Foto estival del hayedo de 125 hectáreas ubicado en el término municipal de Montejo de la Sierra en el que viven 120.500 árboles, de los que 38.500 son hayas.Luis SevillanoRoble albar y hiedra, que alcanza la copa del árbol par encima de sus hojas más elevados y convive con él.Luis SevillanoHaya viva dominante y otro ejemplar muerto. El empuje mecánico del viento ha sido superior al anclaje de las raíces.Luis SevillanoSección de un melojo que permite conocer su historia desde que nació. La anchura de sus anillos indica como fueron las condiciones climáticas de cada uno de los años de su vida.Luis SevillanoHaya con una rama lateral muy baja que atraviesa todo el cauce del río Jarama. Esta morfología es resultado de la eliminación por el hombre de la vegetación de ribera y también de que creció aislada cuando el hayedo era una dehesa con baja densidad de árboles por hectárea.Luis SevillanoLas intensas lluvias del mes de julio han provocado el nacimiento de setas fuera de temporada. En la imagen una de ellas destaca sobre la hojarasca de melojos y hayas, la capa nutricia que permite la evolución del suelo.Luis SevillanoHaya centenaria rodeada de una elevada densidad de árboles de la misma especie. Sus raíces de mayor grosor han quedado descubiertas con el paso de los siglos.Luis SevillanoLiquen corticícola, popularmente conocido como musgo del roble, aunque también vive en los pinos. Se encuentra sobre una capa de hojarasca de hayas.Luis SevillanoImagen del hayedo donde destaca la torre utilizada por el equipo de científicos que investiga el desarrollo del paraje.Luis SevillanoRama de haya que no muestra los efectos de la helada que sorprendió al hayedo este año cuando comenzaban a aparecer los nuevos brotes.Luis SevillanoEl haya de la Roca, el ejemplar más emblemático en una noche en la que falta la luminosidad de la luna. Es un ejemplar que requiere una intervención para apoyar su vigor y que no siga el camino de otras compañeras centenarias que han caído en la última década.Luis Sevillano
