulta, hoy por hoy, prácticamente desconocida.
Bajo el lema de Devotio Augusti, este santuario que recuerda al templo dedicado al dios Apolo en Roma muestra el tributo religioso que la sociedad rendía a emperadores y emperatrices, no solo fallecidos, sino césares vivos y miembros destacados de sus familias. Una manera de recordar la magnificencia y el legado de la vieja Corduba; una de las tres capitales más destacadas de la Hispania Romana.
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