
Hoy te has cruzado con un cíborg y no te has dado cuenta
La tecnología permite al ser humano recuperar habilidades perdidas, pero también adquirir nuevas. Así son los primeros transhumanos


“Es como haber descubierto un continente nuevo: hay peligro y riesgo pero también avances emocionantes”, sostiene Warwick en declaraciones a EL PAÍS vía correo electrónico. Warwick asegura que la conexión directa del cerebro humano a Internet será el gran hito de esta ciencia. “La comunicación entre cíborgs y máquinas, a través de la mente, lo cambiará todo”, continúa. Sus estudios han ido en esa dirección.
Kevin Warwick
En 1998 los cirujanos implantaron a Warwick un chip con tecnología RFID bajo la piel. Es la misma tecnología que, por ejemplo, utiliza Inditex para identificar cada prenda. Con ella, controlaba la puerta y la luz de su despacho. Cuatro años más tarde le fue implantado otro chip en su brazo izquierdo para conectar su sistema nervioso a un ordenador y manejar una mano mecánica. Tras semanas en las que no pasó nada, fue capaz, finalmente, de abrir y cerrar el puño tan solo con la mente.
Para su siguiente experimento implantó un chip en el brazo a su esposa. Así, Warwick podía sentir en su extremidad cualquier presión o movimiento en el de ella. Warwick también ha recorrido el camino inverso.
kevin Warwick
En 2008 implantó células neuronales de ratones a un robot móvil. El impulso eléctrico de la máquina penetraba en las neuronas y se transformaba en órdenes. Estas células vivas formaban conexiones, lo que permitía a la máquina rodante la capacidad de aprender. Su principal habilidad consistía en evitar obstáculos, técnica que perfeccionó durante los tres meses, aproximadamente, de vida de las neuronas.
Kevin Warwick
Los electrodos identifican las partes del cerebro que se activan para dar las órdenes y las transmiten por 'bluetooth' a los robots aéreos. Hasta ahora han conseguido que los drones se extiendan por un área, se reagrupen o rodeen un objetivo. Además de los fines militares, el control mental de vehículos podría utilizarse en logística, ayuda humanitaria y en labores de salvamento.


Cannon es cofundador de Grindhouse, un colectivo que desarrolla dispositivos implantables. Además del chip, Cannon porta un dispositivo de almacenamiento de datos y GPS conectado al móvil. En la oreja, lleva instalado otro al que envía sonidos que resuenan en su cabeza. En la mano lleva implantado, un led rojo y un imán con el que siente los campos electromagnéticos. Todo de manera experimental con un fin: llegar a ser 100% artificial algún día.

Dancy asegura que todos los datos recabados por más de 2.000 sensores, le ayudan a ser consciente de sus actos y a tomar decisiones en su vida. Todo empezó como un proyecto para controlar su peso.
Chris Dancy
Además de medir su tensión, la concentración de oxígeno en sangre o el latido de su corazón, le permiten interactuar con su coche y con su casa. En ella ha instalado un termostato inteligente que sabe cuándo está en casa. Por ahora Dancy descarta implantar la tecnología en su cuerpo. “La idea de estar permanentemente conectado no me seduce. Yo quiero tener el control de lo que quiero medir”, asegura.
Chris Dancy

Muñoz no pretende encontrar una aplicación práctica al invento sino explorar campos sensoriales a los que el ser humano no tiene acceso. “Estamos ante el inicio de una nueva forma de creación artística, el percepcionismo, tú decides qué quieres percibir. Tú eres el artista, la obra y tu propio espectador”, dice.
Neil Harbisson
Este sistema capta la frecuencia que cada tonalidad genera y la transforma en una vibración en su cabeza. Así es capaz de distinguir colores, como los infrarrojos o los ultravioleta, que los demás humanos no percibimos. Su objetivo es seguir ampliando su apreciación hacia los rayos X y gamma.
Hector Adalid
También se han aventurado a dominar el tiempo, para ello han creado un órgano del tiempo. Se trata de una corona de silicona térmica con doce resistencias (en la imagen) que se van calentando según la hora. "Si son las doce, el calor estará justo en mi frente, si son las seis, lo hará en la nuca", apunta Harbisson. "Esto hará posible controlar la percepción del tiempo", continúa.
Cyborg Foundation

Al igual que Harbisson, experimenta con fines artísticos. “Hay terremotos cada ocho minutos. Por eso decidí conectar mi cuerpo a los sismógrafos. La Tierra se ha convertido en la coreógrafa de mis danzas”, continúa. Ahora va a implantarse un chip para notar los 'lunamotos' (movimientos sísmicos lunares) en los pies. “No hace falta ir a la Luna para poder pisarla, podemos llevarla en nosotros. Mi cuerpo estará en la Tierra, pero mis pies allí arriba”, agrega.
Lars Norgaard
A juicio de Ribas y Harbisson, los humanos ya actuamos como cíborgs psicológicos por el uso de los smartphones. “Nos quedamos sin batería en vez de decir que nuestro móvil se queda sin batería. Hablamos de tecnología como parte de nuestra vida. El próximo paso es que será parte esencial de nuestra biología”, concluye.
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