11 fotosUn juego de mujeresEste álbum viaja por tres países para contar un mismo sueño, el de ganar el próximo Mundial de Fútbol femenino que se disputará en Francia en 2019. Aunque el camino para llegar a él no ha sido precisamente fácil para ellasEl País07 sept 2018 - 00:35CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEn 2019 se celebrará el Mundial de Fútbol femenino en Francia. El contraste con la atención recibida por el masculino es claro. La escasa difusión de la FIFA y de las campañas publicitarias no son una novedad para las jugadoras profesionales, que ya están acostumbradas a esta falta de atención.Dinamarca es considerado uno de los países europeos con mayor igualdad en el mundo. Le sigue a Suecia en el Índice de Igualdad de Género en Europa, y está por encima del promedio en el continente. Sin embargo, las futbolistas allí también deben pelear por un mayor reconocimiento.En Dinamarca compite Nadia Nadim. Hoy delantera del Manchester City, se convirtió en la primera nacionalizada danesa en la selección femenina. Su padre era general del ejército de Afganistán y fue asesinado por los talibanes cuando Nadia tenía 10 años. Su madre, entonces, decidió escapar con sus cinco hijas a Europa. En 1941 el gobierno brasileño prohibió que las mujeres jugaran al fútbol y otros deportes por ser “incompatibles con su naturaleza”. Casi 40 años después, en 1979, se levantó la prohibición, pero los cambios fueron lentos. En la fotografía, el equipo del Santos en pleno entrenamiento.Ahora es Marta, la reina del fútbol, la mayor goleadora de los mundiales femeninos, y la única mujer elegida por la FIFA cinco veces como la mejor jugadora del mundo. Cuando tenía 13 años, a Marta le prohibieron jugar un torneo por ser mujer. A los 14 años Marta tuvo la oportunidad de ir a Río de Janeiro a probarse en el Vasco de Gama. Desde entonces, todo cambió para ella y pudo dedicarse solo al fútbol. En 2003 debutó en un Mundial y luego le llegó una oferta para jugar en Umeå, en el norte de Suecia.En la imagen se puede ver a otro equipo brasileño, el Río Preto.Entre equipos que quebraron y otros que no podían pagarle un salario a su altura, Marta ha tenido que cambiar de camiseta una decena de veces. Ahora, en el Orlando Pride, en Florida, recibe el tope de la liga estadounidense: 41.000 dólares al año.Estas son las jugadoras del Red Scorpions, el equipo campeón de la liga femenina de Gambia. Entrenan en un campo de arena rojiza, con dos palos de bambú como postes de las porterías. Los partidos se interrumpen cada vez que un auto atraviesa el campo de juego. Al final de la tarde, transpiradas y con el polvo pegado en la piel, las futbolistas vuelven a sus casas donde hay electricidad solo un par de horas al día.La estrella del equipo y de la selección era Fatim Jawara, que formó parte del conjunto que hizo historia en el país africano al calificar por primera vez a un Mundial Sub-17, en Azerbaiyán en 2012. La historia de Jawara, una futbolista con un futuro prometedor, terminó dando la vuelta al mundo, pero no del modo en que ella lo había imaginado: en octubre de 2016, a los 19 años, se ahogó en el Mediterráneo cuando naufragó el bote en el que viajaba, junto a docenas de personas. En la imagen varios de sus sobrinos comen de un mismo cazo.Jawara era la hija de un imán muy respetado de Serekunda, una ciudad en las afueras de Banjul, la capital. “Fatim era extraña en la familia”, dice Momodou Jawara, su hermano mayor. En la imagen, la madre de la portera ahogada en el Mediterráneo en 2016.Muchas chicas en Gambia sueñan con jugar en el extranjero. Pero no hay buscadores de talento que se enfoquen en el fútbol femenino en ese país.