En 1998 los cirujanos implantaron a Warwick un chip con tecnología RFID bajo la piel. Es la misma tecnología que, por ejemplo, utiliza Inditex para identificar cada prenda. Con ella, controlaba la puerta y la luz de su despacho. Cuatro años más tarde le fue implantado otro chip en su brazo izquierdo para conectar su sistema nervioso a un ordenador y manejar una mano mecánica. Tras semanas en las que no pasó nada, fue capaz, finalmente, de abrir y cerrar el puño tan solo con la mente.
Para su siguiente experimento implantó un chip en el brazo a su esposa. Así, Warwick podía sentir en su extremidad cualquier presión o movimiento en el de ella. Warwick también ha recorrido el camino inverso.