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rutas urbanas

Belfast, mural a mural

Una ruta por los grafitis políticos e históricos de la capital de Irlanda del Norte

Mural con motivos celtas en la zona de Ardoyne, a las afueras de Belfast.
Mural con motivos celtas en la zona de Ardoyne, a las afueras de Belfast.Jim Richardson

“Es fácil sortear los murales de Irlanda del Norte”, escribe Bill Rolstom en su libro Drawing Support. “Los artistas dicen que no es arte, los políticos no los apoyan y los científicos y periodistas los eluden”. Según este autor norirlandés, para la gente que vive fuera de las áreas trabajadoras, estas pinturas son “ajenas a su realidad”. Sin embargo, cada vez es más difícil esquivarlos “porque, indudablemente, existen”. Basta con desviarse de la neutral zona céntrica y transitar los barrios periféricos de Belfast. Aquí cada calle está marcada por la identidad de sus residentes: Los que apoyan la pertenencia al Reino Unido y los que prefieren la independencia o la inclusión en la República de Irlanda. Una disputa que ha costado más de 3.500 vidas a lo largo de 50 años. Un conflicto que, como si de un cómic se tratara, puede recorrerse a través de las imágenes dibujadas en los muros de estos cinco puntos de la capital.

01 FALLS ROAD

Homenaje a Bobby Sands en Falls Road.
Homenaje a Bobby Sands en Falls Road.Boston Globe

Esta calle ocupa un espacio privilegiado en la cultura de los murales por su constante regeneración. A pesar de que los dibujos nacionalistas comenzaron después de los unionistas o probritánicos, su trayectoria ha sido mucho más enérgica. En la dirección donde se encuentra la sede del Sinn Féin (principal partido nacionalista) o la tumba del líder republicano Bobby Sands, los dibujos han ampliado sus horizontes, mostrando lazos con Palestina, Cuba o el País Vasco. El barrio conserva un tramo de “línea de la paz”, eufemismo que se refiere a una tapia que segrega a las dos comunidades y cuyas puertas de entrada y salida aún se cierran por la noche. En Belfast existen 80 muros semejantes repartidos a lo largo de 30 kilómetros, “a la manera del de Berlín y similar a los de Gaza o Cisjordania”, como explica el periodista Carlos Fresneda en su blog.

02 SHANKILL ROAD

Banderas británicas en la zona unionista que rodea a Shankill Road.
Banderas británicas en la zona unionista que rodea a Shankill Road.René Mattes

Paralela a Falls Road, Shankill es su reverso unionista. Esta avenida proletaria con bares y restaurantes de comida rápida mantiene en el trono los colores de a la bandera británica: azul, blanco y rojo. Desde su inicio hasta el desangelado final, las paredes se llenan de acusaciones a los partidos nacionalistas y de alabanzas a la familia real inglesa. Para saborear las pinturas merece la pena internarse en las urbanizaciones que esconden algunas sorpresas entre aceras tricolores. Aquí los retratos se combinan con las siglas de grupos paramilitares y abundan las alusiones a los llamados “carniceros de Shankill”, una banda unionista que sembró el terror durante la primera mitad de los años setenta asesinando a civiles católicos en redadas nocturnas.

03 NEW LODGE ROAD

En esta escueta calle del noroeste -cercana al parque Waterworks, uno de los pulmones de la ciudad- los edificios todavía ondean banderas republicanas y sus muros homenajean a los 10 nacionalistas que murieron tras una huelga de hambre en la cárcel en 1981. El bar Fitzgerald ejerce de bisagra haciendo esquina con Lepper Street, y un poco más abajo los murales llevan a  épocas aún más pasadas. Uno retrata la gran hambruna de mediados de siglo XIX, originada por la escasez de cultivos y la ineficiente mediación política, que provocó el éxodo de dos millones de irlandeses a lugares como Estados Unidos, Canadá o Argentina.

04 NEWTONARDS

Referencias al Titanic en la zona portuaria de Newtonards, donde fue construido.
Referencias al Titanic en la zona portuaria de Newtonards, donde fue construido.Peter Macdiarmid

En el extremo este de la ciudad, al otro lado del río Lagan y con una amplia panorámica de las dos grúas que simbolizan la ciudad, Newtonards rinde homenaje en un mural a los trabajadores de sangre británica que construyeron el Titanic a principios de siglo XX, emblema de Belfast y su puerto. También muestra algunos acontecimientos históricos unionistas, como la batalla de Boyne. En esta contienda de 1690, el protestante Guillermo de Orange venció al católico Jaime II. Este episodio afianzó el dominio británico y protestante en Irlanda y se conmemora cada 12 de julio. Al parecer, el entusiasmo por relatar las hazañas británicas como esta fue lo que llevó a la población protestante a dibujar en los muros de sus edificios allá por 1908. Una corriente que ganó adeptos y se estabilizó en 1920. Según expone el profesor Luis Antonio Sierra en su libro Irlanda del Norte. Historia del conflicto, “de este periodo viene la creencia unionista de que su papel en Irlanda no es otro más que el de civilizar el país y asegurarlo para la corona británica”.

05 ARDOYNE

Seguramente la visita de otras ciudades como Derry anularía un paseo por Ardoyne. No obstante, con algo de tiempo y ganas de salirse del extrarradio, lo que en su día fue una pequeña aldea, con su iglesia católica presidiendo, es hoy un suburbio que conviene ojear. Situado al final de Crumlin Road, en el extremo oeste, este conjunto de casas en cuesta que remite a una película de Ken Loach.  Hace una década estuvo en el punto de mira por uno de los últimos capítulos de la segregación religiosa. En 2001, unas chicas fueron acosadas durante el camino a su escuela, la femenina Holy Cross, situada en medio de un área protestante. Hasta hace poco, el principal mural recordaba este incidente. “Arkansas 1957 - Ardoyne 2001: la misma vergüenza”, exhibía en comparación con el trato a la población negra en Estados Unidos. Ahora esa misma pared muestra un colorido collage que asegura que “Los niños son nuestro futuro”. En otros murales de la zona hay alusiones a juegos tradicionales, a la música o danza de la cultura gaélica y referencias, de nuevo, al edificio donde retuvieron a los huelguistas de hambre, el H-Block. Porque, como afirma Sierra, “los murales han transmitido tanto en el pasado como en el presente las inquietudes, sentimientos y estados de ánimo de los ciudadanos con respecto a la situación del Ulster”.

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