![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/TEL2MXSSPBLTLKSAFI3L2QS6NY.jpg?auth=11da96f4bcebf76ff17b59d9b3f4dfd6d1016f603e89bde27c9a6159bdd3fdf7&width=414)
Una oportunidad multicultural para el campo de Salamanca
Un ghanés, un maliense y un marroquí son algunas de las personas que han conseguido frenar la desertización y el envejecimiento en Castilla y León a base de huertos, verduras y hortalizas
![<p>Salamanca sufre una grave crisis demográfica que azota, sobre todo, al mundo rural. Varias asociaciones salmantinas se han unido para la recuperación agrícola de esas tierras abandonadas. </p><p>En la imagen, terrenos abandonados en Carrascal de Pericalvo, cerca de Salamanca, donde el medio rural salmantino reclama desesperadamente un futuro. Manos Verdes trabaja tierras que estaban abandonadas, sin cultivar y que han sido cedidas por sus propietarios a cambio de un mínimo compromiso recíproco; posibilitando así la producción de hortalizas y generando otra dinámica agraria y social en la zona. </p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KRDWZ3OPNBNKDPY5IMX6HP2MPE.jpg?auth=8f9f66f2fcf1c73c1c3d5a7ee53e95356f3286c5693126e5f4c2d74947fcc80f&width=414)
Salamanca sufre una grave crisis demográfica que azota, sobre todo, al mundo rural. Varias asociaciones salmantinas se han unido para la recuperación agrícola de esas tierras abandonadas.
En la imagen, terrenos abandonados en Carrascal de Pericalvo, cerca de Salamanca, donde el medio rural salmantino reclama desesperadamente un futuro. Manos Verdes trabaja tierras que estaban abandonadas, sin cultivar y que han sido cedidas por sus propietarios a cambio de un mínimo compromiso recíproco; posibilitando así la producción de hortalizas y generando otra dinámica agraria y social en la zona.
![Invernaderos en Carrascal de Pericalvo. Empezaron con un terreno de unos 2.500 metros cuadrados y hoy ya manejan una extensión de ocho hectáreas de tierras. El objetivo de esta iniciativa es trabajar por la reinserción de personas marcadas por la exclusión social. “Un proyecto de dignidad humana, que entrelaza la vida de las personas y los espacios comunes. Todo esto es muy necesario para que las personas encuentren el sentido de su vida, conviviendo, compartiendo y trabajando la tierra. Porque muchas vienen de espacios donde la vida no tiene valor ni sentido, como la cárcel”, afirma Emiliano de Tapia.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/QF2EHZVL3ZMTVIVLOO666RWCRU.jpg?auth=402be00983f1f2e4383585ed7e13e5abeeb5521dc0d983970494bcedef79dce2&width=414)
![Aunando inclusión social, el aprovechamiento racional de los recursos naturales y la cercanía al consumidor, un cocinero ghanés, un migrante maliense y un marroquí son algunas de las personas que además han conseguido frenar la desertización y el envejecimiento en Castilla “la vieja” a base de huertos, verduras y hortalizas en una comarca desesperanzada.
<p>Alou tiene 27 años y nació en Mali. Conoce bien el trabajo en el campo ya que en su casa trabajaba con su padre y hermanos en la tierra hasta que tomó la decisión de salir de allí en el año 2012. Tardó más de dos años en recorrer los más de 2.000 kilómetros que hay desde Bamako hasta Melilla. Llegar a Salamanca no le fue tampoco muy fácil: “intenté saltar la valla en tres ocasiones hasta que conseguí entrar a España. Deambulé por diferentes ciudades intentando buscar trabajo y aprendiendo las pocas palabras que conocía cuando llegué a casa de Emiliano”, cuenta Alou, “me encontraba lleno de inseguridades y desconfianzas ya que había visto muchos compañeros morir en el camino a Europa, mafias que nos desangraban y pocas manos tendidas para ayudarnos”. Gracias a su trabajo en la tierra y al tesón de mucha gente logró un contrato de trabajo que le permitió regularizar su situación y ahora se plantea el futuro de manera diferente. </p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/X22DWT2IWNLEPIOKUXAUTLMWBA.jpg?auth=94f38c175ff233db21db64747722f3e67ef4c20ce4cd0a866d3b93d7f9561849&width=414)
Alou tiene 27 años y nació en Mali. Conoce bien el trabajo en el campo ya que en su casa trabajaba con su padre y hermanos en la tierra hasta que tomó la decisión de salir de allí en el año 2012. Tardó más de dos años en recorrer los más de 2.000 kilómetros que hay desde Bamako hasta Melilla. Llegar a Salamanca no le fue tampoco muy fácil: “intenté saltar la valla en tres ocasiones hasta que conseguí entrar a España. Deambulé por diferentes ciudades intentando buscar trabajo y aprendiendo las pocas palabras que conocía cuando llegué a casa de Emiliano”, cuenta Alou, “me encontraba lleno de inseguridades y desconfianzas ya que había visto muchos compañeros morir en el camino a Europa, mafias que nos desangraban y pocas manos tendidas para ayudarnos”. Gracias a su trabajo en la tierra y al tesón de mucha gente logró un contrato de trabajo que le permitió regularizar su situación y ahora se plantea el futuro de manera diferente.
![Emiliano de Tapia y dos de los muchachos trabajan uno de los diversos campos que les han cedido. Ha recuperado terrenos baldíos y edificios parroquiales para fines sociales donde trabajan unas 20 personas repartidas en varias cuadrillas. Veinte historias sobre migraciones, cárcel y exclusión social. El seguimiento y el acompañamiento para estas personas es algo que también forma parte del trabajo para la asociación. Cuenta con voluntarios y dos trabajadores sociales, uno dedicado más a la parte agraria y otro a la parte social.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4AERRMNC6JPCBKJN7PSIULY7LM.jpg?auth=0f5275424d39d5976fceadc94881a3f3ed8d330dbe17accc99904776d8e94a35&width=414)
![Emiliano muestra una caja de tomates recién recolectados de uno de los huertos que mantienen en Torresmenudas. Emiliano de Tapia es el párroco del barrio de Buenos Aires, en la otra orilla de Salamanca. Un cura rural, y de barrio, muy implicado socialmente. También es el capellán de la cárcel de Topas. Desde hace seis años está al frente de Manos Verdes, un proyecto vinculado a la tierra y los productos agroalimentarios ecológicos. Su objetivo es claro: trabajar por la reinserción de personas marcadas por la exclusión social. “La recuperación de la tierra y sus recursos naturales posibilitan un espacio de trabajo; con apoyo y acompañamiento mutuo y en autogestión descubrimos la importancia que tiene la implicación en el trabajo y lo que eso conlleva para un mayor crecimiento personal y comunitario”.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/V6VX7LA6GZKA7A3JY5DDP2ATNA.jpg?auth=3e1218945fba060b5cae99a35ac996b8e6ebbb88058258e5434bdf5fc5c94a0d&width=414)
![El senegalés Doura recolecta lechugas en uno de los huertos que la asociación vecinal trabaja en las tierras cedidas por un vecino de Torresmenudas. La misión del proyecto es motivar a asumir una actitud responsable por un futuro sustentable de todos, en los aspectos económico, ecológico y social. “Hago lo posible para no volver a la calle. Trabajar en el campo da carácter suficiente para afrontar cualquier situación con dignidad y esta asociación me ha dado esa oportunidad tantas veces negada”.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5FKG5THBNRNNNDBP3M42DIAKL4.jpg?auth=2ff161966c4e3c23efe1e7a8856e5fe280af49397fea4cf253240f3119c69b6b&width=414)
![Alou recibe clases de español en la casa parroquial de Buenos Aires. En la vivienda del cura se puede encontrar conviviendo a una veintena de personas, de historias distintas y difíciles que buscan una segunda oportunidad. Por allí han pasado casi 3.000 individuos: extoxicómanos, inmigrantes sin papeles, expresidiarios o mujeres maltratadas. Carlos, Mohamed, Ahmed o Jesús son algunos de los usuarios de este hogar y todos coinciden en que, sin el apoyo de Emiliano y de la asociación vecinal, seguramente sus problemas les hubieran arrastrado de nuevo. “La vida comunitaria no es fácil pero es posible; la tierra es un lugar de generación de relaciones y de recuperación de las vidas absolutamente clave y fundamental al menos en nuestra experiencia durante más de 20 años”, asegura Emiliano.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/I7WH5SQG3VMDDMCAB3A5IOD4SA.jpg?auth=6568c61d0a1b2e61bd39ff234e7c7ac08397cf0cb62119028ba306686b13739e&width=414)
![George llegó hace 20 años a España como cocinero en un barco pesquero. En Ghana dejó a su mujer y su hija de escasos meses. “Llegué buscando un futuro mejor que ofrecer a mi familia”, explica, “pero la situación de pobreza que vivía en España me hizo optar por buscar otro tipo de ingresos para poder mantenerles”. No le salió bien. Cumplió condena por tráfico de drogas y es en la prisión de Topas donde conoce a Emiliano, quien le ofrece participar en un proyecto de empresa social que le hará cambiar definitivamente su destino. “No volver a la cárcel se convierte en mi objetivo, y recuperar mi familia y mi vida fue mi mayor motivación”. Acompañado de su mujer y su hija, George lleva casi 20 años trabajando como cocinero en la empresa social de cátering Algo Nuevo, gestionada también por Asdecoba. Todas las hortalizas y verduras que preparan a diario para los menús proceden de los huertos de la iniciativa Manos Verdes.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JCHN56NA25MVRJAJ7YUJBTTNSE.jpg?auth=28e5126bd9d4deea6dd04adea50c690cbc3e855fc558e372f902adbed20c07f5&width=414)
![<p>Un trabajador muestra uno de los distintos tipos de alubias que tienen sembradas en los invernaderos. Gracias a la gran cantidad de terrenos cedidos por los vecinos, se daba un gran excedente que Asdecoba también quería aprovechar. Para ello creó la marca Manos Verdes: un proyecto solidario y agroalimentario donde elaboran productos naturales y ecológicos que se preparan en el centro de transformación y conservación que ubicaron en la casa parroquial del pueblo Pino de Tormes. Manos Verdes comercializa sus productos de manera alternativa, directamente al consumidor, conscientes de la dificultad de competir en el mercado industrial, pero también por una cuestión ética.</p>
<p>ASDECOBA fue creada con el Apoyo de la Junta de Castilla y León y el Fondo Social Europeo, donde se persigue tanto el acceso a una alimentación saludable a través de una agricultura ecológica, el trabajo colectivo y un desarrollo profesional, a personas con dificultades sociales quienes, a través de su participación en el proyecto, encuentran una salida y un futuro.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2XNPVKXAMBKR7IRPADO4LUWWGA.jpg?auth=6c5a75e1674ae26b1cfc84d5292c0bfc1efba079e9df67e5e219877871d6a626&width=414)
Un trabajador muestra uno de los distintos tipos de alubias que tienen sembradas en los invernaderos. Gracias a la gran cantidad de terrenos cedidos por los vecinos, se daba un gran excedente que Asdecoba también quería aprovechar. Para ello creó la marca Manos Verdes: un proyecto solidario y agroalimentario donde elaboran productos naturales y ecológicos que se preparan en el centro de transformación y conservación que ubicaron en la casa parroquial del pueblo Pino de Tormes. Manos Verdes comercializa sus productos de manera alternativa, directamente al consumidor, conscientes de la dificultad de competir en el mercado industrial, pero también por una cuestión ética.
ASDECOBA fue creada con el Apoyo de la Junta de Castilla y León y el Fondo Social Europeo, donde se persigue tanto el acceso a una alimentación saludable a través de una agricultura ecológica, el trabajo colectivo y un desarrollo profesional, a personas con dificultades sociales quienes, a través de su participación en el proyecto, encuentran una salida y un futuro.
![Mustafá llegó de Marruecos hace 15 años. Trabajó en la construcción hasta que sufrió un infarto cerebral y tuvo que dejar de trabajar. Con 50 años ya no podía dedicarse al único trabajo que conocía y se encontró solo y en la calle. Llegó al barrio de Buenos Aires con las capacidades físicas muy mermadas y sin recursos. Poco a poco comenzó a trabajar en pequeñas tareas del campo y como ayudante de cocina en el Centro de transformación cuando se inauguró. Ahora ha retomado su vida independiente, aunque sigue vinculado al proyecto. Para él, Manos Verdes supuso una experiencia de cambio de vida y reconocimiento de su actual situación y el descubrir que también desde la enfermedad se puede intentar trabajar por un futuro mejor.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6BM4B3FSYNLSBIGJ2YAVX6YUXY.jpg?auth=39e597bff9ce1e38578c8c552071fca78a55219d45e8b871dc8d1b45efc65ffd&width=414)
![Un cartel anuncia la celebración del 'Día del mundo rural. Sin campesinado no hay futuro para el mundo rural' realizada en Juzbado el 19 de mayo de 2019. Una jornada multicultural de reivindicación y fiesta que pretendió alentar la conciencia y el alma campesina en las comarcas del noroeste salmantino. Es organizado anualmente por diversas asociaciones como Asdecoba, Adecasal (Asociación de Desarrollo del Campo de Salamanca y Comarca de Ledesma), Escuelas Campesinas Salamanca, CAS (Colectivos de Acción Solidaria) y el propio Ayuntamiento de Juzbado, y donde se dejó constancia que el mundo rural también se solidariza con causas internacionales.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LUQ7DQGF5JIBNDBEQCQHCYN5UE.jpg?auth=10291d762ca26ce4bdc8c992e66ecaf5ca05f29d0f5d3e9a70122ed401292868&width=414)
![Alou muestra con orgullo uno de los productos elaborados. Ese tarro culmina un proyecto de dignidad humana, que entrelaza la vida de las personas, los espacios comunes y el trabajo en el campo. “Todo esto es muy necesario para que las personas encuentren el sentido de su vida, conviviendo, compartiendo y trabajando la tierra. Manos Verdes, por encima de todo, pone en valor a las personas y a algo tan fundamental como es la alimentación. Este proyecto es una vía hacia la dignidad, el esfuerzo y lo comunitario”, afirma Emiliano.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/HQ665ZCBSNJJLFGXLFYRCB5EHE.jpg?auth=093cab62dc05311a9f65bead67215a4c1e5e7cdbff7e4f29cada6071bf7f69fc&width=414)