Desde 2010, cuando unas riadas fatales asolaron Madeira, la isla ha sabido convertir los fondos europeos en infraestructuras de mitigación del riesgo ante catástrofes naturales difícil de controlar
Funchal -
Sérgio Lopes, geógrafo, frente a una de las medidas preventivas para evitar que las riadas vuelvan a arrastrar piedras y troncos y lleguen a las zonas pobladas.Carlos RosilloAmpliación del puerto de Funchal, que fue construido con los restos de la riada.Carlos RosilloAmpliacóon del puerto de Funchal, que fue construido con los restos de las riadas de 2010.Carlos RosilloAmpliación del puerto de Funchal, que fue construido con los restos de las riadas de 2010 y canal que fue mejorado con fondos comunitarios.Carlos RosilloZona en un parque natural de alta montana, que fue arrasado por los incendios y donde se están repoblando con especies autóctonas que se adaptan mejor a la zona y para prevenir futuras catástrofes naturales.Carlos RosilloEn la imagen, Guida Jesús junto a su madre, Teresa, y a su hijo Tomé, de 20 años, en su casa, que fue destrozada por los aluviones de 2010 en la localidad de Ribeira Brava (al oeste de Funchal).Carlos RosilloBruno Pereira, director regional de Asuntos Europeos y Cooperación Exterior, en Funchal (Madeira).Carlos RosilloGuida Jesús, quien perdió su casa por los aluviones del 20 de febrero de 2010 en Ribeira Brava (Madeira).Carlos RosilloCanal construido con fondos europeos después de las riadas de 2010 en Ribeira Brava (Madeira).Carlos RosilloImagen aérea donde se puede ver la casa de Guida y la nueva construcción del canal para evitar que vuelva a ocurrir la catástrofe de hace ocho años en Ribeira Brava (Madeira) en la que murieron medio centenar de personas.Carlos RosilloZona en un parque natural de alta montana en Madeira, que fue arrasado por los incendios y donde se están repoblando especies autóctonas para reducir el riesgo en las catástrofes naturales.Carlos Rosillo