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El Salvador: Aprender a tejer o a hacer pan en la cárcel tras dejar la mara La prisión de San Francisco Gotera, 161 kilómetros al este de San Salvador busca formas innovadoras de rehabilitar a sus presos, la mayoría pandilleros arrepentidos de grupos tan violentos como la Mara Salvatrucha o Barrio 18. Los reclusos, que quieren reincorporarse a la sociedad cuando cumplan sus condenas, reciben formación para aprender a tejer o hacer pan, como parte del programa oficial Yo Cambio . La prisión, pensada para tener una capacidad de 300 reclusos, alberga 1.585 internos de la facción "18 revolucionarios" y cuatro retirados de la MS-13. OSCAR RIVERA (AFP) Antiguos miembros de distintas pandillas participan en un taller para fabricar cestas al estilo tradicional como parte de uno de los talleres de formación. También hay clases de música, carpintería y manualidades. OSCAR RIVERA (AFP) Gotera es uno de los seis presidios que en su conjunto albergan a 17.000 pandilleros de la MS-13 y la 18, entre activos y retirados, que representan el 43,7% de la población reclusa del país. OSCAR RIVERA (AFP) El Salvador alberga además en centros de menores otros 1.276 reclusos que han cometido algún delito antes de cumplir los 18 años. OSCAR RIVERA (AFP) Ahora la cárcel se asemeja más a una escuela en la que se observan pandilleros recibiendo clases en celdas convertidas en aulas. OSCAR RIVERA (AFP) Arrepentidos de crímenes por los que purgan largas condenas, exmiembros de las pandillas Barrio 18 y Mara Salvatrucha (MS-13) buscan rehabilitarse en esta prisión en el este de El Salvador, donde también hacen deporte y rezan. OSCAR RIVERA (AFP) Uno de los antiguos pandilleros sostiene una Biblia durante un momento de oración. OSCAR RIVERA (AFP) En los talleres, la falta de materia prima limita que todos puedan practicar los oficios que aprenden. OSCAR RIVERA (AFP) "Nosotros estamos más que arrepentidos de haber pertenecido a la pandilla y lamentamos todo el tiempo que desperdiciamos andando en malos pasos", declara a AFP Moisés Linares, de 30 años, quien ha purgado 12 años de su condena de 20 por "extorsión". OSCAR RIVERA (AFP) Nacidas en calles de Los Ángeles, Estados Unidos, las pandillas culpadas oficialmente por la mayoría de los homicidios en El Salvador cuentan con unos 70.000 miembros, de los cuales 17.000 están encarcelados. OSCAR RIVERA (AFP) Como símbolo de pertenencia, los pandilleros se tatuaron los números o letras de sus organizaciones, pero ahora, arrepentidos, quieren "tapar" esas marcas. OSCAR RIVERA (AFP) El director de Centros Penales, Marco Tulio Lima, explica a AFP que en agosto de 2016 comenzaron a "clasificar" a los internos de Gotera que deseaban abandonar la pandilla, con el fin de iniciarlos en el programa "Yo Cambio", que establece reglas de "cero ocio" en los presidios que lo adoptan. OSCAR RIVERA (AFP) Hay un cambio de conducta, de favorecer la rehabilitación. Hay un deseo de abandonar la pandilla de manera definitiva hasta llegar al grado de solicitar el borrado de tatuajes", valora Lima. OSCAR RIVERA (AFP) Hace poco más de dos años, Linares era uno de los cabecillas más violentos dentro del penal, ahora es instructor del taller de panadería, un oficio que aprendió a los 13 años por iniciativa de su abuela. Espera que el número 18 de la pandilla que se tatuó en la frente a los 21 años de edad con tinta negra nunca más se vea, para presentarse limpio ante sus hijos Nathali (6) y Benjamín (4). OSCAR RIVERA (AFP) En 2017 se registraron en El Salvador 3.954 homicidios, según cifras oficiales. Esto supone una tasa de 60 asesinatos por cada 100.000 habitantes, una de las más altas del mundo. OSCAR RIVERA (AFP) En los códigos de guerra entre pandillas, el simple hecho de encontrar un rival con el símbolo de una banda antagónica puede ser una condena de muerte. OSCAR RIVERA (AFP) De los casi 1.600 internos de Gotera, sólo 43 rechazan ingresar a dos iglesias evangélicas lideradas por pastores salidos de las mismas pandillas y que lideran el programa que los capacita en diferentes oficios. OSCAR RIVERA (AFP) Las actividades se desarrollan bajo "medidas extraordinarias" de seguridad, como la prohibición adoptada hace dos años de recibir visitas. OSCAR RIVERA (AFP) Pero en este centro penitenciario se produjo un reencuentro familiar que parecía imposible. OSCAR RIVERA (AFP) Marlon Steward Padilla (40), quien perteneció a la MS-13 y ha descontado 16 años de una pena de 70 por diversos delitos, se encontró con su hijo Julio Alexander (24), de la pandilla rival 18, quien cumple una pena de 20 años por homicidio y afronta un "trauma psicológico". OSCAR RIVERA (AFP) El padre espera ahora recuperar el tiempo perdido. "Me sentí alegre, lo abracé, lo besé y le dije: el tiempo que no te pude dar en la calle, te lo voy a dar aquí", asegura. Ambos comparten celda. OSCAR RIVERA (AFP)