Niños en los toros
En los toros no debería haber toros. Sin ellos, se acabaría esa forma de crueldad todavía legal en 2018. Pero mientras se hace efectiva una abolición reclamada de forma creciente e imparable por la sociedad, alejar a los niños de ella es proteger a esas otras víctimas indirectas e igual de vulnerables. La libertad de unos padres nunca puede terminar más allá del daño a sus hijos. En las ejecuciones publicas se recomendaba que llevasen a los niños para que contemplasen el suplicio y tormento del reo. Entonces lo llamaban justicia y ejemplo, ahora tradición y ejemplo. Por lo demás, hoy como ayer, es violencia.— Julio Ortega Fraile. Barcelona.
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