El acueducto más deseado

El último mes del año se inicia de buen humor, con las fiestas de la Constitución y la Inmaculada marcadas en el calendario. Sobre todo si, unidas, permiten disfrutar de una semana entera para una escapada viajera antes de Navidad. Como contrastar el porqué de la fama de los caldos navarros en Olite, una de las capitales del vino en la comunidad foral. O fascinarse con otra versión de Zamora -la modernista- a través de una ruta por las caprichosas formas de la esta ciudad, integrada en la Red Europea de Ciudades Modernistas. Si la nieve acompaña, es posible matar el gusanillo del esquí con el inicio de la temporada invernal en el Pirineo o apurar los rayos de sol y temperaturas templadas de las playas del sur grancanario, después de visitar yacimientos aborígenes. Propuestas de calidad durmiendo en paradores con paquetes especiales, para evitar descuadres presupuestarios a final de año.

Diciembre en bañador

Las playas de Gran Canaria son un imán que atrae en cualquier época del año. Temperaturas suaves en la tierra de la eterna primavera donde, en la zona sur, el microclima reinante permite disfrutar del sol en rincones más populosos como Maspalomas o Playa del Inglés o enclaves marineros más tradicionales como el puerto de Mogán.

Tras las playas se esconde la idiosincrasia de una isla donde se cruzaron muchas culturas, incluida la de las comunidades que la habitaban antes de que llegaran los castellanos. Un pueblo de agricultores, ganaderos y pescadores que adoraba al dios Acorán. La Cueva Pintada de Gáldar, habitada por los guanches, está decoraban con figuras geométricas. Las llamadas pintaderas son una especie de lenguaje de los primeros isleños con formas de cuadrados, triángulos y círculos que se repiten en colores rojizos, ocres y blancos.

Más secretos aborígenes se desvelan en el yacimiento del Cenobio de Valerón, un refugio de cuevas para guardar el grano sobre un enorme barranco y en el Museo Canario, en la capital grancanaria. El recorrido por la isla termina en su centro geográfico, donde el Parador de Cruz de Tejeda ofrece las vistas a los acantilados de la zona. Un plus de relax espera al pasar por su circuito spa, con alojamiento y desayuno, desde 74 euros la noche.

» www.elmuseocanario.com

Zamora también es modernista

El patrimonio románico de Zamora abruma al visitante con más de veinte templos en su casco urbano. Pero esta ciudad que concentra vestigios medievales a cada paso, conserva también muestras de arquitectura modernista, realizadas entre 1875 y 1930. Integrada en la Red de Ciudades Modernistas de Europa, sus casas y portales envueltos en cristal o aluminio contrastan con las construcciones en piedra. La clave de esta cara más desconocida de la capital zamorana está en seguir la pista de una hornada de creadores formados en la escuela de arquitectura de Barcelona, entre ellos el que fuera aparejador municipal, Francesc Ferriol. De su ingenio surgieron las casas de Gregorio Prada y Norberto Macho, ambas en la plaza de Sagasta. Su verticalidad, la abundancia de líneas curvas y la decoración vegetal definen su estilo.

En la Plaza Mayor o la cuesta de Balborraz -edificios López y Leirado- o, por ejemplo, la calle Santa Clara, donde proyectó las casas de Valentín Guerra, también se aprecian las formas caprichosas de esta otra Zamora. El recorrido arquitectónico pasa también por el recién abierto museo Baltasar Lobo, escultor zamorano muy influido por Picasso durante la época que residió en París. El entorno que lo acoge, los jardines del Castillo de Zamora, ofrece imponentes vistas de la ciudad y la campiña. Asimilar la historia castellana es más sencillo en el Parador de Zamora, un hotel palacio construido sobre una antigua alcazaba musulmana a mediados del siglo XV, preferiblemente frente a un buen chuletón de ternera.

»www.zamora.es

A esquiar (por fin)

El Pirineo catalán y Andorra son dos de las opciones para esquiadores de presupuesto medio y ganas de estrenar la temporada. La Seu d'Urgell permite mezclar el deporte blanco con una interesante visita a su casco antiguo, donde se rescatan del olvido tradiciones como la elaboración de queso artesano, recolección de setas y hierbas medicinales o la ganadería a pequeña escala. Alojarse en el convento de Santo Domingo, transformado hoy en Parador, permite adentrase de lleno en el barrio histórico: lo envuelven la Sala Sant Doménec, la catedral, el ayuntamiento y el seminario.

En los alrededores, la nieve se disfruta desde la pionera estación de esquí nórdico Sant Joan de l'Erm, abierta a principios de los años setenta, hasta la de Tuixent-La Vansa y la de Aransa, situadas entre bosques de pinos y abetos. En la vecina comarca de La Cerdanya, La Molina y Masella forman unidas uno de los mayores centros de esquí del Pirineo con 133 kilómetros de pistas conectadas por remontes. Por su cercanía, resulta difícil resistirse a las estaciones de Andorra, renovadas cada temporada con avances tecnológicos. Y para los esquiadores más exigentes, Baqueira Beret mantiene siempre un alto nivel en pistas y servicios.

» www.turismeseu.com

La capital del vino

A 42 kilómetros de Pamplona, en la pequeña ciudad de Olite sobresale la silueta del Palacio Real. Ocupa un tercio del casco urbano medieval porque, en realidad, son dos castillos, construidos uno junto al otro. Con horarios especiales para el puente de la Constitución (www.guiartenavarra.com/es), se puede recorrer la que fuera residencia predilecta de Carlos III el Noble. En ella albergó jirafas, leones o búfalos y sus muros se cubrieron de verde en un intento de crear jardines colgantes. La otra parte, de los siglos XII y XIII, es el actual Parador de Olite. Su restaurante propone un menú de temporada basado en la alcachofa de Navarra, cultivada principalmente en las terrazas más bajas de los ríos Ebro, Ega y Aragón.

Además, la ciudad presume de ser la capital del vino de Navarra. Ochoa, la Vega del Castillo o la de Pagos de Araiz son algunas de sus numerosas bodegas y cooperativas de Olite. Recorrerlas permite probar los caldos de su afamada denominación de origen. Rosados, tintos jóvenes, crianzas y grandes reservas arraigados a una tierra que acoge todos los organismos e instituciones del sector, Museo de la Viña y el Vino de Navarra incluido.

» www.museodelvinodenavarra.com