Dejarse llevar por olfato

La mejor recomendación al elegir dónde comer en Indonesia es dejarse llevar por el olfato. La variada oferta culinaria, aderezada con frutas, picante y arroz, sumerge al visitante en un festival de los sentidos.

EL VIAJERO ofrece un puñado de pistas para no perder bocado:

- Sumatra no es el mejor lugar para comer, a excepción del pueblo Batak, donde se puede degustar una deliciosa especie de cochinillo asado con piña. En el resto de la isla, la alternativa son los restaurantes chinos, por todas partes. No hay que olvidarse de las especias (clavo, canela, salsas a base de coco y cacahuetes) y conviene poner atención a los picantes, sobre todo la salsa sambal olek.

Siempre presentes el arroz frito (nasi goreng), los fideos fritos (mie goreng), verduras cocidas con salsa de cacahuete (gado-gado) y si llevan encima un huevo será istimewa. La versión local del plato combinado se llama nasi campur, arroz hervido con alguna carne especiada, más verduras y un huevo, cacahuetes tostados, aguacate, cebolla y, en lugares cercanos al mar, algún pescado.

Destacan las brochetas de carne con la misma salsa de cacahuetes, saté, magníficos pescados y mariscos, gambas y langosta. En todas partes, aguacates para ensaladas y frutas tropicales de toda clase, entre las que destaca el durian.

- Bali se lleva la fama de la calidad culinaria. No conviene perderse el Rijstaffel, palabra holandesa que significa mesa de arroces, con no menos de 10 platos diferentes de todas clases, y el pato relleno la balinesa, asado lentamente (mínimo 12 horas si de verdad es de calidad). Frente al Hidden Paradise Cottages de Amed hay un pequeño warung (restaurante popular) sin nombre, que hace un estupendo pato.

La cerveza -recuerdo de los holandeses- es buena y destacan la lager Bintang y San Miguel de origen filipino. La única bebida alcohólica local reseñable es el arak a base de arroz, pero cuidado, el envasado tiene unos 20 grados y el casero puede superar los 40.