Otra manera de hacer

fotografía de leandre escorsell | estilismo de Anna Vallès

Diego Posada, viticultor, es un hombre leído. Empezó en El Bierzo en 2013 y hace las cosas sin aspavientos y a su aire.

Existen fragmentos de verdad aquí y allá. No hace falta reescribirlos ni traducirlos aunque el “lector” contemporáneo haya superado ya el horizonte apocalíptico que George Orwell propuso en su libro 1984. Diego Posada, viñador, lo tiene bien presente y, lejos de ofrecer una nueva y banal traducción de los tintos de la tierra berciana, vuelve a los orígenes. Cree que otra manera de hacer las cosas es posible: no hay más que mirar muy atrás y tratar la tierra con otra actitud, con ojos de respeto antiguo. Los suyos están llenos de paz...

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Existen fragmentos de verdad aquí y allá. No hace falta reescribirlos ni traducirlos aunque el “lector” contemporáneo haya superado ya el horizonte apocalíptico que George Orwell propuso en su libro 1984. Diego Posada, viñador, lo tiene bien presente y, lejos de ofrecer una nueva y banal traducción de los tintos de la tierra berciana, vuelve a los orígenes. Cree que otra manera de hacer las cosas es posible: no hay más que mirar muy atrás y tratar la tierra con otra actitud, con ojos de respeto antiguo. Los suyos están llenos de paz, de sensibilidad y de intensidad. Su orwelliano 1984 es fragante y apabullante, lleno de energía. Arcilla húmeda en las manos. Flor de tomillo del bosque que acoge los viñedos. Tiene el vino un cuerpo locuaz y expresión de ladera. Es montaraz, pero suena a laurel. En la oscuridad del hollejo de su uva viven la luz del otoño, el fresco de las madrugadas y la austeridad del entorno. Luna nueva. Ciruelas y pan de centeno, acidez, levaduras y aromas de fermentación. 

Ficha técnica

Bodegas y Viñedos La Senda, 1984 2017

– Product of Spain en Camponaraya, 13%. A 600 metros sobre el nivel del mar, laderas de fuerte pendiente acogen viejas cepas de mencía (60 años). En suelo arcillo-calcáreo con vegetación espontánea y prácticas biodinámicas, la uva se despalilla en parte. Fermenta el mosto en hormigón y termina en madera vieja. Reposa el vino en esas barricas unos ocho meses. No se estabiliza ni clarifica ni filtra. Sin sulfitos añadidos. Precio: 12,75 euros.

Sensaciones

– En un mar de uva fresca, profundo y acogedor, el vino invade todos los rincones del paladar. Mencía alta.

A través del cristal

– Salvamantel japonés de madera de cerezo y sacacorchos con mango de raíz de bambú, los dos de Alfons & Damián, y copas para burdeos y borgoña de la serie Highline de Spiegelau, sopladas a mano.

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