El bosque parlanchín
La jueza Dina Gutrad vuelve cada año al parque de esculturas Wanas (www.wanas.se), en Knislinge, y la instalación sonora a través de altavoces de la artista sueca Marianne Lindberg de Geer es una de sus obras favoritas.
"En un viejo bosque de hayas", dice, "de repente se escuchan voces pronunciando la palabra primordial: 'Mamá'. Es sorprendente cuántos mensajes diferentes transmite según el tono de voz". ¿Otras creaciones? Los árboles que visten vaqueros, del neoyorquino Peter Coffin, o las gigantes bolas rojas de Anne Thulin que flotan en lo alto de los árboles. "Me encanta pasear sin rumbo y descubrir cómo el arte dialoga con la naturaleza. Los niños se lo pasan estupendamente porque la mayoría de las obras son interactivas, se pueden tocar o cobran vida al paso de los visitantes".
Los bosques, huertos y prados de Wanas esconden más de 50 piezas creadas específicamente para el lugar (site-specific art), donde destacan nombres suecos e internacionales como Yoko Ono, Marina Abramovic o Dan Graham. Además de las esculturas permanentes, se programan cada año exposiciones temporales. Un parque maravilloso donde perder una mañana o una tarde entera entre creaciones que parecen haber crecido en este bosque en los últimos 25 años. También tienen un agradable café-restaurante con terraza. Los sábados hay visitas guiadas, y en ocasiones, los propios artistas son los guías. Otro lugar en la lista de imprescindibles de Dina Gutrad está lejos de aquí, en Torekov, un pueblo pesquero en la costa oeste. "No hay nada como tomar una sopa de pescado y una copa de vino en el restaurante Hamnkrogen (www.hamnkrogen.nu/torekov). Muy auténtico".
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