“Si viajas prestando atención a los detalles, todo te puede sorprender”
La mejor karateka del mundo en su categoría tiene poco tiempo para pasear, pero cuando lo hace ama descubrir rincones ocultos
Sandra Sánchez lo ha ganado casi todo en su carrera deportiva. Solo le falta el sueño dorado de todo el mundo del kárate: un reconocimiento olímpico que el deporte lleva más de cuatro décadas buscando. Por fin, el año que viene se abrirá esa puerta con la primera competición olímpica de kárate en el país que vio nacer al deporte: Japón, y en el legendario pabellón de artes marciales de la capital nipona, el Budokan. "Es algo muy especial. Donde se han celebrado tantos torneos importantes, tiene tanta tradición, uno siente la energía y tiene que aprovecharla a la hora del torneo". La ilusión de competir por la medalla de oro en Tokio 2020 es la que hace que Sánchez llegue de otra jornada intensiva de entrenamiento con una sonrisa en los labios.
Una carrera deportiva profesional no debe dejar mucho tiempo para hacer turismo. La verdad es que no. [Risas].
Pero si tiene una tarde libre después de un torneo, ¿qué hace? Dos cosas. Primero, ir a lo más importante que tenga la ciudad, lo que sí que hay que visitar sin falta. Y otra perderme por las calles, por los rincones más reales, que es donde ves el día a día de una ciudad, de la gente y de su cultura. Me gusta absorber eso de los sitios a donde voy.
¿En algún sitio se ha llevado alguna gran sorpresa? Todos los sitios tienen algo que te sorprende. En cada rincón encuentras magia, a alguien o algo que transmite algo... Das la vuelta a la esquina y encuentras algo, la luz del sol cayendo sobre una terraza con las flores... Si viajas prestándole atención a los detalles, que es lo que hago yo, cualquier cosa te puede sorprender muy gratamente.
¿Cuál es su destino favorito? Me resulta muy difícil elegir... [Risas]. Pero creo que el recuerdo más bonito lo tengo de Australia. La gente me recibió muy bien; enseguida cada vecino intenta ayudar a alguien nuevo a hacerse con el país, con la vida de allí. Me encantó el que se haga mucha vida en la calle, mucho deporte en los parques.
Japón se ha convertido en uno de los destinos turísticos que más atrae la atención de los españoles. ¿Lo conoce bien? La primera vez que fui a Japón fue en 2013, así que llegué relativamente tarde. Y fue increíble, porque por primera vez pude estar dentro de un montón de historias que había oído muchísimas veces desde que era pequeña. Lo diferente que es la cultura y la gente, aprendes tanto, te enseñan tanto... que disfrutas cada momento observando el día a día.
Okinawa, la cuna del kárate, es uno de los destinos turísticos más populares para los japoneses, pero se conoce relativamente poco fuera de Japón. Es conocido para los que se dedican al submarinismo o al surf, pero es verdad que se sabe poco de Okinawa fuera de Japón. Y me parece increíble, porque tiene todos los ingredientes: es un lugar mágico. Aparte de las artes marciales, tiene playa, sol, submarinismo, castillos, una cultura muy rica... Tiene tantas cosas bonitas y tantas cosas que ver que no entiendo cómo no es muchísimo más conocido.
Desconexión en movimiento
En los primeros seis meses de 2019, los españoles hicieron 45,5 millones de viajes de placer, un 3,3% más que en el mismo periodo del año anterior, según las cifras del INE. La inmensa mayoría de esos viajes fueron dentro de España: 40,4 millones, un 89% del total. Y con razón: España es uno de los primeros destinos turísticos del mundo, reconocido por las organizaciones internacionales no solo por la calidad de su oferta, sino también por su capacidad de organizarla y la solidez de sus infraestructuras. La industria turística es una de las más importantes del mundo: representa alrededor de un 10% del PIB global, según la patronal WTTC. Y está cambiando a gran velocidad. Aunque el precio sigue siendo el primer factor de los españoles a la hora de decidir lugar de vacaciones y los medios de transporte para llegar allí, para los que pueden permitirse elegir el impacto ambiental empieza a ser un criterio más. Eso está llevando a cada vez más empresas a insistir en el impacto ambiental de sus productos, y a más destinos a venderse como tecnológicamente sostenibles. Pero eso no es todo. La generación TikTok requiere planes muy visuales, que se puedan compartir con los amigos a través de las redes sociales. Y los destinos, especialmente los diseñados para los más jóvenes, se adaptan con espacios y actividades específicas.
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