Qué queda de Vietnam, en Vietnam
Recorrido por la Zona Desmilitarizada y túneles de Vinh Moc desde la antigua capital, Hué, que conecta el esplendor imperial con el belicoso y contemporáneo pasado del país del oro blanco
El reloj no alcanza todavía los dos dígitos y el calor de la mañana ya es insoportable. La Carretera Nacional 1, que une Hue y Dong Há resulta sudorosa e insufrible desde la cuneta, a causa de un inoportuno pinchazo. El tedio se alivia caminando unos metros, hasta el maltratado asfalto de un paso elevado. Justo en frente, la castigada estructura de un viejo puente de hierro oxidado sobrevive en pie sobre las aguas de un río color chocolate; se revela premonitoria.
Desde Hue, esplendorosa capital vietnamita en tiempos imperiales, parten la mayoría de tours organizados que recorren la llamada Demilitarised Zone (DMZ). Una franja teóricamente desmilitarizada de 5 kilómetros de ancho a ambos lados del río Ben Hai (frontera entre las dos Vietnams desde 1954), que paradójicamente concentró lo más crudo de tan mediático enfrentamiento bélico.
Helicópteros sobre los arrozales
Recorrer los vestigios de la guerra de Vietnam sobre el terreno confiere otra perspectiva al viajero. Bien a bordo de un autobús en dirección a Vinh Moc, bien recorriendo las salas del Museo de la Guerra en Ciudad Ho Chi Minh, la antigua Saigón, el discurso corresponde al de la otra cara del conflicto: vietnamitas que, en algunos casos, lo sufrieron personalmente.
En primera persona y un inglés de marcado acento local, el relato del guía habla de helicópteros volando bajo sobre los arrozales, interrogatorios imposibles, campesinos que no entienden y huyen despavoridos bajo el ensordecedor ruido de las hélices y erróneas deducciones de soldados armados que ven al Vietcong donde solo hay granjeros (y niños) asustados.
La vida bajo tierra
Vinh Moc, al norte de la DMZ, fue uno de los lugares más bombardeados del planeta entre 1966 y 1972: se cifra en nueve mil toneladas de proyectiles la actividad militar estadounidense desde el cielo. Para evitar el despoblamiento de la zona, el Vietcong inició la excavación de una red de túneles en la que la vida continuó bajo tierra, en todos los sentidos: hasta se registraron 17 nacimientos en la habilitada sala de partos.
El sistema de túneles, con tres niveles de profundidad (12, 15 y 23 metros), alcanzó casi los tres kilómetros de recorrido. Alojó tanto a soldados norvietnamitas como a familias campesinas y contaba con doce bocas de salidas, siete de las cuales daban a las cercanas playas del Mar de la China.
Los túneles permanecen prácticamente intactos (tan solo se han apuntalado algunas salidas hacia el mar) y permanecen escuetamente iluminados, como antaño. Se pueden recorrer en visitas guiadas y resultan menos claustrofóbicos (tienen más de metro y medio de alto) que los de Cu Chi, al norte de Saigón, retocados para acoger al mayor número de turistas posible. Para no perderse, desde la nacional 1A hay que girar a la derecha en la aldea Ho Xa, unos seis kilómetros después de haber cruzado el Ben Hai.
Ruta Ho Chi Minh
La DMZ fue un muro de contención estadounidense contra las incursiones norvietnamitas que transportaban suministros y provisiones hacia el sur, para garantizar el avance hacia Saigón. En las montañas del Truong Son, cerca de la frontera con Laos, la Ruta Ho Chi Minh truncó tal objetivo. El cementerio de Truong Son recuerda especialmente a los miembros del batallón Mayo de 1959, responsable de trazar y mantener abierta esta hoy legendaria ruta. De hecho, el camposanto ocupa el mismo terreno donde se hallaba la base de este escuadrón.
El Ho Chi Minh Trail no era, en realidad, un camino único, sino una red de senderos que recorrían las montañas occidentales de Vietnam. Obligó a los americanos a multiplicar sus puestos de vigilancia y artillería a fin de evitar lo que se demostró inevitable. Poco queda de ellos, caso de The Rockpile (Highway 9, km.26, al oeste de Dong Há), colina incluida en los recorridos turísticos que puede pasar desapercibida cuando se viaja sin guía.
Hacia el sur por la Ho Chi Minh Highway, en las inmediaciones de A Luoi, se encuentra Hamburguer Hill (o monte Ap Bia), escenario de una de las más costosas operaciones americanas de Search and destroy: casi 250 soldados muertos en menos de una semana. La Colina de la Hamburguesa, abandonada como objetivo militar poco después, se mantiene como símbolo de la cara más cruenta (e inútil) de la guerra de Vietnam.
La batalla de Khe Sanh
Entre los highlights que destacan los tours por la DMZ, la base americana de Khe Sanh ocupa un lugar preferente. Hay motivo histórico: sufrió el asedio más brutal de la guerra, con miles de marines rodeados literalmente por el ejército norvietnamita (el abastecimiento llegaba por vía aérea) y una trágica suma de fallecidos por ambos bandos. Pero además, hay cosas que ver.
Un pequeño y frío museo (a pesar del clima exterior) recuerda los combates que se vivieron en esta explanada verde encajonada entre colinas y cafetales, en enero de 1968. Ahora impresiona, sobre todo, el silencio reinante. Entre fotos aquí y allá, fusiles y viejas ametralladoras, el escueto recorrido de la exposición acumula también objetos y restos de vieja indumentaria militar. Quizá sin esa intención, el libro de visitas que recoge las impresiones de veteranos de guerra (estadounidenses) que han regresado años después también se ha convertido en reclamo del museo.
Fuera, todavía se atisba lo que queda de la antigua pista de aterrizaje, se han levantado una par de recreaciones de los búnkeres que encajaban cañonazos entonces, así como destartalados restos de la maquinaria de guerra americana: helicópteros, tanques, bombas de todos los tamaños y hasta el retorcido fuselaje de un avión de combate que se estampó contra el suelo.
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