La Manada anda suelta
Increíble pero cierto. No es justo. Asombro e indignación son emociones que hoy sentimos las mujeres. Desde mi condición de mujer, madre y abuela, reivindico la revisión del Código Penal, y la clarividencia y sentido común a los jueces a la hora de interpretar la ley. Es surrealista que este país presuma de progresista y democrático, mientras deja sueltos a animales crueles, zafios y peligrosos (pues así se autodenominan ellos), dejando en total indefensión a una joven. Es la vuelta a las cavernas, tendremos que salir a la calle con burka, o con la navaja en las medias. Nosotras también somos la manada que inundó las calles el 8 de marzo y seguiremos luchando por la igualdad y la libertad, hasta que la ley sea igual a la justicia.— Rosa María Moreno Martínez. Granada.
La sentencia de la Audiencia Provincial de Navarra para el grupo La Manada solo se puede calificar como “la cruz” de la justicia. Se ha condenado a penas de prisión de nueve años a cada uno de los integrantes del grupo por abuso sexual. La auténtica realidad es que los jueces “no apreciaron” la intimidación necesaria para que el delito fuera por agresión sexual y, por tanto, que la condena obedeciera a una violación grupal. Los magistrados han impuesto una fianza de 6.000 euros a cada uno de los individuos del grupo para conseguir la libertad provisional, al no apreciar riesgo de fuga, hasta que no se pronuncie el Tribunal Supremo. Esta decisión es de las que de verdad provoca una gran alarma social.— Javier Cordero Ruiz. Madrid.
En el caso de la sentencia de La Manada es entendible la indignación de la opinión pública por lo deleznable de la agresión, pero en el caso de los profesionales de la información —o de algunos de ellos— no se puede permitir esa prepotencia, esa soberbia de considerar su propia opinión por encima de los tribunales, expertos en la materia y que conocen el abundante expediente con todo detalle. Entre profesionales, lo menos que se puede pedir es respeto a los que tienen otra especialidad. De las despectivas opiniones de los políticos, sin comentarios.— Enrique Villanueva Vázquez. México DF (México).
Sin duda, una de las amenazas más inquietantes para el Estado de derecho es la transferencia de la justicia desde los tribunales al populacho; es decir, la jauría humana. Pocas cosas ofenden más a un espíritu justo que el ver cómo en España se pretende linchar —y a veces se lincha— a los justiciables desde “la calle”, las redes sociales o los medios de comunicación. Ejemplos hay a docenas. La gente suele además hablar sin conocimiento de causa.— Pablo Alejandre Calviño. Azuaga (Badajoz).
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