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De habitar y amar

La revista Monocle ha seleccionado los 25 centros urbanos más apasionantes del mundo Madrid ocupa el puesto 20, y Barcelona, el 21

Parque Wahlen de Zúrich (Suiza).
Parque Wahlen de Zúrich (Suiza). CHRISTOF SCHUERPF

Crear una jerarquía de las ciudades más vivibles del mundo es una tarea hercúlea. Pero tras semanas de hacer números, deliberar concienzudamente sobre el sentido de unos cálculos en constante cambio y de charlar acerca del impacto de los proyectos relacionados con las infraestructuras, hemos llegado a unos resultados que sirven como indicador de la calidad de vida.

Han sido 12 meses turbulentos para el conjunto de ciudades europeas. Las vicisitudes de los mercados globales se dejan sentir profundamente en los ayuntamientos, desde Rotterdam hasta Riga, y lamentablemente la crisis económica ha visto cómo algunas de las favoritas quedaban fuera de nuestra lista, ya que su desempleo juvenil se disparaba y las oportunidades de negocio se venían abajo.

Por lo cual este año hemos añadido unos cuantos tests de compromiso cívico al combinado. El ocio ha sido esencial en nuestro orden del día. Una piscina al aire libre o un lago bien mantenido y apto para nadar pueden suponer una gran diferencia en la salud de una comunidad y, por supuesto, otorgarle vitalidad a la urbe.

Nuestros indicadores habituales de delitos, sistema sanitario, educación pública y clima de negocios siguen aquí. Pero este año también hemos mandado a nuestros corresponsales que sumen el número de librerías, desde Auckland hasta Oslo. Creemos que quienes nos surten de Molière y Murakami son indicadores clave de lo cultural, lo económico y lo cívico.

Y después están los grandes acontecimientos. Ciertos proyectos muy pregonados pueden no realizarse y dejar a los residentes decepcionados, y desconcertar a los curiosos internacionales. Es obvio que hablamos de Berlín, cuyo aeropuerto de Brandeburgo ha retrasado inesperadamente su inauguración desde este verano hasta marzo de 2013, un pobre detalle viniendo de la capital de la indomable economía europea.

Tras seis años elaborando estos índices, hemos aprendido a ignorar las proyecciones informatizadas y las maquetas de los arquitectos. Nuestras clasificaciones se basan en lo que está construido y funciona. ¡Hay tantas ciudades que tienen diseños grandiosos en perspectiva pero a las que todavía les falta compromiso para cambiar! París, por ejemplo, sigue siendo preciosa, bien pensada y chic, pero tercamente fría y distante; además, todavía ha de afrontar el carácter desabrido y derrotista de sus barrios periféricos.

Por esta razón, nuestro trío ganador de visionarias europeas merece su triunfo. Sí, todas son bonitas, elegantemente maduras y están rodeadas de agua. Pero también son innovadoras, muy valientes, ciudades que no se arredran ante los apuros económicos.

La tienda de bolsos Freitag, en Zúrich (Suiza), está construida con viejos contenedores de barco reciclados. Es un proyecto de Spillmann Eischle
La tienda de bolsos Freitag, en Zúrich (Suiza), está construida con viejos contenedores de barco reciclados. Es un proyecto de Spillmann EischleGETTY

 01 Zúrich

Suiza

Para el forastero, Zúrich parece fácil de descifrar: posee todos los estereotipos del estilo de vida suizo, con sus calles modositas, barrios residenciales limpios y cultura estrictamente empresarial.

El forastero está en lo cierto. Más o menos. Zúrich es un centro neurálgico a nivel económico. Es el cuarto centro financiero más importante del mundo tras Nueva York, Londres y Tokio (aunque Singapur y Hong Kong podrían quejarse) y genera aproximadamente una quinta parte del producto nacional y el empleo suizos. El 77% de los trabajos de la ciudad está relacionado con las finanzas.

Entre financieros bien arreglados, el toque de caos benigno de Zúrich procede de su escena artística. Posee una vida cultural variada, pues alberga más de 50 museos, teatros y salas de conciertos, y un montón de galerías. Además de la reapertura del edificio Löwenbräu, que será sede de la Kunsthalle, de Hauser & Wirth, y del Museo Migros, este año se inaugura el nuevo festival Arte y Ciudad. Gran parte de su encanto se halla en sus joyas artísticas indie, situadas fuera de los circuitos convencionales. Si uno se da un paseo por Limmatstrasse de camino al Viadukt, es probable que se tope con la Industriehof. Construida en 1929 por el arquitecto Fritz Fischer, la antigua sala de exhibición y garaje del legendario concesionario de coches Emil Frey alberga hoy galerías como BolteLang y Lullin+Ferrari.

Zúrich es además una ciudad que trata constantemente de mejorar. Influida por un número creciente de inmigrantes alemanes, chinos y británicos, ha ido cambiando sus ademanes poco a poco: el comercio minorista independiente comienza a surgir a lo largo y ancho de la ciudad y hay más opciones para comprar en domingo y a última hora de la tarde, con zonas comerciales que se desarrollan en la estación de tren y en el aeropuerto.

Las otras ganadoras

El reciente torbellino económico puede haber afectado a algunos bancos de la ciudad, pero también ha estimulado a los emprendedores, con una cantidad creciente de jóvenes que comienzan a montar sus propios negocios y unas 30 iniciativas, solo el año pasado, en campos que van desde la tecnología hasta la medicina. “La cultura del riesgo en Zúrich es bastante baja”, explica Michel Bachmann, cofundador del Hub Zúrich, la filial suiza de la incubadora de tendencias londinense. “La gente de aquí siempre hace bien sus deberes, investiga todas las opciones y lo tiene todo planeado antes de decidirse a invertir en un negocio incipiente. El Gobierno siempre ha apoyado a las empresas de alta tecnología; ahora tratamos de atraer mayor inversión hacia granjas de cultivo biológico y hacia nuevos proyectos educativos innovadores”.

Algunos de los encantos de Zúrich —edificios bajos, mentalidad provinciana y prosperidad— son también sus puntos débiles. Una de las principales preocupaciones de la ciudad sigue siendo la escasez de propiedades y el coste de la vivienda. El edificio de 36 plantas Prime Tower, primer rascacielos de Zúrich, puede que destaque como un dedo pulgar inflamado, pero a la vez simboliza el compromiso de la ciudad para abordar la escasez de espacio comercial y repensar la planificación urbanística.

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La ciudad se ha focalizado principalmente en Zúrich Norte, el área entre el aeropuerto y el centro, y en Zúrich Oeste, un antiguo páramo industrial que ha sido transformado a lo largo de la década anterior y ahora alberga artistas y diseñadores y el tipo de vida nocturna floreciente y alternativa que esperas que genere ese tipo de gente. Una nueva línea de tranvía, construida con un coste de 150 millones de francos suizos (124,6 millones de euros), conecta ahora el vecindario con el centro, y los tranvías pasan cada cinco minutos, con un índice de puntualidad muy suizo de un 96%.

“Zúrich es un pedacito de cielo”, comenta entusiasmado Fabian Brunori, gerente del restaurante Kronenhalle, punto de encuentro habitual de la élite local desde 1925. “Aquí lo tienes todo: el lago, los parques… todo está tan cerca y tan limpio. Y es muy Zúrich”.

Para sus fieles residentes, la ciudad les ofrece el cóctel urbano perfecto de chic sobrio, conectividad y una escena artística vibrante servida en las frondosas riberas del lago. Sí, puede resultar demasiado perfecta, demasiado tranquila, demasiado bonita. Pero seguro que tanta paz y belleza no pueden hacerle a uno mayor daño. / N. G.

Su personalidad

» Población: 390,082 en la ciudad, 1,39 millones en el cantón de Zúrich.

» Vuelos internacionales: 196 destinos internacionales (179 el año pasado), de los cuales 61 son intercontinentales.

» Delitos: asesinatos, 16; robos domésticos, 4.861 (descienden; en 2010, 5.260).

» Educación: hay 14 instituciones de educación superior en el cantón, incluidos la Universidad de Zúrich y el renombrado Swiss Federal Institute of Technology (ETH). Ambos son de origen público.

» Sanidad: 16 hospitales y tres hospitales universitarios altamente especializados; 416 ciudadanos por médico (asciende; 410 el año pasado).

» Luz solar: 1.482 horas de promedio anual.

» Temperaturas: máxima de media en julio, 22,9º C; mínima de media en enero, -2,8º C.

» Tolerancia: desde enero de 2007, las parejas homosexuales se pueden inscribir en el registro de la ciudad.

» Beber y comprar: la mayoría de los bares abren hasta las 3.00 durante la semana, y hasta las 4.00 los viernes y sábados. Los domingos cierra todo el comercio minorista, salvo las tiendas de la estación ferroviaria principal.

» Ciclismo: el 7% de los que se desplazan al trabajo van en bicicleta.

» Puntos de recarga eléctrica para automóviles: 16.

» Transporte público: precio del billete más barato de tranvía y autobús, 2,60 francos suizos (2,17 euros); el abono diario cuesta 5,20 francos suizos (4,34 euros).

» Cultura: el cantón invirtió cerca de 128 millones de francos suizos (106,7 millones de euros) en actividades e instituciones el año anterior. En Zúrich hay 18 cines y unos 50 museos.

» Acceso a la naturaleza: un viaje en tren de 20 minutos te lleva a la montaña Üetliberg, donde hay una magnífica vista sobre el lago y la ciudad. Otra opción es tomar un barco para hacer un crucero por el lago, o visitar el Werdinsel, la isla de la ciudad de Zúrich.

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