Anand demuestra que es un genio
El pentacampeón se impone a un rival tan duro como Bologan con dos grandes golpes de virtuoso
Blancas: Ta1, Th1, Ac2, Dd2, Rg2, Ae3, Cf3, Cg3; peones en a3, b2, c3, d5, e4, f2, g5 y h3.
Negras: Tb8, Ac8, Te8, Af8, Rh8, Dc7, Cc5. Cg6; peones en a5, b5, c4, d6, e5, f7, g7 y h7.
Terminaba ya el siglo XX, y Viswanathan Anand, cuya genialidad hemos glosado ampliamente en anteriores episodios de esta colección, aún no era campeón del mundo. La principal razón era que Gari Kaspárov se lo había impedido, en 1995. Quizá también influía su falta de instinto asesino, en términos estrictamente deportivos, tal vez ligada a su religión hindú. Pero todo indicaba que era una mera cuestión de tiempo, y el Mundial de finales de 2000 en Nueva Delhi y Teherán fue, por fin, el primero de los cinco que ganó.
Esta es su partida más brillante de ese certamen, contra un rival de alcurnia, el moldavo Victor Bologan, que le aprieta mucho con su contrajuego por el flanco de dama. Pero Anand saca un par de bellísimos conejos de su chistera, de esa especie que solo pueden criar los genios, y pone un ladrillo más en el sólido edificio de su inmortalidad intelectual.