4 fotosLas cinco peores películas de Harrison FordTiene una personalidad tan marcada como actor que cuando no le apetece estar ahí se le nota mucho. Como en estos casosJuan Sanguino07 oct 2017 - 07:59CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceLa cuarta entrega de la saga llegó tarde (muy tarde, en 2007) y mal (pero que muy mal). Es una de esas películas que da la impresión de que ninguno de los implicados quería hacer y que despertó un sentimiento que un 'blockbuster' de aventuras, y mucho menos uno de Indiana Jones, no debería: lástima, aburrimiento y ganas de que se acabase. Faltaba nervio y ganas de asombrar al público y sobraba Shia LaBeaouf. El chaval se rebeló contra un Spielberg que, en vez de dirigirle, le daba como única indicación que dijese sus frases en el tiempo estipulado. 'El reino de la calavera de cristal' se estampó contra el muro de hormigón de la nostalgia: sus tres predecesoras forman parte de la vida de millones de personas, cuyas expectativas eran sencillamente imposibles de colmar. Pero tampoco es que lo intentasen demasiado, porque hicieron una película en la que no hay historia y los personajes van de un lado a otro sin venir a cuento.Harrison Ford, como Paul Newman, va a morir siendo un señor atractivo. Por eso Hollywood nunca ha tenido problemas en emparejarle con actrices como Anne Heche, 27 años más joven. Ni siquiera su mujer en la vida real, Calista Flockhart, es tan joven (solo tiene 22 menos que Ford). Sin embargo, la energía inquieta de Heche hizo que Ford pareciera más vejestorio cascarrabias que nunca. Esta comedia romántica de aventuras en la selva recurre además a un truco de los 90 que ha envejecido regular: los protagonistas no se soportan, se insultan y se gritan durante dos horas hasta que al final se dan un beso. Eran relaciones basadas en la guerra de sexos y en los reproches. Como en la vida real, vamos. Pero cuando uno va al cine lo que quiere ver es un amor de película.Esta película es Harrison Ford interpretando a Tom Hanks. El drama bienintencionado sobre un hombre que lo tiene todo pero debe reexaminar su vida cuando sufre una enfermedad es tan noventero como los pantalones con corchetes; y Ford es una de las pocas estrellas que no consiguió la nominación al Oscar con un discapacitado mental. Uno se siente ante esta película sabiendo exactamente lo que va a ver y, a pesar de resultar entretenida, satisface solo en la superficie como una cerveza sin alcohol: sabe como una película de verdad, pero en realidad es un artilugio manipulador construido con escuadra y cartabón con su señor blanco arrepentido, su esposa abnegada y su enfermero negro que le devuelve las ganas de vivir. Tom Hanks se habría implicado más, pero a Ford se le nota demasiado cuánto se está aburriendo con los diálogos.De todas las comedias indignas que Ford ha aceptado, esta es la más incómoda de ver. Josh Hartnett y él no se soportaban, y se nota. Según Hartnett, Ford no llevaba bien tener un compañero más joven y le criticaba sistemáticamente. "Yo le odiaba" recordaría Hartnett, "me venía con mierdas como 'ese corte de pelo no es de policía'. Quizá sea el tipo más agradable para el resto del mundo". En una ocasión se pasaron una hora entera metidos en un coche esperando a rodar sin dirigirse la palabra. Ford argumentó que "estos dos personajes no son colegas, trabajan juntos pero no se entienden en absoluto. Me pareció que eso reflejaba muy bien nuestra relación [en la vida real], así que opté por no modificarlo". Como sus personajes, Harrison Ford siempre es profesional, tiene poca paciencia y no se anda con diplomacias. Haberse convertido en un mito trasladando este carácter áspero al cine comercial es una hazaña única.