
El bebé rohingya que duerme mientras su pueblo, refugiado, se prepara para el monzón
En los asentamientos de Bangladés se extreman las medidas de precaución ante la inminente llegada de la temporada de lluvias


Los 700.000 refugiados rohingyas de Myanmar que huyeron a Bangladés para escapar a una brutal represión militar se enfrentan ahora a un nuevo peligro: la lluvia. El monzón anual pronto barrerá los campamentos donde esta comunidad musulmana vive en cabañas hechas de bambú y plástico, y construidas a lo largo de colinas empinadas.
En la imagen, una vista del campo de refugiados rohingya de Kutupalong, en Bangladés, el pasado 30 de abril.
A. M. Ahad (AP)


Un niño refugiado rohingya transporta agua durante las fuertes lluvias en el campo de Kutupalong (Bangladés) el pasado mes de octubre.
Cada día se necesitan más de 16 millones de litros de agua limpia y se deben construir o mantener 50.000 letrinas para mejorar el saneamiento y evitar riesgo de enfermedades como la diarrea, según estima Unicef.
MUNIR UZ ZAMAN (AFP)
Refugiados rohingya se refugian de la lluvia en el campo de Nayapara, en el distrito de Ukhia, en Bangladés, el 6 de octubre de 2017.
El Gobierno bangladesí no les reconoce el estatus de refugiados, sino de desplazados temporales. Esto hace que no se puedan construir estructuras permanentes para que se instalen.
FRED DUFOUR (AFP)
Un refugiado rohingya carga ladrillos para reconstruir su casa en preparación para la próxima temporada de monzones en el campo de Kutupalong (Bangladés) el pasado 28 de abril.
La llegada de poblaciones desplazadas desde Myanmar a las zonas montañosas de Bangladés se ha acompañado por una gran deforestación para la construcción de viviendas improvisadas. Esto ha eliminado en gran medida la protección de la naturaleza frente al monzón.A. M. Ahad (AP)
Un refugiado rohingya repara el techo de su casa ante la inminente llegada del monzón el pasado 28 de abril en el campo de Kutupalong (Bangladés).
Unas 150.000 personas tienen que ser realojadas, según estimaciones de Acnur, para evitar corrimientos de tierras e inundaciones.
A. M. Ahad (AP)