Cuando viajar ya no era cosa de ricos
'20th Century Travel' propone un recorrido por las imágenes que ilustraron la revolución turística del siglo XX
Hasta finales del siglo XIX el concepto turismo no existía. Y aún entonces sólo los más privilegiados emprendían un viaje a otro país. Cuando acababa el siglo XX, el turismo se había democratizado y quien más, quien menos reservaba unas semanas al año para realizar un viaje de placer al extranjero.
Ésta fue una revolución en toda regla. El acontecimiento que marcó el inicio de una nueva era que afectaba a todas las áreas, especialmente a la reciente publicidad, que también tuvo su verdadero apogeo durante el siglo pasado.
20th Century Travel recopila más de 400 anuncios impresos, extraídos de la colección privada de Jim Heimann, editor ejecutivo de Taschen, que dan cuenta de la evolución comercial de los viajes por mar, tierra y aire a lo largo de los últimos 100 años en EEUU.
Pasaje para la historia
Desde los primeros recorridos transatlánticos al estilo Titanic, hasta el desarrollo de la primera clase en los vuelos que enlazaban París y Nueva York en poco más de tres horas, como los del mítico Concorde.
La selección de imágenes que propone el libro muestra hasta qué punto ha cambiado la forma de moverse por el mundo en tan sólo un puñado de años. También es un ejercicio de reflexión sobre la publicidad, un gran poder que, a la sombra, es capaz de convencer a cualquiera sobre cuál es su mejor destino.
El desencadenante de esta expansión turística fue la Revolución Industrial. Se mejoraron las redes y los medios de transporte y se asentaron las reglas del juego laboral, que establecían un merecido descanso anual a los trabajadores. Durante las primeras décadas del siglo pasado nacieron las agencias de viajes y surgieron las grandes cadenas hoteleras que más se conocen hoy en día.
Antes de la Segunda Guerra Mundial el turismo ya alcanzaba a las clases medias. Lejos quedaban los tiempos de la exclusividad burguesa, y simultáneamente comenzaban las grandes migraciones. El conflicto bélico supuso un parón en el incipiente auge del turismo, que sin embargo no tardó en recuperar el ritmo. Durante la década de los 50, dio comienzo la llamada época dorada de los viajes, cuando el destino más exótico se convertía siempre en la mejor elección.
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