
Hijras, un viaje de ida y vuelta: del respeto a la marginación en India
Esta comunidad es una de las más desconocidas y estigmatizadas del mundo. La religión hindú no tiene una definición de géneros clara y desde la antigüedad, el llamado “tercer género”, ha disfrutado de reconocimiento social se creía que tenían poderes y hasta se les asignaban altos cargos. Con la llegada del imperio mogol y luego el británico, pasaron a ser perseguidas y condenadas al ostracismo. Ahora luchan por recuperar su posición

En la imagen, Chitti (25), Sherma (27) y Heena (17) delante de su casa en Bukkaraya Samudram (estado de Andhra Pradesh). Chitti ejerce de gurú de la casa. Es decir, toma decisiones sobre la familia y se considera la más sabia de todas. "Encontrar un alquiler donde nos aceptasen no fue fácil. Compartimos vivienda entre 20 cheelas (hermanas) y hacemos turnos para dormir, comer y trabajar", apunta.

Heena, en la imagen, trabaja pidiendo limosna en el mercado de animales de Anantapur (Andhra Pradesh). Entre la sociedad hindú se cree que los hijras tienen el poder de bendecir o maldecir según la cantidad de dinero que reciben. Al ser rechazadas por la mayor parte de los indios, tienen muy pocas oportunidades laborales y se dedican a mendigar o a la prostitución.










