Los 700.000 refugiados rohingyas de Myanmar que huyeron a Bangladés para escapar a una brutal represión militar se enfrentan ahora a un nuevo peligro: la lluvia. El monzón anual pronto barrerá los campamentos donde esta comunidad musulmana vive en cabañas hechas de bambú y plástico, y construidas a lo largo de colinas empinadas.
En la imagen, una vista del campo de refugiados rohingya de Kutupalong, en Bangladés, el pasado 30 de abril.