El debate de las tres opciones del PSOE, al menos nos ha dejado algo original y positivo. Por primera vez se sacan los trapos sucios unos a otros, se dicen las cosas a la cara y delante de todo el país. Yo no recuerdo una vida parlamentaria en la que no haya una autocensura, un acuerdo de no hacer sangre o una mentira oculta en el sentir del que habla. Y eso es lo positivo de un debate, que salgan todos los problemas de cada uno. Aunque se demuestre la división del partido, una lección nos han dado, quizá sin saberlo ellos mismos. Ahora ya pueden empezar un plan de partido común que hace mucha falta.César Moya (Madrid) FOTO: Eva Ercolanense (AFP)He seguido atentamente todo lo que ha ocurrido en el PSOE desde diciembre de 2015 y estoy seguro de que, si Pedro Sánchez se convierte en secretario general, va a haber un descalabro con grandes repercusiones para este partido. Sánchez consiguió unos pésimos resultados pero, lejos de aceptar su derrota, prefirió enrocarse en el no al PP y causar el mayor atasco político de toda la democracia española. Cualquier otro, con derrotas electorales menos abultadas que la suya, habría dimitido. Pero él no. Su visión irreal de que PSOE, Ciudadanos y Podemos podrían llegar a un acuerdo de gobierno se prolongó durante largos meses estériles. Finalmente tuvo que ser apartado por su propio partido porque su negación absoluta a dialogar con el PP amenazaba con provocar unas terceras elecciones. Si la primera etapa de Sánchez fue mala, es seguro que una segunda sería mucho peor. Pocos políticos en nuestro país han demostrado una incapacidad para dialogar, una obstinación y una irracionalidad tan grandes como la suya. Ahora está muy resentido y quiere venganza. En realidad, a Pedro Sánchez no le importa que caiga su partido o que España no tenga Gobierno. Su objetivo es únicamente él mismo, su afán de poder y salirse con la suya.Luis Ignacio Pérez (Zaragoza) FOTO: Mariscal (EFE)Mantengo desde hace tiempo que el problema del PSOE no es de líderes, sino del proyecto que compre la sociedad. Tanta política de centro cuando gobiernan motivan la desafección del votante. Si quieren votar izquierda saben que este partido no les representa. Es una cuestión más sociológica que política. Lo que dijo Manuel Valls vale para sus homólogos de aquí. Dicho esto, el elector del futuro líder debe de saber que estará eligiendo una alternativa de Gobierno y no solo a quien dirija el partido, porque mientras haya vida habrá esperanza.Dionisio Rodríguez (Madrid) FOTO: Eva Ercolanense (AFP)
