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La guerra por Nagorno Karabaj Un mes después de la firma del alto el fuego entre Armenia y Azerbaiyán, las heridas permanecen abiertas en las áreas fronterizas, mientras las fuerzas azerbaiyanas intentan extender el control a los territorios recuperados tras seis semanas de combates. Agdam tenía 40.000 habitantes, en su mayoría azeríes, que fueron expulsados cuando las fuerzas armenias tomaron el control de la ciudad en 1993. Sus casas fueron destruidas para reconstruir los edificios de las localidades armenias de Nagorno Karabaj y Agdam se convirtió en una ciudad fantasma. Tras recuperar el control en la nueva guerra, Azerbaiyán pretende reconstruirla para alojar a sus antiguos habitantes. Andrés Mourenza Ihtiram Jaferov, jefe regional de la agencia de desminado ANAMA, da órdenes a sus empleados. Jaferov asegura que, en su retirada, los armenios colocaron nuevas minas y que limpiar la zona llevará hasta cinco años. Andrés Mourenza El padre de Polad Rizayev murió luchando contra los armenios en la primera guerra de Nagorno Karabaj, durante los años noventa, así que él también decidió ser soldado. Como capitán de las Fuerzas Especiales del Ejército de Azerbaiyán luchó en esta nueva guerra, en la que perdió ambos pies tras caer en una trampa de minas. Andrés Mourenza Un control militar en la carretera hacia Füzuli antes de entrar en los territorios recuperados por Azerbaiyán en la reciente guerra contra las fuerzas armenias de Nagorno Karabaj. En él ondea la bandera azerbaiyana y también la de Turquía, cuyo apoyo fue clave para derrotar a Armenia. Andrés Mourenza Un tanque T-72 de fabricación rusa perteneciente a las fuerzas armenias destrozado por el bombardeo de un dron turco en la carretera hacia Füzuli, territorio recién recuperado por Azerbaiyán tras casi treinta años de control armenio. Andrés Mourenza Un policía azerbaiyano inspecciona los túneles de una posición fortificada excavada tras una colina y abandonada por las fuerzas armenias durante la última guerra. Las cajas desperdigadas son de munición de mortero de fabricación rusa. Andrés Mourenza Un álbum de fotografías personales de uno de los militares armenios destinados en la base de Füzuli, recientemente reconquistada por el Ejército de Azerbaiyán. Andrés Mourenza Un vecino de Ganja, la segunda mayor ciudad de Azerbaiyán, sobre los escombros dejados por un bombardeo armenio. El 17 de octubre, el Ejército de Armenia disparó un misil balístico Scud sobre esta localidad -alejada del frente- destruyendo una docena de viviendas y matando a una veintena de civiles. Las organizaciones de derechos humanos han acusado a ambos bandos de bombardear áreas civiles y de utilizar munición prohibida. Andrés Mourenza Cadáveres calcinados en el remolque de un camión armenio. Las familias de los combatientes de ambos bandos buscan aún a cientos de desaparecidos y prisioneros de guerra. Andrés Mourenza Los precedentes para las familias de los desaparecidos no son halagüeños. Azerbaiyán aún busca a más de 4.000 soldados y civiles de los que no se tiene noticias desde la primera guerra del Karabaj. En la imagen, Malahat Guliyeva muestra una fotografía familiar en la que aparece su marido, desaparecido en 1993 cuando se dirigía al frente de Agdam. Andrés Mourenza Camiones azerbaiyanos trabajan en la construcción de una carretera hacia los nuevos territorios reconquistados a los armenios de Nagorno Karabaj cuyas montañas se ven al fondo de la imagen, tomada desde una posición de francotirador de las antiguas líneas del frente. Andrés Mourenza Vivienda de militares armenios destrozada tras la entrada del Ejército de Azerbaiyán en Suqovusan (Mataghis, en armenio), una localidad mixta durante la época soviética de la que fueron expulsados los azeríes tras la primera guerra de Nagorno Karabaj. Ahora, tras la nueva guerra, los armenios han sido expulsados. Andrés Mourenza Una granada sin estallar sobre un pupitre de la escuela armenia de Mataghis (Suqovusan en azerí), localidad recién recuperada por el Ejército de Azerbaiyán en la nueva guerra por Nagorno Karabaj. Andrés Mourenza Un azerí inspecciona los restos de los combates en la escuela armenia de Mataghis (Suqovusan en azerí), localidad de Nagorno Karabaj recién recuperada por el Ejército de Azerbaiyán en la guerra librada contra Armenia entre septiembre y el pasado 10 de noviembre, cuando se pactó un alto el fuego bajo la supervisión de Rusia. Andrés Mourenza Abdunov, que perdió una pierna en la primera guerra de Nagorno Karabaj, muestra su casa en un pueblo cercano a la localidad de Barda golpeada por un cohete Grad durante el reciente conflicto entre Armenia y Azerbaiyán. Tras la firma del alto el fuego y la recuperación de territorio por parte de Azerbaiyán, su casa dejará de estar cerca de la línea del frente bélico. Andrés Mourenza Un cartel en un negocio de Ganja reza: “Karabaj es Azerbaiyán”. La victoria azerbaiyana en la guerra contra Armenia ha espoleado el nacionalismo en el país caucásico, así como las muestras de apoyo hacia la vecina Turquía, sostén militar del Gobierno de Bakú. Andrés Mourenza