La Cueva de las Mil Momias

Emma Lira considera que se sabe poquísimo sobre los guanches, los aborígenes de Tenerife. La escritora, que acaba de publicar la novela Búscame donde crecen los dragos (Plaza y Janés), eligió la isla canaria para desarrollar parte de la historia de su libro.

¿Qué le inspiró?

La extensa herencia arqueológica de las islas y los guanches.

¿Investigó al respecto?

Me atrajo enseguida la mitología que los rodea. Unos dicen que eran atlantes; otros, que eran vikingos naufragados, y los más rigurosos se decantan por que eran bereberes originarios de África.

¿De dónde le viene la debilidad por el archipiélago?

Mi marido se trasladó a trabajar allí hace seis años. Cuando iba me alojaba en una finca en la que se desarrolla parte de la novela. Empecé a escuchar historias sobre encuentros arqueológicos de turistas que llegaban con un zurrón antiquísimo o una vasija. ¡Era arqueología viva!

¿Buscó yacimientos?

Sí, en los barrancos del valle de Güímar. En uno de ellos, el de Erques, un historiador del XVII situó La Cueva de las Mil Momias, una especie de tumba con restos guanches. Los arqueólogos la buscaron durante siglos. Convencí a unos amigos para hacer un rápel por la pared. Pasamos el día colgados, mirando en cada agujero. No la encontramos, pero no desisto.

Persistente… ¿sigue los pasos de Indiana Jones o de Lara Croft?

Soy más de Indy. Me apasiona la arqueología, pero también la geografía. En Tenerife son espectaculares los tubos volcánicos, una formación kilométrica originada por el magma.

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