Miss España se renueva para sobrevivir
El certamen de belleza vuelve tras siete años y adopta novedades para esquivar las críticas por sexismo
En los tiempos del #MeToo y de las reivindicaciones feministas, el certamen de Miss España vuelve después de siete años y tras superar un escándalo que ha tenido como consecuencia la desvinculación entre los títulos de Miss España, Miss Mundo y Miss Universo, en manos ahora de tres empresas distintas. Anuncia cambios revolucionarios y esquiva las críticas con la promesa de haberse adaptado a los nuevos tiempos.
El presidente del certamen, Pedro Quesada, defiende que Miss España vuelve con “aires totalmente renovados”. Ahora, los organizadores aseguran que el reglamento elimina cualquier norma que pudiera ir en contra de la dignidad de la mujer y, entre ellas, destacan especialmente las relativas al estado civil o la maternidad de las participantes. En la nueva edición —que no ha anunciado todavía su fecha, a la espera de cerrar acuerdos con patrocinadores, certámenes autonómicos y televisiones que quisieran emitirlo— no se podrá discriminar a las candidatas por su estado civil, como sí ocurría en el pasado, cuando debían necesariamente ser solteras. Ser madre tampoco será motivo de descalificación, aunque “las candidatas no podrán estar en periodo de gestación ni quedar embarazadas desde el nombramiento como Miss Provincial, hasta el final de su reinado”, apunta la empresa.
Siguiendo la tendencia internacional para la supervivencia de concursos de este tipo, en España se suprime también el polémico desfile en traje de baño, al igual que en países como Estados Unidos o Alemania. Las operaciones de estética —“siempre y cuando el resultado visual no altere en exceso la fisonomía natural”— y los tatuajes también se permiten por primera vez. Más novedosa es la política en cuanto al género. “Para poder participar en el certamen de Miss & Mister España, las candidatas y los candidatos deben ser física y fisiológicamente del mismo género que identifique su DNI”. Podrán participar, por tanto, personas que hayan completado procesos de cambio de sexo. Además, el histórico certamen, que se celebró por primera vez en 1929, tendrá por primera vez una gala conjunta para misses y misters.
Todos estos cambios cuentan con el apoyo de Juncal Rivero, directora general del certamen que ella misma ganó en 1984 y que supuso el comienzo de su carrera profesional como modelo y presentadora. Antes de verano ya anunció en su perfil de Instagram que dejaba su trabajo en la televisión manchega para involucrarse en un proyecto en el que cree. “Buscamos la belleza y el talento para brindar oportunidades. Pretendemos lanzar la trayectoria profesional de jóvenes y no tan jóvenes que nos demuestren que poseen valores, aptitudes y cultura”, especificó en un comunicado.
La vuelta de Miss & Mister España se produce tras un parón de siete años como consecuencia de una quiebra y problemas judiciales. Anteriormente, la empresa que gestionaba el certamen era propietaria también de las licencias de Miss Mundo y Miss Universo, de modo que las ganadoras acudían directamente a estos concursos. Ahora, tres empresas diferentes —todas dirigidas por hombres— han adquirido las licencias, de modo que habrá una Miss España, una Miss Mundo y una Miss Universo, cada una salida de un proceso independiente. Cada certamen ha intentado distinguirse del resto. Miss Mundo, que eligió a su ganadora el sábado pasado, ha optado por vincular a cada candidata con un proyecto social. “Miss Mundo no se rige solo por una cara bonita, es un concurso de belleza con un propósito. La candidata va por todo el mundo ayudando a asociaciones, es mucho más que un concurso de belleza”, expone su director, Cres del Olmo, que rechaza que estos concursos tengan una carga sexista. “Hacemos Miss World y Mister World, ahí está la igualdad. Cada candidata se presenta porque quiere, no tenemos pase de baño, no estamos denigrando a la mujer”, defiende.
El otro concurso, Miss Universo, que tiene como su actual representante a la activista transexual Ángela Ponce, dice buscar la “belleza integral”. Su presidente, Guillermo Escobar —que llega a Miss Universo después ser uno de los trabajadores afectados por la quiebra de Miss España siete años atrás— justifica que este certamen favorece el empoderamiento femenino. “Es una oportunidad. Es una plataforma increíble para empoderar a la mujer, para que la mujer del siglo XXI tenga una plataforma para comunicarse, como es el caso de Ángela Ponce, que manda un mensaje de integración y respeto”.
Lejos queda la época dorada que el concurso Miss España vivió en el país, retransmitido en televisión ante audiencias millonarias y del que salieron misses tan famosas como Tita Cervera (1961), Bárbara Rey (1970), Esther Arroyo (1990) o Eva González (2003). La próxima edición desvelará si el concurso renace de sus cenizas o queda definitivamente enterrado.
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