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Un viaje a la prehistoria

Atapuerca, el yacimiento más importante de Europa, no está en ningún lugar remoto, sino a escasos 15 kilómetros de la ciudad monumental de Burgos

Atapuerca es un tesoro arqueológico de dimensiones difícilmente estimables. No se trata de un yacimiento más, pues contiene la historia de la humanidad desde hace aproximadamente 1.500.000 años. A 15 kilómetros de Burgos hacia el este de la provincia, este enclave natural está geológicamente compuesto por calizas, arenas y areniscas del Cretácico Medio Superior, es decir, de entre 80 y 100 millones de años de antigüedad.

Esta serranía burgalesa, conocida como la colina mágica, es un lugar de paso -como atestigua el hecho de formar parte del camino de Santiago- ideal para el asentamiento humano de las distintas épocas de la historia, desde hace más de un millón de años.

El yacimiento, al que se accede desde la localidad de Ibeas de Juarros, muestra el lugar donde los investigadores escarban, año a año, pedazos de nuestra historia. Pero no es lo único visitable. Para que la travesía tenga sentido completo, hay que visitar la exposición del centro de recepción de visitantes del pueblo de Atapuerca, donde se exhiben las réplicas de los principales hallazgos de la excavación.

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Y de cara al turismo familiar, muy cerca de la excavación, el parque arqueológico es un recinto temático pensado para la interacción con el viajero, de modo que se convierta en un "auténtico" hombre de Atapuerca.

Lecciones de supervivencia

El visitante recibe en el parque temático de Atapuerca lecciones prehistóricas de supervivencia. Lecciones que rememoran una época hostil en la que el ser humano debía ingeniárselas para alimentar y dar calor a sus familias. Aquí, los huesos y fósiles se encuentran al alcance de la mano.

Partiendo del centro de recepción de Atapuerca, donde también se ubica la exposición, hacia las afueras del pueblo, se llega al parque arqueológico. Un recinto temático pensado para interactuar con el visitante, que carece de sentido sin un guía que le ayude a asimilar lo que ya ha podido intuir en el yacimiento y la exposición.

La primera parada son las huellas de la evolución, una especie de paseo de la fama con huellas de pies, desde el primer homínido encorvado hasta la pisada del hombre en la luna. Una buena forma de explicar la mejora en el modo de vida, desde los primeros pobladores hasta nuestros días, y el progreso tecnológico desde el origen.

El siguiente paso es una aproximación al uso primitivo de herramientas: cómo fabricar hachas, cuchillos o filos perfectamente cortantes a partir de cantos rodados, cómo tallar el sílex o cómo aprovechar hasta el interior de los huesos, la médula, cuando la comida escasea.

El viajero será testigo de las técnicas de los primeros hombres para plasmar sus emociones en las paredes. Arte rupestre a partir de agua, arcilla, pequeños tubos por los que soplar y sus propias manos.

En el parque arqueológico se ha recreado un poblado prehistórico, con sus cabañas y sus monumentos funerarios, que pueden contemplarse desde el interior. Aprender a cazar tirando con arco y flechas y con lanza y conocer los pasos para hacer fuego, transportan al visitante a un mundo ancestral.

Aunque no es parada obligada, el parque ofrece la posibilidad de jugar a ser investigador, aprendiendo a usar la brocha para encontrar huesos enterrados. Se trata del taller de excavación, una auténtica escuela de arqueólogos, ideal para que los más pequeños hagan sus pinitos como buscadores de fósiles.

Consulta dónde comer y dónde dormir en la provincia de Burgos

Eduardo Cerdá nos guía por el Parque Arqueológico de Atapuerca, en un paseo por la historia de nuestros antepasados. El visitante puede aprender y experimentar las técnicas de caza del Paleolítico, cómo hacer fuego, cómo crear el arte rupestre o cómo excavar en un yacimientoVídeo: Aitor Ordax, Luis Almodovar

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