Carys Zeta Douglas, del rechazo a la admiración por la dinastía familiar
La hija de 15 años de los actores Catherine Zeta-Jones y Michael Douglas anuncia que quiere seguir sus pasos
Carys Zeta Douglas (15), la hija adolescente de las estrellas de cine Catherine Zeta-Jones (48) y Michael Douglas (73), ha conocido lo mejor y lo peor de nacer en el seno de una familia famosa expuesta constantemente a los medios de comunicación. Cuando era pequeña tuvo una infancia tranquila pensando inocentemente que su padre era cocinero y se dedicaba a preparar tortitas. Es la idea que transmitieron sus padres tanto a su hermano Dylan (18) como a ella, a quienes criaron en la isla de Bermuda, alejados de la vida hollywoodiense. Todo cambió cuando se mudaron a Manhattan y, siendo una niña, se enfrentó a la persecución de los tabloides estadounidenses. Ella misma ha relatado sus vivencias más íntimas en una entrevista conjunta con su madre en la revista Town & Country, cuya portada protagonizan. “Lo odiaba. Me enfadaba mucho, entraban en el metro y se sentaban frente a mí”, recuerda de los paparazi. Tuvo que crecer de manera acelerada. “Yo tenía unos seis años, estaba confundida. Fue entonces cuando supe: ‘si esto va a ser así, necesito centrarme en lo que realmente soy, esto va a ocurrir y no puedo hacer nada al respecto’”.
A pesar de intentar llevarlo con esa filosofía, la menor se ha enfrentado a momentos muy duros que han derivado en discusiones familiares. Uno de los que recuerda con mayor pesar es cuando encontró la foto de su padre en una portada bajo el titular ‘Michael Douglas con cáncer de nuevo, morirá en un mes’. Entonces, recuerda, solo pudo ponerse a llorar y preguntarse por qué sus padres no se lo habían contado. “Después supe que no era verdad”. Otro de los episodios incómodos lo sufrió en la escuela, cuando sus compañeros le decían que “su abuelo” había ido a recogerla, en referencia a
su padre, que hoy tiene 73 años, 25 más que su mujer y madre de sus hijos. En momentos así, Zeta Douglas reconoce que quiso renegar de su familia, alejarse del clan. “Cuando era más joven, no me gustaba la idea de tener este apellido, no me gustaba este tipo de cosas de ‘la dinastía Douglas’”, admite. Actualmente, en cambio, solo puede profesar admiración hacia su madre, su padre y su abuelo, Kirk Douglas, de 101 años, cuyos pasos sueña con seguir.
Por ahora, ya ha dado sus primeros pasos actuando y ha hecho su primera incursión en el mundo de la moda con sus primeras invitaciones a pasarelas, una para asistir al desfile de Michael Kors y otra para ir al de Dolce & Gabbana, siempre en compañía de su madre. “La moda siempre ha sido importante en mi vida porque mi madre es un icono de moda para mí”, reconoce la joven, que disfruta rebuscando en el armario de la actriz y sueña con ponerse un abrigo kimono rosa que considera “simplemente genial”. También se divierte compartiendo con sus más de 61.000 seguidores fotografías en Instagram, dedicando en muchas de ellas cariñosos mensajes familiares y dejando constancia de sus apariciones públicas.
Reconoce que ha nacido en un entorno privilegiado y que sus padres le recuerdan con frecuencia, tanto a su hermano como a ella, que viven “una vida extraordinaria”, aunque la menor de los Douglas también siente mucha presión. “Lo que más me molesta es que la gente piense que no trabajo duro, que no necesito trabajar duro, que me regalan todo lo que hago. Sinceramente, siento que es todo lo contrario. Siento que necesito demostrar constantemente a la gente que no solo soy la hija de mis padres”.
En la otra parte de la entrevista, Catherine Zeta-Jones halaga el talento de su hija y su buen gusto —“tiene su estilo propio”— y agradece no haber tenido nunca que decirle que vestía de una manera “un poco inapropiada” en relación a su edad. Más allá de la moda, la actriz galesa dice sentirse muy orgullosa de haber inculcado buenas maneras a sus hijos. “No hay nada peor que un niño privilegiado sin modales. Les he inculcado los modales casi como en un campo de entrenamiento militar. Ella sabe que no puede poner los ojos en blanco o resoplar. Yo nunca se lo hice a mi madre, y ella no me lo está haciendo a mí”, sentencia Zeta-Jones, que a principios de año ya anunciaba que sus hijos querían dedicarse a la interpretación y advertía que el mundo debía prepararse para su irrupción.
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