¿Cuál era el plan? Adaptar la novela de terror psicológico de Stephen King, en la que un padre de familia pierde la cabeza trabajando en un hotel inactivo durante el invierno.
¿Qué salió mal? Kubrick, que rodó las escenas en orden, tardó un año en completarla. Batió el récord de mayor repetición de tomas (127, para la escena del bate), usó 60 puertas distintas para que Jack Nicholson las atravesase con un hacha (las primeras eran de mentira, pero el actor estaba tan fuerte que las destrozaba demasiado rápido) y vejó emocionalmente a Shelley Duvall insultándola y haciéndole sentir insignificante hasta el punto de que la actriz enfermó varios meses y perdió pelo durante el rodaje. Los cambios en el guion sobre la marcha, a veces varias veces al día, eran tan frecuentes que Nicholson dejó de molestarse en aprendérselos hasta minutos antes de rodar cada escena. La escena del bar fue ensayada durante seis semanas y Kubrick llamaba de madrugada a King para preguntarle, entre otras cosas, si creía en Dios.
¿Cómo acabó la cosa? Vilipendiada por la crítica en su momento, 'El resplandor' es hoy una de las mayores películas de culto de la historia y ha dado lugar a múltiples teorías conspiranoicas: que trata sobre el control mental que ejerce la CIA, sobre el Holocausto o sobre el exterminio de los nativos americanos. Pero la teoría más extendida es que es una disculpa de Kubrick por haber rodado el falso alunizaje del Apolo 11.
En la imagen, el actor Jack Nicholson con Stanley Kubrick haciendo algún gesto maléfico, durante el rodaje de ‘El resplandor’.