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“Sex”, “Sec” o “Cesc”. Las variantes que se han escuchado del nombre del futbolista catalán son abundantes y pocos —catalanoparlantes aparte, obviamente— daban con la pronunciación correcta que no es otra que “Sesk”. Inicialmente el de Arenys de Mar (Barcelona) llevaba su nombre en la camiseta —así jugó por ejemplo el Mundial de 2006— pero la antigua obligatoriedad en la Premier de llevar en la camiseta el apellido le hizo empezar a usar el Fàbregas cuando debutó con el Arsenal, aunque él intentó evitarlo. Así que los más prudentes descubrieron, como si de un apacible refugio se tratara, que se podía evitar el Cesc, mucho más difícil, y se abrazaron a ese nuevo jugador que era sencillamente Fàbregas.
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20 deportistas cuyo nombre no pronunciamos bien ni de casualidad

Tener que mencionar a Mbappé y Vrsaljko nos pone en un aprieto. Ni siquiera Muniain se libra de los errores

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