Cuando las cifras se convierten en nombres
Hoy me ha despertado la peor de las noticias. No era una cifra, era un nombre. Acababa de morir el padre de una amiga de esas que solo el DNI se atreve a decir que no es hermana. Su padre fue economista en EL PAÍS, no de los que escriben, sino de los que llevan las cuentas. Hoy el maldito bicho lo ha sumado a las suyas y no me ha dejado abrazar a mi amiga. Y esta es la única manera que tengo de agradecer al señor Pachón las excursiones a las rotativas, los DVD sacados de extranjis para que acabase las colecciones y una amiga que solo el DNI se atreve a decir que no es mi hermana.
Yaiza Nuevo Ejeda. Madrid
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