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La indigesta ayuda humanitaria

La canasta básica que reciben los refugiados saharauis en Tinduf es rica en alimentos que los enfermos celiacos no pueden consumir. Durante años sufren dolores y malnutrición hasta que les diagnostican su intolerancia al gluten, lo que tampoco garantiza que siempre tengan acceso a la dieta que deben seguir

La unidad de celiaquía del Hospital Nacional de los campamentos saharauis en Tinduf (Argelia) reabrió el pasado octubre sus puertas después de dos meses cerrada debido a la falta de reactivos para detectar esta enfermedad. En esta sección se diagnostica esta dolencia, que viene provocada por una reacción del sistema inmunitario al consumo de gluten, una proteína que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno.Óscar Corral
El enfermero Ali Mohamed Ali y sus tres compañeros en la unidad de celiaquía esperaban impacientes el primer vuelo que aterrizó el pasado el 10 de octubre en Tinduf desde que se declaró la pandemia en marzo de 2020. Junto con los 264 pasajeros desembarcaron los tests de celiaquía.Óscar Corral
La alimentación de la población saharaui refugiada en Argelia depende completamente de la ayuda humanitaria desde 1975, cuando Marruecos se anexionó la excolonia española del Sáhara Occidental. La canasta básica ―lentejas, harina, azúcar, fideos o macarrones, aceite y arroz (que contiene trazas de gluten)― es rica en carbohidratos y pobre en proteína, en definitiva incompatible con la dieta especial que deben seguir los celiacos. En la habitación donde se almacenan en el Hospital Nacional en Rabuni, ya solo quedan algunos sacos de harina que donó Oxfam. Es todo lo que tienen los pacientes. “No queda arroz ni fideos”, lamenta Ali Mohamed Ali.Óscar Corral
En el día que abren sus puertas de nuevo, a las ocho de la mañana, Fatma Moh Ambarek, de tres años, espera en los brazos de su padre a ser atendida. “La han traído porque no crece. Tiene anemia”, explica Mohamed Ali mientras le toma los datos.Óscar Corral
El equipo de celiaquía pasa consulta una vez a la semana los domingos. El primero y segundo del mes, los pacientes van al hospital; el tercero, los sanitarios se trasladan a Dajla, la wilaya más retirada, con un frigorífico para recoger muestras. El cuarto es para dar los resultados.Óscar Corral
Fue durante su primer viaje a España, en 2001, cuando a Gabal Rachid Breh le diagnosticaron celiaquía. Hoy periodista de la RADS TV con 25 años, padecer esta dolencia en el contexto en el que vive es un calvario. "Cuando iba a España con el programa Vacaciones en Paz, regresaba mejor, con más peso, me desarrollaba. Llegaba con 21 kilos y volvía con 26", asegura. "Aquí en los campamentos, iba para atrás. Me fastidia que chiquillos de meses con esta dolencia van a vivir el mismo proceso que yo porque no pueden salir para recibir ayuda".Óscar Corral
“Nosotros tenemos un sistema muy frágil, dependiente de la ayuda humanitaria. Y con el cierre de fronteras, se paró todo. Hemos perdido el plan de enfermedades crónicas, como la celiaquía”, lamenta Hafdala Salem Brahim, presidente del colegio médico.Óscar Corral
“Las dolencias crónicas dependen de medicación; la celiaquía, de un estricto régimen alimentario; pero si se pierde eso, ya no tienes la enfermedad controlada y ahora hay que volver a empezar; perdemos el trabajo de años. La diabetes y la hipertensión han aumentado”, observa Salem Brahim.Óscar Corral
El 5,6% de los niños saharauis en los campamentos de Tinduf padece esta enfermedad autoinmune, una tasa “casi diez veces mayor que en la mayoría de los países europeos”, recoge un estudio de la Fundación de Enfermería de Cantabria, de 2018. El fenómeno no es nuevo, ya en 1999, una investigación publicada en The Lancet arrojaba resultados iguales.Óscar Corral
Para Rachid, salir de los campamentos, obtener un diagnóstico y tratamiento es fundamental. “Más que recibir más alimentos, me gustaría que los niños tengan oportunidades de viajar para examinarles y accedan a medicamentos para los síntomas, para el dolor, aunque sea una temporada. Que coman y tengan un buen desarrollo”, sugiere.Óscar Corral
Ali Mohamed Ali, verá este día a ocho pacientes que han estado esperando meses para averiguar por qué sus hijos experimentan problemas digestivos. Los estudios sobre la alta incidencia de la celiaquía en los campamentos saharauis apuntan a la herencia genética y una dieta muy pobre como posibles causas. “En el 70% de los casos, uno de los padres es celiaco”, confirma Mohamed Ali.Óscar Corral
Como norma, cuando juntan 90 personas sospechosas de celiaquía, hacen los tests, pues es la cantidad de reactivos que contiene un paquete que, una vez abierto, hay que usar en su totalidad o desechar lo que sobre.Óscar Corral
Salem Brahim apunta que han llegado más pacientes por urgencias con síntomas como diarrea, malestar, gastritis, dado que podían acudir al especialista en la consulta. “Lo hemos pasado mal estos meses”. Antes de la pandemia, llegaban tres caravanas humanitarias al año, durante toda la crisis sanitaria ―18 meses hasta que aterrizó ese primer vuelo en Tinduf― han llegado dos.Óscar Corral